Que la presentación de la Temporada 2019 de las salas de Teatro Independiente de Rosario se realice en La Sonrisa de Beckett (Entre Ríos 1051), una sala que estuvo por cerrar sus puertas, es síntoma de al menos dos cosas. Una de ellas, se debe al deterioro económico y social que a nivel nacional aqueja a todo tipo de expresión, sensibilidades y proyectos; la otra se relaciona con el empecinamiento por persistir, con la confianza puesta en la organización colectiva.

El lazo que ampara y resguarda esta tarea aparece en la Asociación de Teatros Independientes de Rosario (ATIR) junto a la Secretaría de Cultura y Educación de la ciudad. De hecho, así lo dejaron traslucir las palabras de Nacho Farías, responsable de la sala en cuestión, durante la tarde del jueves: "Este año casi no abrimos. Más o menos todos saben en qué situación social y política estamos. Por eso, cuando con los compañeros de ATIR junto a la Secretaría de Cultura empezamos a armar el lanzamiento nos pareció muy importante hacerlo acá. Para nosotros es una reapertura, un volver a empezar. ATIR es una gran ayuda, en ellos encontramos un acompañamiento inusual. El teatro se mueve de manera muy colectiva, y lo de ATIR nos resulta importante de destacar porque somos salas disímiles, no solamente en lo edilicio, sino también en cuanto a los contenidos que se proponen".

Como muestra de la diversidad del teatro independiente de Rosario, pudieron apreciarse la intervención a cargo de Joela Spadaro junto a Karandé, escuela de percusión y danzas africanas; además de un fragmento de la obra Humo, que dirige Mauro Lemaire. Síntesis de un talento que, vale subrayar, se reparte entre 14 salas de la ciudad.

Cuando hizo uso de la palabra, el Secretario de Cultura y Educación, Guillermo Ríos, destacó la presencia de otros colectivos que, al igual que ATIR, "vienen resistiendo y defendiendo espacios como éste. Sostener una sala de teatro independiente es una gran escuela, es un desafío. Éste es un lugar en donde se hace de todo, se pinta, se corta entradas, se hace comunicación. Esto habla del amor que sentimos por la actividad cultural, por la actividad teatral de la ciudad. Algunos piensan que la cultura es un gasto, un gasto innecesario. Para nosotros, hacer cultura pública es esto, es inversión, es poder acompañar procesos de este tipo".

Ya en diálogo con Rosario/12, Ríos acentuó "insistir una y otra vez en lo colectivo. Estamos celebrando el inicio de una temporada, y lo hacemos en una coyuntura donde sabemos que no nos va a ir muy bien, porque desde las políticas nacionales, las condiciones están dadas como para que la gente cada vez pueda tener menos acceso a estos lugares de disfrute, de encuentro. Pero la gente que hace teatro independiente, como otros colectivos de la ciudad, están dispuestas a dar una pelea, una batalla, a resistir y sostener estos lugares, a sostenerlos abiertos. Creo que el deber del estado, y de un espacio de cultura gubernamental, es acompañar y estar presente".

En un mismo sentido, la actriz Laura Copello (Teatro de La Manzana) señaló a este diario que "lo importante es apostar al encuentro con otros. Aún en lo disímil, las construcciones colectivas son la apuesta. ATIR es un colectivo que reúne a salas de distinta impronta, somos muy variados y producimos desde lugares muy diferentes. Creo que poder encontrar estrategias en común para difundirnos, visibilizarnos, es maravilloso, es lo que nos salva. Las dificultades son múltiples, pero también son múltiples las posibilidades, al encontrarte con otro, de encontrar respuestas. Y está buenos que se sepa en qué lugar estamos las salas de teatro, cuando en general son lugares que están recuperados, que no han sido construidos específicamente como salas. Es nuestro empecinamiento lo que hace que estas casas se constituyan en teatros".

Al respecto, Federico Fernández Moreno (La Nave, Odiseo) comentó que "como sucede al inicio de cada año, con cada sala en particular, siempre es todo un desafío. No sabemos cómo va a ser la respuesta del público, si va a haber programaciones, cómo van a andar los talleres. Y está el tema de la economía de las salas. Muchas pagamos alquiler y todas tenemos gastos enormes en cuanto a mantenimiento e impositivos. Por suerte, creemos que el teatro es una actividad que está creciendo en el interés de la ciudadanía, que se interesa en ver y hacer teatro. Y como siempre, es todo a pulmón, sean producciones propias o no, junto a la prensa, la difusión y la gráfica. Sabemos hacer de todo y todo lo hacemos desde las salas".

El interés ciudadano que Fernández Moreno distingue encuentra su rúbrica en la apreciación de Gonzalo Paletta (Amigos del Arte): "No somos nada los unos sin los otros. Sin artistas no hay espectadores, sin espectadores no hay artistas. Nos necesitamos mutuamente para seguir creciendo, y la cultura es lo que queda en la historia. Todo lo que se produce a nivel cultural es lo que miramos después para atrás, cuando decimos: '¡mirá lo que estaba pasando en esta época!'. Somos un reflejo de lo que pasa en la sociedad".