Para suplir la falta de vacantes en instituciones educativas para el nivel inicial, el gobierno porteño ofrece vacantes en los Centros de Primera Infancia (CPI), que en realidad, surgen como espacios de contención para la niñez vulnerable, donde se ofrecen juegos, comida caliente y estimulación temprana, pero no son instituciones educativas: de hecho, dependen del Ministerio de Desarrollo Social y no de Educación, y son gestionados por fundaciones u ong que tiene convenios con la Ciudad, alertó a Página/12 Micaela López Rodríguez, del colectivo “La vacante es un derecho”.

“En general las familias que los utilizan carecen de alternativas y no pueden pagar cuidados en su casa o cualquier otra opción privada. Las familias critican respecto de los CPI la gran rotación de personal y esto tiene que ver con que las personas que trabajan allí son monotributistas, algunas también son docentes y otras no. Los que son docentes en cuanto consiguen puestos en el sistema educativo se van. Luego, algunos CPI dependen de organizaciones sociales, que reflejan intereses de sectores comunitarios, y otros más bien se comportan como meros negocios. Esta salida de contingencia que se encuentra en CABA se viene sosteniendo sin que se construyan los jardines que se deberían construir”, señaó Ana Malajovich, directora de la Carrera de Especialización en Educación Infantil de la Facultad, consultada para el informe del Observatorio Universitario de Bueno Aires. A la vez, Malajovich explicó que al no tener una supervisión pedagógica, los CPI reciben visitas de observación dos veces al año, pero “sin poder de sanción”.