¿Cuál fue el objetivo de la investigación? –le preguntó PáginaI12 a María Cecilia Johnson, becaria doctoral del Conicet en el Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales (CIJS-Conicet) de Córdoba, sobre el estudio exploratorio en torno a las mujeres católicas que abortan.

—Poder dar voz en algún punto a la mujer católica. Cuando se debate el derecho al aborto, surge esa idea de que se va a obligar a las mujeres a abortar. Abortan mujeres católicas, no católicas, evangélicas, de distintas creencias, son esas mujeres que creen en Dios, que profesan distintas religiosas las que también interrumpen voluntariamente un embarazo. El aborto no es solo una cuestión de “las feministas” o las que militan. Más allá que haya mujeres que digan, “yo aborté” y piensan después que está mal o se arrepienten, es una práctica que se realiza independientemente de las creencias que tengan, y más allá de lo que dicte la ley: Cuando deciden abortar, consideran que esa experiencia es necesaria para sus vidas en ese momento. Lo que sucede para todas, creyentes o no creyentes, es que la clandestinidad y el riesgo para su salud afecta a todas por igual. La idea del estudio exploratorio fue deconstruir los prejuicios en torno a quienes son las mujeres que abortan porque en momentos como estos en los que se juega la legalización del aborto y se disputan los sentidos desde diferentes sectores, es importante entender que los movimientos feministas están luchando por la vida y la salud de todas las mujeres, creyentes y no creyentes.