“Vivo el amor de una forma profundamente sentida”, asegura Soriano. Y en eso se parece a su personaje de ficción en Rotos de amor: El Mudo, un visitador médico que ama y extraña a su esposa fallecida. Sin poder hablar, de ahí su apodo, sólo puede expresarse a través de gruñidos que son traducidos por su colega y amigo Berlanguita (Gustavo Garzón), quien pasa las tardes, con un ramo de flores en la mano, observando a la mujer de la que está enamorado, y con la que nunca habla, por miedo a ser rechazado. Por su parte, Rodríguez (Osvaldo Laport), Secretario General del gremio de los visitadores médicos, tampoco lo pasa mejor. Su esposa se separó de él, y se enamoró de su profesor de tango. Y Artemio (Víctor Laplace), el último integrante del cuarteto desafortunado en el amor, planea todo tipo de estrategias para volver a conquistar a su mujer, quien lo echó de la casa por sus ronquidos. Escrita por Rafael Bruza, y dirigida en esta versión por Andrés Bazzalo, Rotos de amor deriva en una comedia divertida, tierna y profunda al mismo tiempo. Muestra, a través de historias particulares, la intensidad con la que se vive el amor y, de igual manera, el desamor, a través de cuatro amigos que buscan en su amistad un consuelo para mitigar sus penas. “El amor que siente El Mudo por su mujer es el mismo que yo siento por la mía”, sostiene el actor. En la obra aparecen distintas formas de amar, pero hay una especialmente con la que dice identificarse. “El personaje de Laport se pelea con la mujer, pero no explica por qué, y al final dice: ‘Volví a hablar con mi mujer y la quiero más que nunca. Y yo creo en eso, porque a mí me ha tocado ese tipo de amor. En cambio, la historia que interpreta Gustavo no me interesa, porque su personaje tiene un amor ajeno, lejano e imposible”. En tiempos en los que está en vías de extinción el machismo que formateó a los hombres para que reprimieran sus emociones, la obra de Bruza adquiere total vigencia al mostrar a cuatro hombres que lloran, se abrazan y sufren, rompiendo así con todo lo prescripto por el mandato de la masculinidad. “Esto ha cambiado”, advierte Soriano. “Hoy los hombres y las mujeres somos pares, con identidades diferentes. Alguien puede ser de un género femenino o masculino, e incluso pasar de un género al otro. La lucha contra el machismo libera los sentimientos del hombre.”

* Rotos de amor puede verse en el Teatro Picadilly (Corrientes 1524), los viernes a las 21.30, los sábados a las 20.30 y 22.30 y domingos a las 20.30.