Es la tercera vez que enfrentará al socialismo en una interna del Frente Progresista, por lo que ya está curtida en esa faena. Ella, que se enorgullece de haber fabricado su nombre político sin padrinos, que ahora descree de los partidos -y solo reverencia a sus referentes, Yrigoyen, Illia y Alfonsín-, está segura de haber reinventado el rol del concejal municipal. Le gusta enumerar sus mejores épicas: el cierre de cabarets y whiskerías, la defensa de los usuarios de la EPE, de las víctimas de Salta 2141, nocturnidad, género… y los temas brotan sin pausa de su boca. Con más de veinte años de militancia, María Eugenia Schmuck asume que aprendió a enojarse menos y ser más eficaz en los temas que la involucran en el Palacio Vasallo, adonde este año buscará renovar mandato. Pero, claro, no se conformará solo con entrar en la lista final del FPCS. Quiere ganar las PASO con Pablo Javkin y que ambos sean la carta renovadora de la coalición gobernante. Para ello deberán superar a las candidatas del PS, Verónica Irízar y Susana Rueda. "El ciclo socialista está cumplido", sentencia Schmuck y reclama: "Si no hay alternancia, entonces no es un frente político".

-¿Cómo ha sido esa evolución de rival interna en un frente hegemonizado por el PS?, preguntó Rosariol12.

-La primera vez me lancé sin un mango y sin apoyo de la UCR. Y nunca lo tuve. He sido siempre rebelde en la estructura orgánica del partido. Discutí mucho la forma en que se definían las candidaturas, y cuando lo hice en 2011 fue cuando empezó la boleta única. Me hice un lugar militando mucho por los derechos de mujeres en un partido super machista. Antes, cuando los partidos candidateaban, ser mujer y joven era razón para que en la UCR no se pudiera.

-Y después tuviste que enfrentar la hegemonía socialista en el FPCS.

-Sí, la militamos a pulmón, parecía que no entraba y entré tercera. Ya en la segunda, con 4 años como concejala, ya había hecho un recorrido por temas importantes para la ciudad, el cierre de cabarets y whiskerías que se aprobó, ordenanzas vinculadas a la devolución del dinero de los usuarios de la EPE en un año de muchísimos apagones, auditorías sobre obras públicas. Salta 2141, donde me super involucré porque los deudos me hicieron dar cuenta de que juntaba firmas por la EPE y no por Litoral Gas que había causado semejante catástrofe. Tenían razón y eso me puso ahí. Creo que construí una forma de ser concejal que hoy quizás la tienen muchos. No es hacer solamente normativas. Eso es poco, es hacer la plancha. El concejal debe estar 24 horas y 365 días disponible, porque el sueldo nos lo paga la gente. Mi celular lo debe tener toda la ciudad. Muchos me conocen por el boca a boca. Donde hay lío me meto: estoy con los alumnos estafados con el viaje a Bariloche, tramitando con los que no tuvieron solución con la Secretaría de Turismo; con los estafados por las fiestas de 15, que ya organizamos 22 cumpleaños el año pasado, el fortalecimiento de centros comerciales a cielo abierto.

-¿Qué reflexiones dejan esas compulsas?

-Aprendí a enojarme menos y a ser más efectiva en lograr resultados para la gente. A tener templanza ante la burocracia, las vueltas. Hoy la mayoría de los funcionarios me atienden el teléfono, algunos resuelven y otros no, pero siento que respetan mi laburo.

-¿Cómo se hace para renovar el mensaje de una fuerza, el FPCS, que gobierna hace casi 30 años?

-Las respuestas tienen que ser nuevas, y para eso hace falta gente nueva. Creo que el socialismo tiene un ciclo cumplido. Treinta años lo demuestran, aunque lo respeto mucho y ha hecho muchas cosas por esta ciudad que he compartido, acompaño y seguiré acompañando si nos toca ganar. En cualquier lugar del mundo eso desgasta, quita ganas de escuchar al vecino. Las demandas del vecino son para mejorar, no para contestar que hace 30 años que hacen eso y les va bien.

