Los ciudadanos israelíes votan hoy en unas disputadas elecciones generales en las que, según los pronósticos, el primer ministro Benjamin Netanyahu peleará cabeza a cabeza con el general Benny Gantz. No obstante, los sondeos indican que ninguna de las plataformas de los candidatos tendrá los escaños suficientes en el Parlamento como para poder imponerse en solitario. 

Netanyahu –quien buscará un cuarto mandato consecutivo– y Gantz –novato en política– exprimieron sus últimas horas de campaña. El actual premier se hizo ver ayer en el popular mercado de Mahané Yehudá, en el centro de Jerusalén, y anteayer había enfatizado su mensaje de que “el gobierno de derechas está en peligro”. Asimismo en el último minuto sacó un as de la manga al afirmar que estaba dispuesto a anexar las colonias israelíes de Cisjordania, territorio palestino ocupado desde hace más de 50 años por Israel. Estas colonias instaladas en los territorios palestinos ocupados por los israelíes desde 1967 son ilegales desde el punto de vista del derecho internacional y una gran parte de la comunidad internacional las ve como un gran obstáculo para la paz. 

En esta recta final de la campaña, Netanyahu, acusado de corrupción, busca movilizar a los electores de derecha para que voten a su partido, Likud. “En el próximo mandato, si gano, aplicaré la ley israelí; espero que por acuerdo, quiero hacerlo de manera gradual para conseguir un acuerdo con los estadounidenses sobre ello”, dijo Netanyahu en una entrevista con el canal 13 de noticias citada por el diario The Times of Israel. Esto implicaría de facto la anexión de parte de Cisjordania. En la entrevista del domingo, aseguró que no solo estaba hablando de los grandes bloques de colonias. “Todos los asentamientos. Toda el área de los asentamientos”, especificó. El mandatario expuso que durante el tiempo de la administración del anterior presidente estadounidense, Barack Obama, no fue posible dar este paso, pero ahora, con Donald Trump en la Casa Blanca, la situación ha cambiado. Washington no hizo aún declaraciones al respecto.

Muchos israelíes seculares o de izquierda están preocupados porque un nuevo gobierno de Netanyahu podría convertirse en el más derechista y militarista de la historia, particularmente teniendo en cuenta la relación que tiene el premier con el partido de extrema derecha Poder Judío. 

Benny Gantz, su principal rival de la coalición de centro derecha Azul y Blanco, declaró ayer en la radio del Ejército que Israel debe elegir entre una dirección de unidad y esperanza o una de extremismo bajo el mando del actual primer ministro. “Hay una necesidad de cambio, y hay una posibilidad de cambio”, dijo a la radio militar el otrora Jefe del Estado Mayor.

El general de 59 años pone de relieve además su imagen reconciliadora, después de las divisiones que han surgido, según él, durante los años Netanyahu. “La gente lo sabe bien. No es la derecha la que está en peligro. Es Netanyahu quien está en peligro”, dijo. 

Los últimos sondeos situaban el viernes codo a codo a Likud y a la alianza Azul y Blanco. Pero los posibles 30 escaños que podrían obtener cada uno los dejan muy lejos de la mayoría absoluta (61 de 120) y tendrían que aliarse con otras formaciones. Las proyecciones de voto para las otros partidos son más bien favorables a un bloque de derechas, dirigido por Netanyahu.

Preguntado acerca de si podría aliarse con otros partidos en una futura coalición para formar gobierno, Gantz dijo: “Básicamente, no excluyo a nadie, pero tienen que apoyar la ideología sionista, ser democráticos y no ser racistas”, citado por el diario israelí Haaretz.  En un evento con personas angloparlanes la semana pasada, el candidato se rehusó a contestar si apoyaba la creación de un estado palestino. “Tenemos que mantener el Valle del Jordán como frontera de seguridad, no podemos volver a la línea de 1967 y Jerusalén siempre será nuestra capital”, dijo y agregó: “Pero no queremos gobernar a los palestinos”. El general, además, apuntó que son necesarios nuevos liderazgos de uno y otro lado del conflicto.  Es importante que podamos tener a alguien con quien podamos dialogar”, continuó. “Actualmente, ese no es el caso, y pienso que tanto Netanyahu como Mahmud Abbas están trabados en declaraciones pasadas. Solamente con un nuevo liderazgo en ambos lados podemos intentar avanzar y llegar a otro lugar”, disparó.

Un futuro gobierno de derechas no está en peligro, como afirma Netanyahu, considera el analista Yuval Karni en el periódico local Yediot Ahronot, quien señala que el bloque derechista tiene una clara mayoría en las encuestas, que indican que mantendrá una ventaja de 63, 64 o más escaños en el Parlamento israelí (con un total de 120 asientos) sobre el conjunto de fuerzas centristas, de izquierda y árabes. En el último sondeo, el histórico Partido Laborista marcharía tercero, pero obtendría solo 10 bancas.

Con cuarenta partidos que se presentan en los comicios, se prevé que la fragmentación política siga siendo la lógica imperante. Algunos luchan para llegar al umbral mínimo de 3,25 por ciento de votos para obtener representación parlamentaria. Los que lo superen, obtendrán automáticamente al menos cuatro escaños. Entre las formaciones que luchan por su supervivencia están grupos con una larga trayectoria.