Tres años después de su último recital en la Argentina, en el Estadio Único de la Ciudad de la Plata, Paul McCartney regresó al país de la mano del Freshen Up Tour, con el que presenta su más reciente álbum, Egypt Station (2018). O al menos ésa es la intención. Y es que de la cuarentena de canciones que constituyeron el repertorio de este show, tan sólo cuatro fueron de su décimo sexto álbum de estudio. Al tiempo que otras tantas pertenecen a su obra solista, siete a Wings y la veintena restante a los Beatles. Lo que es curioso porque ahora que se acerca la celebración de las cinco décadas de la aparición de su primer trabajo unipersonal (sucederá en abril de 2020), McCartney, una suerte de “Yoko Ono discográfico” para los fans del cuarteto de Liverpool, debido a que sentenció la separación de la banda, el músico de 76 años se ha dedicado a revisitar cada vez más el todavía sustancioso cancionero que firmó con John Lennon. Aunque esto fue responsabilidad de su primera esposa, Linda, quien en esta ocasión, a diferencia de las dos anteriores giras, no tuvo epitafio en el show. 

Sucede que cuando comenzó a desarrollar su carrera solista, Macca se negaba a tocar canciones de los Fabulosos Cuatro, lo que le rompió el corazón a sus seguidores. Pero paulatinamente, gracias a la recomendación de su compañera de vida y proyectos musicales hasta 1998 (el pasado 12 de marzo se cumplió medio siglo de su casamiento), año en el que falleció como producto de un cáncer de mama, se fue amigando con esos temas. Quizá demasiado y de forma redundante. Si bien el imaginario Beatle es moldeable y cambiante, por lo que nunca nadie quedará conforme, la realidad es que esta selección de clásicos fue más o menos parecida, como propuesta, a la de su último tour, One on One. Al punto de que comenzó con “A Hard Day’s Night”, y, tras hacer “Junior’s Farm” de Wings, que reemplazó a “Save Us” (también de ese grupo), siguió con “All My Loving” y “Letting Go”, esta última de Wings (donde apareció la terna de caños Hot City Horns entre el campo). Ahí recién vino un punto de inflexión, al momento de presentar “Who Cares”, single de su nuevo disco. 

Pese a que esta canción vino a sustituir del setlist anterior a “Temporary Secretary”, incluido en McCartney II (1980), en el que flirtea con la música electrónica, lo que tienen en común ambos temas es el claro sentido de contemporaneidad del músico inglés. De lo que dejó testimonio en 2016 cuando juntó fuerzas con Rihanna y Kanye West para crear “FourFiveSeconds”: su track más escuchado en Spotify, con más de 500 millones de reproducciones (aunque prescindió de éste en la gira), seguido por “Wonderful Christmastime”, que tampoco fue parte del repertorio, y “Band on the Run”, que sí hizo. No obstante, mientras llegaba ese instante, Sir Paul desempolvó uno de los clásicos más artesanales de los Beatles (con la vuelta de la terna de caños, esta vez en el escenario), “Got To Get You Into My Life”, partícipe del disco Revolver (1966) y que definió un estilo radiante de tallar el pop. A tal punto que impactó en la generación de bandas británicas de los noventa. Para luego enlazarla con su presente a través de la novel “‘Come On To Me”. 

Como bien advirtió al comienzo de la ceremonia el artista que inmortalizó el bajo Hofner (al que levantó a manera de símbolo en “Back in the U.S.S.R.”) con forma de violín, aunque a lo largo del recital pasó por el piano, la guitarra eléctrica y también por la acústica, iba a tocar temas nuevos, viejos y del medio. De esta etapa rescató “Let Me It Roll It”, de Wings, que mechó en su cierre con “Foxy Lady”, de Jimi Hendrix. A la que le secundaron el R&B a lo Beatle “I’ve Got a Feeling”, otra exquisitez de Wings como “Let ‘Em In” (nuevamente con el soporte de los caños) y una canción dedicada a su actual esposa, Nancy Shevell, que estaba entre el público: “My Valentine”. Inmediatamente volvió al grupo que fundó con Linda para interpretar la cabaretera “Nineteen Hundred and Eighty Five”, y al disco McCartney, de donde evocó la desgarradora “Maybe I’m Amazed”. A continuación mostró su veta folk con “I’ve Just Seen a Face” de los Fab Four, y en esa misma dirección se remontó aún más atrás, a la prehistoria de los de Liverpool, con “In Spite of All the Danger”. 

De su obra solista hizo algunos temas más: “Dance Tonight”, del que destacó la coreografía de su baterista, Abe Laboriel Jr, a quien Macca le dedicó el tema a razón de su cumpleaños. Además de “Here Today”, del disco Tug War (1982), y “Queenie Eye”, del New (2013), a los que alternó con clásicos de los Beatles del temperamento (o en realidad de varios en conviviendo en simultáneo) de “From Me To You”, “Love Me Do”, “Black Bird”, “Lady Madonna” y “Eleanor Rigby”. Si bien en uno de los pasajes iniciales de su vuelta a Buenos Aires, la segunda parada del Freshen Up Tour en Sudamérica, que comenzó el miércoles pasado en Santiago de Chile y que ahora viajará a Brasil, este zurdo ilustre había anunciado que se venía una fiesta, la promesa empezó a concretarse con otro de los singles de su nuevo trabajo, “Back in Brazil”: dialéctica entre los moderno y lo popular. Y remontó con “Ob-La-Di, Ob-La-Da” y “Band on the Run”. No obstante, en el medio hubo recordatorio a su amigo George Harrison, con ukelele en mano, del que hizo “Something”. 

Aunque el público ya estaba prendido fuego a esta altura de la cuarta visita de Paul McCartney a la Argentina, fue en “Live and Let Die” que recién apareció la pirotecnia. Todo esto tras “Let it Be” y previo a “Hey Jude”, que unió al público, más allá de las diferencias generacionales, en un mismo sentimiento. Pero no sería el último. Al regresar al escenario, el músico, acompañado por una banda impecable y fiel desde hace ya varios años, a los que se sumaron los Hot City Horns, que marcaron la diferencia en esta ocasión, pues enaltecieron los temas de los que fueron partícipes, aludió a un cierre que ya se transformó en una tradición. De esta manera, arrancó con “Birthday”, levantó vuelo con la versión revolucionada de “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, subió a la estratosfera con “Helter Skelter” y se convirtió en una oda interestelar con el potpurrí manufacturado por “Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y “The End”. A pesar de que hay Macca para todos los gustos, lo cierto es que lo hay para rato. Y eso lo adelantó él mismo: “Nos vemos pronto”.