Dos aviones estuvieron a punto de chocar el domingo pasado mientras sobrevolaban el espacio aéreo de Buenos Aires. El incidente, que está bajo investigación de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (Eana) y que se viralizó en las redes sociales a partir del intercambio de insultos entre uno de los pilotos y la controladora de vuelo, desnudó el contexto precario en el que se desarrolla la tan promocionada “revolución de los aviones” que impulsa el Gobierno. “Son unos inútiles”, se quejó el tripulante de una de las aeronaves, apenas sucedido el incidente, a una controladora aérea del Aeroparque Jorge Newbery, que le respondió con otro insulto. De acuerdo al integrante de la seccional Ezeiza de Atepsa (Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación) Delfor Pedraza estos incidentes, que vienen denunciando desde el gremio “se repiten constantemente por el incremento desmedido del tránsito aéreo que generó, entre otras cosas, los vuelos de las low cost”.

El domingo a la noche, el avión Embraer 190 de Austral, que viajaba de Resistencia a Aeroparque y venía en descenso, se cruzó con el vuelo de Avianca Argentina, un turbo hélice nivelado a 14 mil pies, que iba del aeropuerto metropolitano a la provincia de Santa Fe, y quedaron a menos de 100 metros (alrededor de 300 pies), cuando de acuerdo con la normativa la distancia mínima que puede haber entre dos aviones en vuelo es de 300 metros. La situación debería estar prevista por los controladores aéreos a la hora de orientar a los pilotos y organizar el tránsito aéreo, sin embargo, algo falló y volvió a encender la alarma en el sector aeronáutico.

Pedraza destaca que lo que ocurrió el domingo no fue un hecho aislado: detalló que en 2016, hubo entre 60 y 70, al igual que en 2017, reportes vinculados a cruces que no respetan los márgenes de seguridad estipulados. Y agregó que “en 2018, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) presentó una denuncia por 14 resoluciones críticas en la terminal Baires” (la terminal Baires, con un radio de 55 millas, incluye los aeropuertos de Ezeiza, el Palomar, San Fernando y el aeroparque Metropolitano Jorge Newbery).

Los informes según detalló un especialista, pueden ser generados por el controlador, el piloto o por el Sistema de alerta de tráfico y evasión de colisión (TCAS, siglas en inglés), que se encuentra en las aeronaves para evitar colisiones: primero emite un alerta advirtiendo a los pilotos sobre un posible impacto, y después emite una resolución de conflicto RA (Resolution Advisory) para corregir la ruta, indicando al piloto un ascenso o descenso según sea la situación.

“Estuvimos a 500 pies, por momentos 300 pies de diferencia con el tránsito que nos sobrepasó de derecha a izquierda...”, manifiesta el piloto a la controladora aérea, en el audio que se viralizó. “Sí, correcto, señor, la verdad tiene razón”, le responde la mujer, quien le indica que lo ocurrido es consecuencia de la “saturación del área” y le pide que formule la queja por escrito. “La verdad que son unos inútiles, ese es problema”, afirma el piloto que provoca la contestación de la controladora: “¿Si? Venga a decírmelo personalmente, por favor. Idiota”.

Uno de los pilotos que protagonizaron el cruce de aviones, pero que negó haber sido quien insultó a la controladora, Julio Cresta, explicó a un canal de TV que “estábamos volando, saliendo para Santa Fe y teníamos en nuestro instrumento de a bordo un avión que venía de la zona del litoral. Lo teníamos también a la vista, porque fue una tarde muy linda la del domingo. El avión nos cruzó de derecha a izquierda, a una distancia de 200 metros de diferencia en la vertical y una distancia de 1500 en el horizontal”. Y agregó que “esto no tendría que pasar, pero sucede cuando está saturada la terminal o hay muchos aviones. Pero el responsable de la seguridad entre un avión y otro es el piloto, por más que haya un controlador, radares e instrumentos”.

Para el secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, el incidente es producto de la saturación del espacio aéreo argentino “claramente está saturado, claramente hay falencias técnicas operativas que no están siendo atendidas por el Estado. Porque no han puesto personal idóneo a cargo de las autoridades de aplicación”, denunció en diálogo con PáginaI12, y responsabilizó por esas fallas graves al ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich.

Biró señaló que el Gobierno no creó una secretaría o subsecretaría aerocomercial que sirva como ente coordinador de las autoridades de aplicación, que serían EANA y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). De hecho, recordó, la ANAC está a cargo de Tomás Insausti, a quien el piloto Biró denunció penalmente por “malversación de caudales públicos y abuso de autoridad”.

Según el dirigente gremial, en el audio que se viralizó, queda clara esa saturación aérea cuando la controladora le responde al piloto que se quejó por el cruce, que esa es la situación en la que trabaja el sector, y que es producto de “llenar el espacio de aviones de manera exagerada” y sin brindar los recursos humanos y materiales necesarios para el correcto desarrollo de la actividad. 

En cuanto a los insultos cruzados por el piloto y la controladora, Biró afirmó que “estos son laburantes metidos en una situación disruptiva por el peligro que genera una casi colisión con el nivel de estrés que tienen en el laburo y viene con lo que venimos denunciando desde los sindicatos hace muchísimo tiempo”.

En el mismo sentido, Pedraza señaló que “venimos denunciando el incremento desmedido del tránsito aéreo sin las inversiones correspondientes, la capacitación necesaria y la modernización de las frecuencias aeronáuticas para tener una comunicación tierra-aire efectiva y radares que funcionen con una confiabilidad del 99 por ciento”, y remarcó que “no está declarada la capacidad de cada sector y la gente está trabajando por encima de la media de lo que puede soportar un controlador aéreo en forma segura”.

Y agregó que “a eso se suma que la Unidad de Gestión de Tráfico (Flow Management Unit), que analiza la demanda aérea, está fallando porque hoy no tiene soporte técnico. La controladora que estaba sentada venía soportando hace horas una saturación desmedida en su sector, en la posición de entrada San Antonio, tenía casi 10 aviones en espera. A pesar de que hubo supervisores que asentaron en el libro de guardia lo que iba a ocurrir no se tomaron las medidas necesarias para mitigar el tema”. 

Con una perspectiva distinta evaluó la situación el perito en investigación de accidentes aéreos e ingeniero mecánico aeronáutico Rubén Miguel Cafaro, para quien parte del problema del cruce, que “fue grave porque 150 metros en aviación es un abrir y cerrar de ojos”, es que aeroparque es un aeropuerto que ya no debería estar funcionando. 

“El 90 0 95 por ciento de los accidentes se dan cerca de los aeropuertos porque el ascenso y descenso son las etapas críticas. Y la saturación en aeroparque se da porque tiene una sola pista y muchos aviones dando vueltas en la terminal Baires. Las consultoras hace más de 30 años dijeron que aeroparque tiene demasiadas limitaciones operativas y debería quedar limitado a vuelos sanitarios o de fuerzas de seguridad. Porque además, es peligroso. El plato imaginario de 45 metros de alto y 4 kilómetros de diámetro que deberían conformar el área de seguridad, según las normas que fija la Organización de Aviación Civil Internacional, no se cumplen porque esa zona está perforada por 170 edificios y antenas, donde no debería haber nada”.