-¿Pero la gente no te identifica como parte del frente oficialista?

-No, porque nunca fui socialista, siempre competí contra ellos. Nunca me puse del lado del gobierno municipal si consideraba que el vecino tenía razón. Uno es oficialista cuando tiene posibilidad de definir sobre todos los rumbos de la ciudad, y yo nunca lo tuve. Siempre di la discusión sobre las políticas en el FPCS. Siempre tuve libertad, no tengo padrinos en la UCR, mucho menos permitiré que otro partido me ordene.

-¿Pagaste costos internos por esa actitud crítica?

-Sí, hasta que reconocen que las críticas son constructivas pasan años. Hay funcionarios que me señalan como la que siempre marca los errores, pero para eso estamos en política. Ya no creo en los partidos políticos como estructuras ideológicas. Son espacios de aglomeración de candidatos y de grupos. A menos que sea un partido nuevo y puro, en el caso de la UCR y el PJ hay tantas ideologías a su interior que no se pueden definir como partidos. Me identifican más las personas que hicieron grande a la UCR que la UCR misma, soy alfonsinista, irigoyenista y de Illia, esos son mis referentes. Sobre todo Alfonsín, que hoy si resucitara volvería a morirse de un infarto con tantos que lo invocan para justificar cosas que jamás hubiera avalado.

-¿Por qué no te fuiste entonces?

-Porque las peleas se dan adentro. Irme sería el camino más fácil. Ojo que en la provincia somos muchos más los que no estamos en Cambiemos que los que sí.

-¿Qué opinás de la política de alianzas del FPCS en el Concejo?

-En algunas cuestiones la comparto porque tiene que ver con la gobernabilidad. Muchas veces tendría otras estrategias, de hecho lo hice: en 2015 después de haber sido protagonista con Pablo para que el FPCS ganara las elecciones, creíamos que yo tenía que presidir el Concejo y sin embargo tuve aliados mucho más leales en espacios fuera del FPCS, como Fer Gigliani, Ciudad Futura, Osvaldo Miatello. Los verdaderos acuerdos se construyen por definiciones ideológicas y estrategias políticas, pero no deben hacerse a último momento. Es una construcción más lenta y a más largo plazo. No podés ir a buscar a un partido político para que te vote algo cuando ya tenés definido todo de antemano. Si con Pablo ganamos la interna, no vamos a repartir cargos desde un pedestal, vamos a abrir el espacio a los mejores. Hay gente super valiosa que tendría en mi gobierno aunque electoralmente competimos. Eso haría cambiar la política, dejaría atrás a los partidos que no abren sus puertas a los mejores, los más comprometidos.

-¿Tu próxima misión como concejal?

-Quiero generar ordenanzas que se discutan tranquilmente y que son muy difíciles. Nocturnidad es una, que este año estuvimos muy cerca de sacarla. No soy necia y sé que un proceso electoral haría que la discusión no sería sincera. Por eso no la promuevo ahora y dejo que pase para que no se tiña de mezquindades políticas. Habilitaciones, porque el Estado debe acompañar al emprendedor, no perseguirlo y ni buscar sancionarlo. Discutir el sistema de transporte en serio, en términos de presupuesto. Un buen sistema TUP y que sea barato transforma la vida de la gente. Así como alguna vez Rosario se animó a invertir 25% en salud pública y hoy es reconocida en todo el país, también debe hacerlo con el transporte público.

-¿Tu objetivo de mínima?

-Yo quiero ganar, que Pablo sea el candidato a intendente y yo liderar la lista de concejales. Sé que remo en dulce de leche, pero no subestimo a los vecinos. Creo que la gente ya dijo que es tiempo de otros. El socialismo debe aprender que la alternancia es fundamental para la vida democrática, si no no es un frente.