Rosario Central sigue sumando decepciones en la Copa Libertadores. Ayer  arrancó el partido ante Universidad Católica sabiendo que no tenía chances de avanzar a los octavos de final del torneo continental, aunque conservaba una luz de esperanza de pelear hasta la última fecha por un lugar en la Copa Sudamericana, a la que se clasifican los terceros de cada zona. Para alimentar esa ilusión debía ganar anoche, vencer también en la última fecha y esperar que lo ayudara otro resultado en el cierre del grupo. 

Todas las especulaciones se derrumbaron con el primer gol de Católica, a los 23 minutos. Lo marcó Fuentes, con un violento derechazo, tras un despeje defectuoso de Caruzzo. El local intentó la reacción, pero las buenas intenciones chocaron una y otra vez con la solidez de los chilenos, convencidos de su plan de juego y atentos, después de la ventaja, a aprovechar alguna contra. Pero la insistencia de los rosarinos tuvo premio cerca del final, cuando Fuenzalida marcó el 1-1 venciendo su propio arco. Muy poco para este Central, que el jueves efrentará a Boca por la Supercopa.