“Para comprarme mi casa me fumé cinco años tocando en cruceros. Hay músicos que ni en pedo se meten en eso o una tanguería. Todo bien, pero ese purismo yo no lo tengo. No soy purista de nada. Eso se nota, ¿no?” Nicolás Tognola larga la carcajada. Tiene clarísimo el lugar que ocupa en el circuito del tango y su facilidad para saltar entre registros. Se lo reconoce por su rol como frontman de Pampa Trash, una de las bandas más vanguardistas del género, que el viernes 12 presentará su nuevo disco, Burzako, en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151) con una yunta de invitados súper ecléctica que incluye a poetas y músicos del conurbano sur, referentes del tango electrónico como Tanghetto y murgueros como Nacho Bertorelli. “Es un crisol, que es nuestra apuesta para el tango: darle frescura, no hacer covers ni homenajear a los de siempre, somos de escribir data fresca”, plantea.

Tognola señala a Max Masri, alma mater de Tanghetto, como el productor de Burzako. “Él es como una especie de hermano mayor para nosotros y está generando todo un movimiento colectivo para renovar el tango”, confía. “Una cofradía que pulsa para llevar al tango por el camino de la colaboración y sacarlo del ghetto”.

Si algo caracteriza a Pampa Trash es que dinamita los géneros. Una “hermana menor del tango electrónico y del post-Pugliese”, arriesgan una definición, aunque incluso eso se queda corto. El tango aparece muy claramente en primer plano, pero también el rock progresivo se hace fuerte y otros géneros más actuales también. “Yo desde el amor, hablo de una suerte de muerte del tango y del rock nacional”, plantea. “Una muerte bien, ¿eh? De entenderlos como un ciclo cumplido y que como protagonistas tenemos que hacer algo para el futuro”, reflexiona. “Si no, siempre estaremos eternizando los laureles que supimos conseguir. Y todo bien, pero yo me levanto todos los días con la manija de cosas nuevas”.

La reflexión lo lleva de regreso al trabajo conjunto del grupo con Masri y otras figuras de la música nacional, como Pedro Aznar, Leo García o Amelita Baltar, con quienes también colaboran. Por momentos, Tognola hace de esa búsqueda colectiva y de la producción del disco de Pampa Trash una historia común, pues todos asisten a todos. “Es casi una productora”, observa. “Por ejemplo, Amelita está haciendo 'Vinilo', un tema con letra de ella y música de Masri, ¡es un flash!”, cuenta. “Parece medio Beatles, pero es la letra y voz de Amelita. Es como 'Balada para un loco', o 'La cumparsita'. ¿Cuánto tiempo más? Cortémosla”.

Al mismo tiempo, en Pampa Trash hay una cosa muy conurbanense que excede al mero acto de nombrar con un barrio al disco. No es un gesto vacío ni una bandera identitaria sin sustento. “Se manifiesta por una libertad, una desfachatez de mezclar y fusionar distintas vertientes musicales y artísticas”, explica el bandoneonista. “Es un reflejo de lo que pasa en el Conurbano. El Conurbano es el nuevo arrabal expandido y gigante. Pasa ahí lo mismo que hace 100, 150 años: mezcla y cocoliche. En Burzaco te bajás de la estación de tren y está el tipo que grita vendiendo pan casero. Suena reggeaton, pasa un folklorista en el andén. Y al mismo tiempo tenés músicos de nivel académico number one como Agustín Guerrero, o Juanjo Domínguez, que murió hace poco; Antonio Agri es de Adrogué, del pueblo de al lado. Hay una cultura muy rica. Además, en el Conurbano se mezclan las clases sociales. Va una 4x4 andando en una ruta hecha mierda con un carrito de cartonero al lado. Esta vorágine de mezcla de cosas es la esencia de Pampa Trash”.

Tognola ve fundamental para el futuro del tango la conformación de un movimiento, probablemente que también lo exceda por la fuerza de las mixturas. “No hay mucho en nuestro espíritu de la cosa nacional de hacer movimientos”, considera. “Piazzolla revolucionó el tango y es un tipo. Listo. Hoy la cosa va más por lo colectivo, por el movimiento. De hecho los pioneros de este siglo como Julián Peralta y esa gente fueron los primeros en hablar de movimiento. Peralta mismo es perfil bajo. No dice 'vengan atrás mío', sino ser parte de una movida”.

“El tango necesita olvidarse de sí mismo, de mirarse el ombligo, dejar la necesidad imperiosa de clasificar si algo es tango, o es o no es tal otra cosa”, propone. Por caso, su alejamiento de La Juan D'Arienzo --una típica que recrea el estilo-- después de siete años fue por cuestiones artísticas. “Yo quería incorporar murga, un bombo, y ellos me decían 'no, D'Arienzo es D'Arienzo'”, cuenta. Tognola entiende que para una orquesta de ese tipo, una ruptura semejante supone un gran salto al vacío. Una vez que se rompe la recreación, desaparece el circuito comercial natural de ese tipo de orquestas, sin que haya un reemplazo claro por delante. “Es un riesgo, no sé si no laburan más, pero se les complica”.

Por su propio camino y su propia apuesta Pampa Trash presentará hoy un disco vital como pocos, con una energía indispensable. Será un show que, por recorrido artístico y por el escenario mismo, el grupo reconoce como “el más importante de la historia de la banda”.