A tres semanas de tomar la decisión de dejar el equipo en manos de Paulo Ferrari, la dirigencia de Central se vio obliga a rectificar y buscar a Diego Cocca. La crisis deportiva abrió diferencias en la Comisión Directiva y se deteriora la representación del presidente Rodolfo Di Pollina, único  impulsor de traer al sucesor de Edgardo Bauza. El equipo está condenado a jugar por la permanencia la próxima temporada de Superliga que tendrá solo 23 fechas pero además deberá hacer frente a partidos de Copa Libertadores el próximo mes.

Como adelantara Rosario/12 en la edición del pasado martes, Ferrari se fue de Central luego de perder con San Lorenzo. No quiso renunciar y lo echaron. Di Pollina, el único entusiasta por llevar al inexperto entrenador al principal cargo deportivo del club, no pudo sostener la presión que generó la presencia de Ferrari como entrenador sin ganar ningún partido y eliminado de Copa Argentina por el débil Sol de Mayo.

Lo que la dirigencia hizo en las últimas horas es lo que debió hacer cuando echó a Eduardo Bauza tres semanas atrás: buscar a Cocca. Ferrari hizo ayer un último esfuerzo por sostenerse en el banco pero finalmente debió resignarse, al igual que Mauro Cetto, quien se desvinculó de su cargo de manager de Central, afectado también por la crisis.

Juan Antonio Pizzi no dio señales de estar dispuesto a venir, quizá porque no tiene buena relación con las autoridades del club, y todos los caminos conducieron a llamar a Cocca, hombre del omnipresente representante de jugadores del fútbol argentino Christian Bragarnik.

Los dirigentes tuvieron con Bragarnik fluida relación por la contratación de Eduardo Coudet como técnico y allí el intermediario logró relevante injerencia en Arroyito entre 2015 y 2016.

La directiva se había interiorizado días atrás de las condiciones para lograr la contratación de Cocca y los detalles se terminarán de acordar hoy con su representante. Se busca un acuerdo rápido para lograr la llegada a la ciudad del nuevo técnico en las próximas horas.