"Estamos en la Justicia. Acá tendría que estar mi hijo siendo juzgado por robo y no yo tratando de hacer justicia porque lo mataron", lamentó Silvia Krabler, madre del ladrón asesinado por Lino Villar Cataldo en 2016, luego de que el jurado popular declarara por unanimidad "no culpable" al médico de 65 años. "Le aviso a la gente que está cerca de Cataldo que ande armada porque es portador de tres armas. Con una 9 milímetros mató a mi hijo, le quedan dos 38 para hacer justicia por mano propia", advirtió la mujer.

La madre de Ricardo Krabler, el ladrón de 24 años asesinado por Cataldo, lamentó la decisión del jurado y aseguró que el médico "no quiso ir a un juicio abreviado porque sabía había cometido el homicidio". Krabler consideró que el hombre de 65 años "dio lástima". "Resulta que el médico, que vino desde Paraguay, el dador de vida, el que cuidaba enfermos, baleó a mi hijo", denunció Silvia en las escalinatas de los tribunales de San Martín.

"Yo no justifico que mi hijo salió a robar, pero tampoco a este asesino matriculado, que le dio 6 tiros por la espalda", subrayó la mujer, quien lamentó que su hijo no haya estado en esos mismos tribunales juzgado por robo. "Va a seguir matando, va a ser un ladrón de vidas... Un santo, un inocente y por qué... porque tiene una matrícula", agregó Silvia.

La fiscalía había imputado a Cataldo por “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego”, por lo que podía enfrentar una condena de entre 10 y 25 años de prisión. Sin embargo, los doce jurados convocados —seis mujeres y seis varones, entre quienes había un gasista, una profesora de Inglés, un empleado de una empresa de lógística y varios estudiantes— consideraron que el médico era "no culpable" del crimen.

Así, los jurados valoraron los argumentos de Cataldo, quien sostuvo su inocencia y adujo que su vida estuvo en peligro: La fiscal Diana Mayko, en cambio, sostuvo que "cuando decidió disparar ya no estaba en riesgo su vida, y sólo pesó su afán por retener su automóvil asegurado".

El hecho ocurrió el 26 de agosto de 2016, alrededor de las 20, cuando Villar se retiraba del consultorio en su Toyota y Krabler lo apuntó con un pistolón, le dio un golpe con la culata del arma y lo sacó de la camioneta. Villar entró al jardín de su casa, tomó el arma que guardaba en un cantero, una pistola Bersa Thunder Pro calibre 9 milímetros, salió y le descargó cuatro balazos al ladrón.

Los peritajes demostraron que el arma de la víctima no estaba cargada –algo que Villar Cataldo no podía saber– y que, cuando el médico comenzó a disparar contra la camioneta que conducía el joven, Krabler estaba sentado encima del pistolón que usó para intimidar al dueño de la camioneta. Por ello, era imposible que amagara con disparar por la ventanilla, tal como aseguró Villar Cataldo cuando justificó los disparos que terminaron con la vida de Krabler.