Es prefecto principal pero todo indica que los hilos llevan directo hacia la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Marcos Antonio Luffi, detenido el lunes por orden del juez Alejo Ramos Padilla, es gran candidato a ser imputado como integrante de la asociación ilícita que, a través de agentes orgánicos e inorgánicos de la ex SIDE, espiaba ilegalmente, extorsionaba, coaccionaba y hasta llevaba a ciudadanos a declarar ante el fiscal Carlos Stornelli. El nombre de Luffi apareció relacionado con una serie de mails y chats a través de los cuales se le daba información al falso abogado Marcelo D’Alessio y éste usaba los datos para “apretar” a sus víctimas. El dato es que, además, en las computadoras de D’Alessio se encontraron evidencias de que a través de Luffi se hacían seguimientos. En algunos casos de personas que hasta el momento no figuraban en la causa y que Ramos Padilla convocará para que le expliquen de qué forma fueron víctimas de la banda. Este miércoles, Luffi tendrá que prestar declaración indagatoria. 

Ramos Padilla allanó el edificio Guardacostas, sede de la Prefectura, para determinar quién usaba la casilla que tenía el nombre Luffi. La Comisión Provincial de la Memoria, convocada por el juez para analizar la documentación encontrada en la vivienda de D’Alessio, estableció que “los archivos de texto (formatos Excel y Word) que poseen: interceptación de llamados y mensajes telefónicos registros migratorios de entrada y salida del país (Sigam-DNM), informes contables y financieros con fuente en AFIP, Anses, bancarios, BCRA, Base Nacional de Antecedentes Penales, Registro Nacional de Reincidencia, así como información personal referida por ejemplo, a la composición familiar; todas ellas registran que el documento fue guardado o producido por el usuario Luffi”. Es decir que el prefecto era proveedor de información, pero los indicios señalan que lo hacía como canal de la AFI y no porque tuviera una organización propia. 

Anoche en Dolores corría el rumor de que el prefecto no accedía a la cuenta Luffi porque no tendría las contraseñas. Es un indicio más de que lo usaban como correo y que detrás de él se movía la central de espías. Hasta el momento, la investigación apuntó al fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, como uno de los proveedores esenciales de la información utilizada para extorsionar, al menos en dos casos, el del aduanero Gabriel Traficante y el empresario Pedro Etchebest. Bidone seguirá declarando este miércoles ante el fiscal Juan Pablo Curi, en un intento por cerrar un acuerdo para que se lo tome como arrepentido. Pero parece que Curi pone trabas incluso a ese acuerdo. Curi parece responder al aparato de Comodoro Py y al procurador Eduardo Casal cuya inacción respecto de Stornelli es notoria. 

Pero había otro flujo de información inexplicado. Por ejemplo, al empresario Mario Cifuentes le exhibieron sus entradas y salidas del país, las llamadas telefónicas y virtualmente lo amenazaron diciéndole a qué hora salían de casa su esposa y su hijo, adónde iban, y hasta le hicieron imaginar el daño que podría sufrir si ponían cinco kilos de cocaína en el vehículo del hijo. También apareció información sobre Jorge Cristian Castanón, ex marido de la actual esposa de Stornelli, Florencia Antonini, y lo mismo respecto del ex empleado de Pdvsa Gonzalo Brusa Dovat. Es decir que estaba circulando información cuyo origen no es claro. Todo indica que esos datos provenían de la casilla “Luffi”, pero en la que el prefecto era sólo un vehículo. El uniformado pasa ahora a ser otro candidato al arrepentimiento. En Prefectura dicen que Luffi no tiene rango ni posición que le permitan acceder a información del estilo de la que se encontró en la vivienda de      D’Alessio, por lo que hay que averiguar quién está detrás. 

Hay personas a los que se le hicieron seguimientos que ya figuran como víctimas en el expediente. Una de ellas es la ex abogada de Leonardo Fariña, Giselle Robles. La confesión provino del espía Rolo Barreiro y están las pruebas de que a Robles no sólo la siguieron sino que tuvo dos intentos de robos. Además, en los allanamientos el juez descubrió que hubo seguimientos a personas que hasta ahora no figuraban como víctimas de la banda para-estatal y es probable que las indague. Las jornadas son intensas en Dolores. Hoy vuelve a declarar Bidone y también Luffi y el jueves llega Jorge Castanón, el peruano espiado e investigado, ex marido de la esposa de Stornelli, al que planeaban plantarle droga en una valija.