No es casualidad que los videos de freestyle argentinos tengan más reproducciones que los del resto del mundo. Tampoco que la elite argentina de MCs tenga mejores performances en redes sociales que todos los demás. Así las cosas, después de Dtoke, un talento que desde Rafael Calzada llevó la bandera argentina a lo más alto, y tras el retiro de Wos, el último campeón internacional salido de esta patria, nuestro país se erigió como la gran usina de artistas de la improvisación.

A diario, un tendal de pibes se suman a la movida y el nivel cada vez está mejor. Teniendo como factoría a las plazas, pero principalmente a Las Vegas Freestyle y Cultura Rap, dos competencias que devienen en semilleros, los locales vienen cada vez mejores y más chicos. Gracias a la proliferación de las batallas vía internet y a la profesionalización de la disciplina gracias a la constancia de la Red Bull Batalla de los Gallos y al desembarco de la Freestyle Master Series (FMS), Argentina se convirtió en el principal granero del planeta.

Por todo eso, el universo de los sub-15, con compes en las que se miden entre pibes de la misma edad, ya perfila para llevar material del underground al mainstream sin escalas. La salvedad es el caso de Zaina, que con 15 años ya saltó a las ligas mayores con presencias en FMS y algunas prestigiosas competencias en el exterior. Pero acá, en suelo firme, tres son los competidores sub-15 que están haciendo el camino del héroe y quieren ir del barr(i)o a la eternidad: G5, CTZ y HDR.

 

G5, a punto de dar el salto

Un video compilatorio con medio millón de reproducciones avisa: “Lo mejor de G5 (12 años) – El pequeño gigante”. Ahí, en esos minutos, este chiquitísimo de rizos oscuros, remeras anchas y joggings achupinados escupe rimas en las competencias de Irlanda Freestyle y Las Vegas Freestyle. Entre tantas gemitas, se corta ésa que terminó siendo conocida como su primera explosión pública: “Miralo camarada, rompí los dos espejos, me banqué los 14 años de mala suerte: ¡tengo 12 y todavía no me pasó nada!”

Flash a lo mágico: cuando la tiró, Gabriel Nicolás Espino sabía que algo iba a pasar. “Todos los días preguntaba si habían subido esa batalla”, cuenta G5. “Hasta que unos tres meses después, estando de vacaciones en México, vi que la habían subido”, sigue. Enseguida, esa batalla alcanzó las 600 visitas. Para la noche ya eran unas 3000 y ahora, tiempo después, ya oscila la friolera suma de 50 mil. Para este joven freestyler de 14 años, dominar las métricas de la viralidad terminó siendo crucial en su carrera.

A fuerza de presentarse en competencias, ganar batallas, tirar punchlines y colarse en recomendaciones, G5 se yergue como uno de los MC más respetados de la nueva-nueva-nueva escuela del freestyle argentino. Como tantos otros pibes, fue internet lo que les destrabó data. Con apenas 11 años ya escuchaba a Canserbero, el fallecido rapero venezolano. Entretanto, el algoritmo de YouTube le sugirió batallas del mismo artista y así fue cómo llegó al freestyle venezolano. Al toque se imantó con Anestesia y Chang. Y después, lógicamente, llegó al argentino: al indestructible Dtoke, a Halabalusa, al Quinto Escalón.

En su casa o con sus amigos, el pequeño Gabriel se la pasó practicando hasta que descubrió que, apenas a una cuadra de su casa, se organizaba una competencia: la 55 Freestyle, en el barrio de Flores. “Perdí en octavos pero me sentí cómodo”, recuerda. Y siguió y siguió. Los mensajes en las redes empezaron a cebarlo. Sus rimas continuaron apareciendo en cuentas de Instagram y en distintas recopilaciones. Llegaron los primeros viajes a Rosario, San Lorenzo y ahora, en julio, pisará Perú para batallar en Chiclayo Rapea Vol. 5 y Pucallpa Rapea Vol. 1, dos compes picantes. No obstante, una de las cosas más increíbles que le pasó fue subirse a rapear con Mala Fama en el Festival por la Educación de Parque Patricios. Ahí, el guacho tiró de las suyas en medio de La marca de la gorra. Corta: Hernán Coronel, líder de Mala Fama, se volvió loco. “Estaba nervioso, tenía el corazón en la boca”, resuena G5.

