La incertidumbre de inversores financieros acerca de las perspectivas económicas en estos meses sigue aumentando a paso firme. El dólar volvió a subir y se ubicó en 43,69 pesos, con un incremento de 1,7 por ciento (71 centavos). No fue la única variable que encendió las alertas en el mercado. La bolsa anotó una caída de 3,9 por ciento en moneda local (y de más del 5 por ciento si se lo mide en moneda dura). Las acciones bajaron a su menor nivel en cuatro meses. Estos niveles de capitalización bursátil no se registraban desde finales de diciembre pasado, momento en que se observó uno de los picos de tensión de 2018. Las reservas internacionales se ubicaron en 72.798 millones de dólares, con una caída de 3861 millones. Se explicó por un pago de deuda pública en moneda extranjera.    

Los anuncios del Banco Central de los últimos días para limitar la inestabilidad cambiaria no consiguieron frenar la demanda de divisas. Los inversores tienen un precio de referencia para el dólar que es difícil de modificar con promesas de política monetaria. La cotización que operan para agosto es de 50 pesos. Se trata del valor con el que se negocian los futuros de dólar en Nueva York y en el mercado local. El tipo de cambio mayorista cerró ayer en 42,48 pesos y marcó un incremento de 1,4 por ciento (48 centavos). El equipo económico está cambiando constantemente las reglas de juego y desgasta la credibilidad en el modelo macroeconómico. 

La eliminación de las bandas cambiarias hasta junio no fue el único anuncio que cayó mal entre inversores. El paquete de medidas para congelar precios hasta las elecciones fue otro de los elementos que generó inquietud entre fondos del extranjero. Los funcionarios del equipo económico aseguraron el año pasado que había llegado el momento de terminar con los atajos y atacar el déficit fiscal y la inflación. En octubre pasado se puso un programa de emisión cero y recorte del presupuesto para alcanzar el equilibrio fiscal. Pero la percepción es que medio año después esas ideas fueron enviadas al archivos. 

Los anuncios del Ministerio de Hacienda (planchar precios de servicios públicos y productos básicos, ponerle un techo a la cotización del dólar, entregar créditos subsidiados) reforzaron la idea de que no hay un programa consistente para la economía y que el oficialismo puede no lograr la reelección. Las medidas de estímulo para el mercado interno se interpretaron como un acto de desesperación en lugar de leerse como una estrategia coherente y alineada con el orden de la macro. La respuesta de los mercados fue una nueva ola de venta de activos argentinos. El jueves pasado se sintió el impacto en Nueva York. Ese día no hubo operaciones en la bolsa porteña por el feriado. Las caídas se registraron ayer en la bolsa local. 

El índice S&P Merval marcó un retroceso de 3,9 por ciento. Hubo empresas que cayeron hasta casi 7 por ciento en moneda local (y más de 8 por ciento si se lo mide en moneda extranjera). El Banco Supervielle fue nuevamente una de las firmas que registró las mayores pérdidas, al disminuir 6,8 por ciento. Otras de las bajas importantes fueron las del 6,0 por ciento de Cresud, de 6,4 por ciento de Banco Francés, de 5,9 por ciento de Grupo Financiero Galicia y de 5,5 por ciento de Banco Macro. Se destacaron también las pérdidas de 4,0 por ciento de Mirgor, de 3,8 por ciento de Central Puerto y de 3,0 por ciento de Pampa Energía. Los bonos también siguieron en caída. El Par en moneda extranjera bajó 1,7 por ciento, mientras que el Argentina 2037 lo hizo 1,8 por ciento y el Bonar 2024 registró una caída de 2,3 por ciento. El riesgo país terminó la jornada de 846 unidades.