Semana final de campaña de cara a las PASO del próximo domingo, y las últimas encuestas no ofrecen mayores novedades en cuanto a las tendencias reflejadas en esta misma columna hace siete días. Más aún, la difusión de las cifras oficiales de inflación, el grotesco show televisivo con los "anuncios de alivio" protagonizado por el presidente Mauricio Macri no hicieron más que ratificar los pronósticos de caída libre de Cambiemos y sus candidatos, particularmente en Santa Fe a la hora de los comicios. Sin embargo, en el comienzo de la Semana Santa, se sucedieron una serie de episodios que derivaron en cuatro homicidios en 24 horas, robos a taxistas -uno de ellos proujo una de las víctimas de los homicidios expuestos-enfrentamientos a balazos de delincuentes con móviles policiales, y una inusitada violencia, que hacía tiempo no se veía en Rosario, una ciudad que en los últimos años tiene incoporada estadísticas en ese sentido que superan la media nacional. Si bien "los datos" dan cuenta de mejoras en términos comparativos, sobre todo en el esclarecimiento de los delitos, reducir la situación a esa mera ecuación es un error que puede inducir a otros a la hora de abordar soluciones o paliativos. No es precisamente éste un tema que admita simplificaciones o actitudes irresponsables a la hora de explicar los hechos o el momento en el que ocurrieron. La reunión del viernes entre el gobernador Miguel Lifschitz y el Ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro, estuvo precedida y motivada por cuatro crímenes en el mismo día, y mientras eso ocurría en Gobernación, se conocieron noticias de  enfrentamientos entre delicuentes y policías. Y también del inminente esclarecimiento de al menos dos de los cuatro homicidios, con la detención de sospechosos. Es evidente que más allá del trabajo de investigadores y policías para que se haga justicia, hay una preocupación adicional no ya por este momento sino por lo que podria llegar a ser una escalada de aquí hasta el día de las elecciones. No hubo -que se sepa- ningún informe de inteligencia que advirtiera sobre un "cambio de escenario" en Rosario y la provincia, que desde el punto de vista político era previsible aunque no deseable y menos en términos de hechos de violencia. 

A poco de conocerse el crimen del taxistsa Mario Esusy, en medio de la protesta que interrumpió la salida de micros de la Terminal de  Omnibus para visibilizar el episodio , el titular de la Camara de radio taxis y dueño del vehiculo que conducía el chofer asesinado dijo al Canal 3 que "fue un hecho confuso, raro. La moto pasa por al lado y le dispara con el vidrio bajo a quemarropa. Y no se llevaron nada".

El Fiscal Adrian Spelta, encargado de la investigación,  habló de un "forcejeo previo" y describió  que "cuando Esusy aceleró cubriendose la cara un disparo le atravesó el torso, muriendo 50 metros mas adelante en su automóvil".

Mario Cesca -referente de los dueños de taxis-fue más allá y sostuvo en  Radio SI que "sabemos que a nivel nacional se ha tratado de perjudicar la imagen del gobierno local con espías" -en alusión a la operación confesada por el falso abogado Marcelo D'Alessio y su vínculo con la banda de Los Monos-- "Yo no me quiero chupar el dedo, que no tiren un muerto y que nos usen a nosotros como moneda de cambio, que  hagamos lío y nos incineremos nosotros y hagamos incinerar al gobierno provincial y municipal, y alguno saque rédito político. Sobre todo esos que hacen campaña que van para Intendente o concejales y no tienen nada que ver con la seguridad y piden el auxilio de las fuerzas federales",

A tono con la palabra del Fiscal, pero sin desacreditar las sospechas del dirigente de los taxistas, el gobierno provincial se limitó a anunciar celeridad en la investigación y refuerzo de los patrullajes. Como se dijo mas arriba en esta nota, las tareas de inteligencia no detectaron un "complot" como el que sugieren no solo Cesca y colegas suyos, sino algunos periodistas y dirigentes políticos que a traves de las redes especulan sin mesura, y hasta hacen alarde de fuentes, de dudosa credibilidad, en el mejor de los casos.

La aprehension de los homicidas y sus declaraciones en los estrados judiciales contribuirían como ninguna otra cosa a dilucidar los hechos .  Pero es probable que eso -sobre todo la declaración- no se consiga hasta después de las elecciones. Entre tanto, el gobierno tiene la responsabilidad de garantizar las seguridad de los ciudadanos y la obligación  dar a conocer la información sobre los hechos. Está claro que la proximidad de las PASO genera el clima para que aparezcan quienes quieren sacar rédito, de estos trágicos sucesos. Está en cada uno de los ciudadanos evaluar esa conducta, del mismo modo que la de quienes están al frente de las Instituciones.

A la tristeza  por la muerte de personas inocentes, se agrega el pesar que provoca estar viviendo en un tiempo donde la diferencia entre lo posible y lo probable se ha hecho cada vez más estrecha.

Y si no imagínese el lector si además de ser "posible" -como que ocurrieron los homicidos-, no es "probable" que hayan sido instigados. La respuesta no es tan importante como el hecho de que tengamos que hacernos esa pregunta.