Por estos días, Gabriel transita el colegio secundario: “Nunca me llevé ninguna materia”, remarca. Y además reconoce a Acru como su principal influencia –“Un freestyler concreto y rebuscado”–, admira fuerte a sus amigos –“CTZ es el mejor de todos, es el futuro y está en proceso de ascender de nivel”– y disfruta de “la libertad de expresión” que le otorga el freestyle: “Me parece mal que hayan juntado toda esa plata para arreglar Notre Dame y no para calmar el hambre en el mundo”, arroja el pibito con ilusión.

¿Cuál es tu principal sueño con el freestyle?

--Mi principal objetivo es representar a la Argentina y salir campeón internacional. Y tal vez es un poco atípico decir esto pero, el día de mañana, si me convierto en un referente, quiero seguir siendo quien soy.

 

CTZ, la promesa del underground

“Para mí, hacer un freestyle es como estar dentro de una pantalla: alrededor veo todo negro”, escupe CTZ, un joven oriundo del barrio de San Martín que es señalado como la gran promesa del under. Y, en efecto, se presenta como un hijo de Internet: lo que ve es YouTube, lo que vive es de posta. Su alias no remite a nada en especial, pero fue el a.k.a. que eligió el guachín Mauricio Jano Vallejos Ortíz para empezar a entrenarse con los videos de la página oficial de Red Bull: “Para registrarte, la plataforma te pedía un nombre de por lo menos tres letras y fueron las primeras tres que se me vinieron a la mente”.

Gracias a la proliferación de El Quinto Escalón, los barrios empezaron a prender la mecha del freestyle en plazas. La democracia del free estaba coronando su mejor momento y los espacios públicos agolparon a los pibes de las nuevas generaciones. Con ese flamante escenario, San Martín parió a El Rocosorio, una de sus compes más picantes y aquella en la que CTZ terminó encontrándose como batallero: “Una vuelta le gané a Slug, un MC muy bueno de la zona, y realmente pensé que tenía algo para dar”. Así pasó de no pensar en rap a tirar freestyle las 24 horas del día. Mañanas, noches, en el cole, fuera, da igual: CTZ respira freestyle. Y estos últimos años resultaron definitivos para su presente: “Me obsesioné tanto que ahora prefiero ir a las batallas sin entrenar, sino me agobio”.

Después de ganar El Rocosorio, CTZ empezó a recibir la atención de los freestylers de su zona. Y, fundamentalmente, a obtener su respeto. Entretanto, con 14 años, en 2018 ganó la edición sub-15 de Misión Hip Hop, la competencia que organiza El Misio, host de los eventos más importantes del palo. “Le gané a Dinámica en la final pero difiero en el resultado: creo que él estuvo mejor”, reconoce.

A la vez, el sueño de volverse un MC profesional comenzó a moverlo cada vez más. Por eso, con el fuego del underground, se presentó en cuanta batalla pudo y terminó haciendo base en Las Vegas Freestyle, el gran semillero de la capital federal. Allí perdió tres finales seguidas, lo que terminó afectándolo: “Todavía sigo pensando en eso”. No obstante, se encuentra perfeccionando su estilo con micrófono y tratando de sumar diferentes habilidades para convertirse en un MC completo. “Siento que ahora dejé de ser plano, trato de sostener una técnica básica que me resulte efectiva.” Hace unas semanas ganó la competencia 2 vs 2 sub-15 de Las Vegas junto a HDR, su amigo y coterráneo: “La verdad es que estoy contento, sí, pero mi desafío es ganarles a los grandes”.

Su principal búsqueda pasa por meter barras con sustancia, nutritivas, jugosas y sin grasa: “No me gusta rellenar, quiero llegar a ese nivel de freestyle donde todo tenga sentido y coherencia”. CTZ sueña con ganar una Red Bull Batalla de los Gallos nacional, y “ojalá una Batalla de Maestros también”. Mientras lo consigue, reconoce a Aczcino como su máximo ídolo –“Ganó todo”– y le gustaría estudiar psicología, así sea que no termine dedicándose a eso.

