¡Somos británicos, así que no vamos a dejar de beber!”, bromea Tom Young mientras llena el maletero de su coche con botellas de vino francés durante una rápida visita al otro lado del Canal de la Mancha. Mientras que la primera ministra británica recorría esta semana las capitales europeas para pedir un nuevo aplazamiento del Brexit, muchos ingleses amantes del vino se precipitaban a la frontera francesa para abastecerse de botellas. Young y su esposa regresarán del puerto francés de Calais a Essex, en el noreste de Londres, con 300 botellas en el maletero. “Es para una boda”, explica. Reino Unido es el segundo mercado más grande para el vino francés después de Estados Unidos, con un consumo de vino y bebidas espirituosas francesas valorado en unos 1.300 millones de euros en 2018, según la federación de exportadores franceses de vinos y bebidas espirituosas. La perspectiva de un Brexit sin acuerdo, que haría que se aplicaran aranceles a las exportaciones de la Unión Europea a Reino Unido y viceversa, ha desencadenado un aumento en la demanda en el otro lado del Canal de la Mancha, según comerciantes franceses. Guillaume Pigniez, gerente de una tienda de vinos en un centro comercial de Calais, donde los británicos tradicionalmente se abastecen antes de regresar a casa, afirma que vio un auge después de que Reino Unido consiguiera una primera prórroga del Brexit el 21 de marzo. “Mucha gente tomó precauciones y vino a comprar rápidamente para cubrir sus necesidades para todo el resto del año”, señala Pigniez.