“La de mi hijo era una muerte evitable y el jefe de Gobierno (Horacio Rodríguez Larreta) tiene que dar la cara, porque él también es responsable de lo que pasó”. Norma, la mamá de Adrián Continiello, el sonidista de la TV Pública que murió en el derrumbe de San Cristóbal, habló con la voz entrecortada por el dolor en un acto convocado por familiares y amigos del joven para recordarlo y para reclamar justicia. Frente a las ruinas de lo que fue “una casa sólida, con paredes de 45 centímetros”, recordó Mercedes Casas, la pareja de Adrián, las dos mujeres y Esteban, hermano de la víctima, le reclamaron a la Justicia que modifique la carátula de “homicidio culposo, como si fuera un accidente, cuando toda la evidencia demuestra que esto fue un asesinato”. 

Rodeados por centenares de personas que se autoconvocaron en la esquina de Pavón y General Urquiza, responsabilizaron por lo ocurrido al arquitecto Eduardo Agustín Aguaviva, a los dueños de la empresa constructora, Flavio y Hugo Caputo, hermanos de Luis Caputo, ex ministro de Finanzas del actual gobierno, y por extensión reclamaron “que hable el presidente Mauricio Macri, porque todos se lavan las manos y están callados como ratas”.

En el emotivo acto, los familiares recordaron que las autoridades del gobierno porteño “no escucharon los reclamos de Adrián y de los vecinos del barrio” por los temblores que sufría la vivienda de Pavón 3078, como consecuencia de los trabajos de construcción que se realizaban, bajo la dirección del arquitecto Aguaviva,  director y autor del proyecto de obra, pero además empleado jerárquico de la constructora Caputo Hermanos SA, como informó PáginaI12 el lunes. 

“Somos una familia destrozada porque nos arrebataron la vida de un hijo que estaba sano, en su casa, sin hacerle daño a nadie”, subrayó la madre de Adrián, mientras los asistentes hacían sonar las palmas y repetían el estribillo más escuchado: “Justicia, Justicia, Justicia”. Esteban recordó que su hermano era “un joven lleno de sueños y proyectos”, que pensaba casarse con Mercedes Casas en el mes de agosto. Sostuvo que en este episodio “hubo gente a la que no le importó la vida de mi hermano, gente que por ganar dinero y tiempo decidieron seguir adelante sin escuchar los reclamos, y ellos terminaron con la vida de mi hermano”. Esteban dijo, a título personal, que tiene 34 años y que “hasta el último día de mi vida voy a seguir reclamando que vayan presos los asesinos de mi hermano”. 

Dirigiéndose a los presentes, Esteban llamó a “tomar conciencia de que debemos reclamar para que no nos sigan matando: pagamos para que nos maten, votamos para que nos ignoren, no somos nada para los que gobierna y ahora nosotros no sabemos cómo hacer para seguir adelante”. El mensaje tuvo como destinatarios a los gobiernos porteño y nacional: “Basta de matarnos, gobiernen, hagan algo, para eso están, para eso les pagamos”. El hermano de Adrián afirmó que está dispuesto a “seguir denunciando a todos los responsables” y que no le importa “recibir amenazas”. Explicó luego que ha recibido llamados telefónicos de funcionarios de segundo nivel que le aconsejaron que “tengan cuidado porque detrás de estos hay gente muy poderosa”. A los que enviaron esos mensajes, les respondió: “No me importa lo que me digan, no voy a parar hasta que estén todos presos los que mataron a mi hermano”.

Rosario, la cuñada de Adrián, contó que por la mañana había sido recibida por Diego Santilli, vicejefe de Gobierno y ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. “Ni siquiera me miró a la cara, y me dijo que todo estaba bien, que fue una desgracia, un accidente”. Esteban le reclamó al jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, “que me explique cómo puede decir que todo estaba bien, que no había ningún problema con la obra. Que venga y dé la cara, porque todo es una burla”.