La recesión económica y la caída del consumo interno impactaron también en el intercambio comercial externo, el cual se desplomó en marzo un 20 por ciento respecto del año pasado hasta contabilizar 9089 millones de dólares entre exportaciones e importaciones. El Gobierno que hizo de la apertura comercial su principal bandera de campaña tiene actualmente un intercambio mensual inferior al que existía antes de asumir, el cual se ubicó en 11.288 en octubre de 2015. La retracción del comercio y la caída en las importaciones le permitieron al Gobierno un saldo comercial positivo de 1183 millones de dólares. Ese superávit fue resultado de exportaciones por 5136 millones de dólares, con una caída de 5,0 por ciento interanual, menos las importaciones por 5136 millones, con un desplome de 33,7 por ciento respecto de igual mes del año previo. En el trimestre se registra un superávit comercial de 2016 millones de dólares, contra un déficit de 2373 millones en igual período de 2018.

Pese a las concesiones en materia de apertura comercial, el país redujo fuertemente su nivel de intercambio –suma de exportaciones e importaciones– a mínimos de la era Cambiemos. La caída en las importaciones, para forzar un resultado comercial positivo, fue buscada y se logró con una brutal recesión económica. La pérdida de poder adquisitivo de los asalariados congeló la demanda de productos terminados, aunque se haya facilitado aún más la compra “puerta a puerta” al exterior. De todos modos, esa flexibilización alcanzó para destruir la industria local en aquellos rubros que más ingresaron al país. El segundo canal es la ausencia de inversiones que impacta en la compra de insumos y maquinaria. La crisis en el sector automotor también influyó en este resultado.

En el trimestre, las importaciones sumaron 12.171 millones de dólares, para convertirse en la menor cifra desde igual período de 2010 (11.067 millones). En marzo las compras externas se redujeron el 33,7 por ciento, lo que se explica por una caída en cantidades (-32,4 por ciento) y levemente en precios (-1,9). Si se desagrega por rubro, la importación de bienes de capital se retrajo 46,1 por ciento, de lo que 37,1 por ciento fue en cantidades. En bienes intermedios el retroceso fue de 21,3 por ciento (-15,5 en cantidades). 

Reflejo de la crisis de la industria, la importación de piezas y accesorios para bienes de capital cayó 36,6 por ciento, pese a que los precios aumentaron 4,9 por ciento. Es decir que en cantidades el retroceso fue de 39,7 por ciento. “Las importaciones de bienes de consumo cayeron 32,6 por ciento; los precios bajaron 1,8 y las cantidades disminuyeron 31,2”, detalla el Indec. Las importaciones de autos disminuyeron 60,7 por ciento en unidades. En combustibles y lubricantes la baja fue de 23,7 por ciento. 

Con este deterioro, el saldo comercial logró ser positivo, aunque menos de lo esperado si se toma en cuenta que las exportaciones también están en baja.

Las exportaciones en marzo disminuyeron 5 por ciento (270 millones de dólares menos que un año atrás). La contracción se explica por una disminución de 5,2 por ciento en precios y una leve alza de 0,3 por ciento en cantidades. En el trimestre sumaron 14.186 millones de dólares con una baja de 2,3 por ciento interanual. En el desagregado, continúa la tendencia a primarizar las ventas externas. El valor de las exportaciones de productos primarios mejoró en cantidades 0,9 por ciento y las manufacturas de origen agropecuario lo hicieron en un 3,6 por ciento interanual. En contraposición, las ventas de manufacturas industriales retrocedieron 4,3 por ciento en cantidades respecto de igual mes del año pasado. En tanto, creció la exportación de combustibles y energía, con un 4,3 por ciento de alza en cantidades y de 2,2 por ciento en precios.