El Senado de Alabama, con mayoría de hombres republicanos, aprobó la ley más restrictiva en todo el país para prohibir el aborto. La iniciativa elimina las excepciones en casos como violación o incesto y estipula penas de prisión de entre 10 y 99 años para los médicos que los practiquen. Sólo deja en pie el causal por peligro de muerte para la madre o el feto, al establecer que realizar abortos se convierte un crimen desde el momento mismo en que se escucha el primer latido de corazón del feto, a las seis semanas de gestación. Las mujeres que abortan no serían procesadas, pero sí verían obstaculizado su acceso a este derecho consagrado por la Corte. El objetivo de los senadores de Alabama es provocar una batalla judicial que llegue a la Corte Suprema de Justicia, para desafíar así la legalidad de esta práctica en el país, consagrada en un fallo del Tribunal Supremo.