Te presentás en todas las competencias del under, pero todavía tenés que ir al colegio. ¿Tenés tiempo para estudiar?

--Fui el mejor promedio de la escuela y ahora me saco 3 en todas las pruebas. No tengo muchas ganas de estudiar. Y uso las competencias de freestyle como pretexto para no hacerlo. ¡Pasé de ser abanderado a llevarme hasta el banco!

 

HDR, el bravo muchachito de barrio

Con reminiscencias a aquella mirada penetrante con la que Dtoke le movió al piso a Stigma en una de las batallas más vistas en la historia del freestyle, el joven HDR le clava los ojos de manera desafiante a sus oponentes. En las cruzadas se mueve espástico, sacude su cabeza como si destrabara sus huesos y se relame insistentemente los aparatos que lleva en sus dientes. Un poco para provocar y otro porque le sale, así es el instante antes de atacar. Y HDR, el alias de Facundo Daniel Benítez, ya se está asomando como uno de los sub-15 más bravos de la escena.

HDR es el Hijo del Rey, un sobrenombre que se puso en la iglesia. Eran épocas de rezo y fe. Su madre había tenido fibromialgia, una enfermedad reumatológica que se caracteriza por su dolor crónico. Y la iglesia terminó siendo el refugio emocional de su familia. “Fuimos a la iglesia para que ella se fortaleciera”, recuerda HDR. Curiosamente, fue ahí donde empezó a rapear: “Me metí en unos talleres de rap que daban en la iglesia y encontré una identidad”. Ahora, a sus 15 años, dejó de asistir por la asiduidad con la que concurre a las competencias, pero lleva la cruz cristiana colgando brillante sobre su cuello.

Casi todos los días, HDR va a competir y llega a su casa a la medianoche. A los 11 años, un amigo lo llevó a una competencia y desde ahí no paró más. “Andaba vagueando por la calle y, en vez de estar por ahí, empecé a competir”, recuerda. En batallas, su principal virtud es la agresividad y la puesta en escena. A la sazón, ya ganó el torneo sub-15 de Las Vegas Freestyle superando a un tendal de pibes de su edad. Eso fue lo que le terminó dando el respeto de sus contemporáneos.

Para el corto plazo sueña con clasificar a Supremacía, Batalla de Maestros y Red Bull Batalla de los Gallos. No obstante, es de los MC que ya está distribuyendo los huevos en distintas canastas: sacó un puñado de temas que colgó en su canal de YouTube. Allí, en esta gesta, se destaca con Te fuiste, un trapcito romanticón y homemade en el que se despega del mundo criminal: “No fumo droga ni soy un rockstar y la vida ajena a mí no me importa”.

Los pibes del barrio de San Martín, su microcosmos, lo respetan y lo ceban. Lo paran en las esquinas y le piden que rapee. “No sabía rapear nada pero hacía chistes descansándolos a ellos”, sostiene. Al tener muchos hermanos, HDR ganó popularidad entre la ranchada. “A los pibes más grandes les re gusta, se cagan de risa porque saben que lo hago bien.”

Considera que este fue su mejor año porque pudo clasificar varias veces a Las Vegas Freestyle y también a Cultura Rap, dos de las competencias más codiciadas por los jóvenes talentos. “Pude demostrar que puedo hacerlo bien”, comenta. Y sigue: “Estuve como dos años hasta que empecé a clasificar”. Eso le empezó a abrir las puertas en el mundo grande del freestyle. “Igual, CTZ es el mejor del under”, reconoce. Asimismo, HDR no se ve como de los mejores pero sí como uno de los más fuertes: “Lo digo un poco por humildad y otro poco porque es verdad”, cierra.

¿Pensás que le podés hacer fuerza a los freestylers más grandes?

--Le puedo hacer frente a cualquiera de la Argentina. Internacionales, no creo. Tuve una batalla con Nacho, que está en la FMS entre los mejores del país. Y si bien no soy más fuerte que él, creo que tuve una buena batalla. Incluso, sentí que le había ganado pero no tuve los votos.