HOJAS VERDES DE OTOÑO 6 PUNTOS

Argentina, 2018.

Dirección y guion: Fabio Junco y Julio Midú.

Duración: 104 minutos

Intérpretes: Bautista Midú, Mimí Ardú, Marcelo Subiotto, Franco Midú, Osvaldo Santoro, Pochi Ducasse, Carola Arbós.

 

Fabio Junco y Hugo Midú son los creadores de “Cine con Vecinos”, atípico sistema de producción y circulación cinematográfica, de acuerdo al cual filmaban con vecinos de su pueblo natal, Saladillo, exhibiendo luego en el cine del lugar. Con Hermanitos del fin del mundo, film infantil protagonizado por varios actores profesionales (si puede decirse así de Topa, el transpirado conductor del Disney Channel) y estrenado en 2011, el dúo se lanzó a la arena del cine comercial regular. Lo cual podría ser motivo de duelo --si es que esto los lleva a abandonar el “Cine con Vecinos”-- y de celebración para ellos, por haber pegado “el gran salto”. Después de Flores de ruina (2014), Junco y Midú retoman en Hojas verdes de otoño el sistema amateur-profesional, combinando actores formados con vecinos de la zona, con estreno en todo el país y resultados artísticos también mezclados, ya que algunos fallos estéticos conviven aquí con logros dramáticos.

Antes se hablaba de “relato de iniciación” o “de formación”, término derivado del bildungsroman alemán. Ahora se lo llama coming of age, porque la lengua del imperio busca anular todas las demás, objetivo primordial de conquista cultural. Dante (Bautista Midú) tiene una familia complicada, sobre todo por su padre Luis (Marcelo Subiotto, el actor más dotado de los surgidos en cine en el último lustro). Luis es alcohólico, lo cual genera discusiones y peleas con su mujer Carmen (Mimí Ardú, rotundamente alejada del estereotipo de vedette), además de problemas de convivencia, ya que nunca se sabe si va a llegar para la cena o a dormir. Y si va a llegar sobrio. Diez años mayor que Dante, David (Franco Midú) no trabaja, no por ser un vagoneta sino porque por lo visto no consigue empleo. Por supuesto que la que sostiene el funcionamiento de la casa es la sacrificada Carmen, que multiplica sus tareas.

A falta de un hogar acogedor, Dante y David visitan a su abuela por parte materna (Pochi Ducasse) y, sobre todo Dante, a su abuelo paterno (Osvaldo Santoro, excelente). Éste a su vez no se habla con su hijo Luis, no se sabe por qué pero mucho no importa. Son las típicas peleas familiares, que pueden durar toda la vida. En medio de este contexto desalentador, Dante -que sufre la situación tal vez más que su hermano- le descubre una más al padre, y siente que ya es demasiado. Hojas verdes de otoño es una película irregular. En un par de momentos hay planos vacíos que no sugieren nada, sino el deseo de que sean llenados. Se hubiera solucionado empezando la toma unos fotogramas más adelante. Pero también hay un par de momentos muy bien resueltos con planos distantes. Sobre todo uno de ellos, una de esas escenas que con planos más cortos sería un mar de lágrimas. De a ratos, la música parece de una épica hollywoodense, estilo 55 días en Pekín. A Bautista Midú por momentos cuesta entenderlo, porque a veces se traba con las palabras. Sin embargo es una presencia infantil muy interesante, seco y de miradas duras. En líneas generales la película tiende a crecer, pasando de un comienzo con tropiezos a una segunda parte más ajustada a lo emocional, que es el terreno en el que este film de Junco & Midú se impone.