De vuelta a la actividad política luego de los días que pasó en Cuba acompañando a su hija Florencia, la ex presidenta Cristina Kirchner hizo durante el fin de semana dos gestos fuertes en pos de la unidad del peronismo. Uno, concreto, bajó la lista de Unidad Ciudadana en Córdoba que llevaba como candidato a gobernador al diputado Pablo Carro, en una señal de apoyo a la reelección de Juan Schiaretti, hoy convertido en algo así como el jefe del espacio Alternativa Federal. La otra acción, más simbólica, fue expresar su solidaridad con Sergio Massa por el extraño robo de notebooks y material de campaña sufrido en sus oficinas. “El espionaje político que se vive en nuestro país es francamente intolerable”, escribió la ex presidenta en Twitter. Massa le respondió: “Trabajar para una Argentina diferente es una responsabilidad de todos”.

El kirchnerismo en Córdoba es minoritario pero conserva un núcleo duro que ronda el 10 por ciento. A veces saca más, a veces un poco menos. Con todo, ese porcentaje, si bien queda lejos de la posibilidad de ganar el distrito, sirve para sumar legisladores provinciales y hasta algún diputado nacional, como es el caso del propio Carro, un sindicalista de la CTA que en esta ocasión se presentaba para la gobernación.

Algunos dirigentes de Alternativa Federal habían subrayado la presentación de esa lista de Unidad Ciudadana en Córdoba como una señal de que a la ex presidenta en verdad no le interesaba la unidad sino que se movía de acuerdo a sus intereses, que en este caso serían obtener algunos legisladores y entorpecer la reelección de Schiaretti quitándole votos peronistas. Desde el kirchnerismo, en cambio, sostenían que nunca hubo un interés de parte de la gobernación por acercar una propuesta, cosa que sí había hecho con otras fuerzas como el socialismo y el GEN de Margarita Stolbizer, que integran la coalición que postula a Schiaretti. El gobernador prefirió arrimar a sus listas a algunos kirchneristas de manera individual como el intendente de Villa María, Martín Gill, y el ex candidato a gobernador Eduardo Accastello.

Pero en las últimas horas operadores de ambos sectores acercaron posiciones y Cristina Kirchner, sobre el filo del cierre de listas, tomó la resolución de bajar la lista de Unidad Ciudadana para las elecciones convocadas para el 12 de mayo. “Siempre sostuvimos que el objetivo principal de nuestro es lograr que este 2019 sea el último año que el macrismo gobierne nuestros destinos”, explicó Carro en Twitter. Ayer difundió una carta a la militancia explicando que la decisión “es producto de una estrategia nacional”. Ayer, el candidato del macrismo en Córdoba, Mario Negri, habló de un “acuerdo” entre Schiaretti y CFK, para ganar adhesiones entre el antikirchnerismo cordobés. “No hemos hablado ni vamos a hablar con Cristina”, le respondió el titular del PJ provincial, Carlos Caserio. El gesto, es evidente, partió de la ex presidenta.

El otro tuvo que ver con la rápida solidaridad expresada a Massa, luego de que denunciara un robo a sus oficinas ubicadas sobre avenida Del Libertador al 800, en Retiro. El jefe de campaña del Frente Renovador, Diego Bossio, reclamó que “le pedimos a la Justicia y al Gobierno que se investigue, porque es un hecho grave”.

La ex presidenta subió a las redes una nota donde se relataba el hecho y recalcaba lo “intolerable” del espionaje político, que le tocó sufrir en más de una oportunidad con la difusión de escuchas ilegales. Massa le respondió a través de la misma red social, un dato que ayer fue muy comentado como una señal de acercamiento entre ambos. En verdad, dentro de Alternativa Federal, Massa es quien muestra más receptivo a un posible acuerdo con la ex presidenta.