Si hubo una performance que nucleó el diálogo entre los estilos del Festival Nuestro 2019, celebrado el sábado en Tecnópolis, no hay duda de que fue el show hilvanado por el Chango Spasiuk y Chancha Vía Circuito. Pero fue por puro accidente, pues la lluvia amenazó con ser protagonista del evento. Por lo que la organización movió su presentación del Escenario Afuera, ubicado en la intemperie junto con el Íntimo, al Escenario Adentro (el techado), al que le pesaba la chapa de “aforo principal”. El chamamecero, con una humildad conmovedora, pidió “perdón por meter nuestra música entre otras”, poco antes de finalizar su espectáculo. Y es que sabía que estaba en frente al público de Las Pastillas del Abuelo, el grupo que los secundaba. Pese a que la circunstancia parecía adversa, el tándem, que unió fuerzas para mostrar esta dialéctica entre tradición y modernidad desde el año pasado, no sólo se ganó el respeto de la muchedumbre, sino que también tuvo instantes tan eufóricos que lindaron con una actitud bien rockera. Lo que devino en el arengue y la ovación de la gente. Aunque asimismo expusieron momentos sublimes en complicidad con una terna de coristas de la colectividad ucraniana en la Argentina. 

Promediando su show, Juana Molina había sometido al trance a la audiencia que se acercó a verla al Afuera. Incluso hubo público del grupo comandado por Piti Fernández que se colgó viendo a una de las argentinas más universales de esta época, y entró poco después de que comenzara esa fiesta con “Oportunistas”. Antes de que Las Pastillas del Abuelo rematara su lista de 22 temas, con “Viejo karma”, “Ojos de dragón” y “Otra vuelta”, Nathy Peluso, retando a la lluvia, se subió al escenario ante una masa enardecida. Esta moronense, que reside en España, se transformó en una de las figuras de la música urbana en español. Lo que dejó en evidencia en esta actuación en la que, tras levantar el telón con la intro de “La grasa de las capitales”, de Serú Girán, alternó el rap potente con el R&B desgarrador. Mechó todo esto con su costado más latino. Acompañada además por una banda impresionante, capaz de ir del jazz más exquisito a su flamante hip hop, “Natikillah”, con entereza. Aunque siempre funcional al histrionismo de la artista de 24 años. 

Si bien El Kuelgue despidió esta versión del Festival Nuestro en el Afuera, un rato antes, en el mismo escenario, Miss Bolivia, quien recogió el guante caliente que le dejó Peluso, ofreció un show combativo en el que repasó sus éxitos e incluyó un tema nuevo: “Se quema”. Eso sucedía al mismo tiempo que Dancing Mood despachaba su artillería de rocksteady y ska en el Escenario Adentro, y Villa Diamante reinventaba la cumbia electrónica que bien supo patentar. Esta vez en el Escenario Intimo, y con la complicidad con de Luyara Tink y Dakillah. Pero este nuevo capítulo del evento no sólo será recordado por su eclecticismo, del que Estelares, Militantes del Clímax, Ainda Dúo, Hipnótica, Jeites y Pablo Dacal fueron partícipes, sino también por su vuelo internacional, con las actuaciones de la chilena Francisca Valenzuela, los colombianos Monsieur Periné y la uruguaya Eli Almic, y, especialmente, por la redención de la mujer. Y de eso pueden dar fe Hija de Tigre, Silvina Moreno o Señorita Bimbo. Otro de los aciertos del encuentro musical masivo, al que acudieron 15 mil personas, fue el cruce de tribus y generaciones. Aunque los más jóvenes demostraron su desprejuicio, lo que es todo un triunfo en la escena musical local.