Las pérdidas y ganancias extraordinarias que ofreció el mercado el último año son notables. El Bonar 2020 es un activo que lo muestra a la perfección. La semana pasada llegó a entregar una rentabilidad del 40 por ciento en moneda extranjera. En palabra simples: el inversor que puso el jueves 100 dólares se llevará (si el bono se paga) 140 en el segundo semestre de 2020. Este rendimiento es 10 veces mayor respecto de lo que ofrecen bonos de Chile. Pero para que esto suceda primero hubo otros inversores que acumularon una caída de patrimonio de más del 20 por ciento. La cotización del Bonar 2020 pasó de 100 a menos de 80 dólares en un par de semanas.

La lección es contundente. Es imposible seguirle el ritmo a la volatilidad y mucho menos ofrecer explicaciones claras de por qué suben o bajan los precios de los bonos. El economista que lo intenta tiene una motivación poco transparente. La intención es influenciar en las expectativas del mercado dependiendo la situación de sus propios activos. Esto produce una reacción simple de observar. En los momentos de pánico financiero se escuchan lecturas muy diferentes. Los que vendieron sus títulos aseguran que todo va a explotar. Los que siguen comprados plantean que los pisos del mercado se alcanzaron y lo que queda es todo para ganar.

El único dato claro es que la especulación con los títulos públicos fue notable en los últimos días e hizo saltar el riesgo país por arriba de los 1000 puntos. Esta cifra no se veía desde 2014 (cuando se llevaba adelante la disputa judicial contra los fondos buitre y la economía tenía un programa de administración cambiaria que no permitía la compra irrestricta de divisas). La tarea de encontrarle un argumento racional a esta suba frenética del riesgo país en lo que va de abril es improductiva.

Esto último no le quita mérito a las justificaciones planteadas. Muchas son ocurrentes. ¿La eliminación de las bandas cambiarias desgastó la confianza de los inversores? ¿Las encuestas son muy diferentes respecto de las que había hace un mes? ¿La falta de interés en renovar Letes en el último vencimiento funcionó como una alarma para salir de los activos de renta fija? ¿Los mercados intentaron presionar al Poder Ejecutivo? Se trata de hipótesis que pueden hacerse sin límites pero no permiten predecir el movimiento de los títulos públicos en los próximos meses.

La idea de adelantarse a los precios de corto plazo no es lo relevante. La tarea con cierto valor es trata de capturar la tendencia de mediano plazo que tendrá el mercado. Una forma de intentarlo es revisando los datos sobre vencimientos de la deuda. Esto es más tedioso que pensar argumentos para explicar el riesgo país pero permite comprender en detalle el nivel de exposición de la economía argentina a una situación de impago. El calendario de vencimientos diarios de los títulos públicos del Ministerio de Hacienda indica que este año quedan tres pagos grandes atados a moneda extranjera:

  • EL 7 de mayo deberán desembolsarse 1783 millones de dólares por capital del Bonar 2024 y 468 millones de dólares por intereses de este mismo bono.
  • El 21 de junio se pagarán el equivalente a 2000 millones de dólares de capital y 90 millones de dólares del bono dual (esta deuda se paga en pesos pero a la cotización del tipo de cambio de ese momento y no puede licuarse con devaluación).
  • El 28 de septiembre se abonarán 1958 millones de dólares por el pago de una porción del capital del Bonar 2025.

En 2020 por su parte se estiman pagos netos de deuda en moneda extranjera de 14.000 millones de dólares. Son montos elevados aunque no imposibles de pagar. Las reservas en el Banco Central actualmente suman más de 70.000 millones de dólares y -sin hacer un detalle de la composición- muestran que los vencimientos de deuda en moneda dura podrían cumplirse incluso sin recurrir a nuevo financiamiento.