Las mujeres y las disidencias en Argentina demostramos que podemos seguir sosteniendo, más fuerte que nunca, una agenda a la ofensiva exigiendo el aborto legal y el fin de las políticas de ajuste cuyos efectos sufrimos de manera más acentuada. El poder de movilización que se viene sosteniendo hace ya varios años posicionó al movimiento feminista como uno de los más importantes del país, con nuevas generaciones que se suman a la lucha. No sólo esto: desde México a Siria, desde Inglaterra a Brasil, las mujeres del mundo se solidarizan con los reclamos de las argentinas, tomando como muestra ejemplar todo el amplio despliegue del accionar local, que no tiene parangón en ningún otro lugar del mundo.  Contra todos estos avances se posiciona en la región una nueva derecha con diferentes expresiones, mayormente vinculada a un sector ultraconservador de las iglesias, tanto católica como evangélica. Desde el ascenso de (Jair) Bolsonaro en Brasil, bajo el discurso contra la “ideología de género”, como también la campaña “Con mis hijos no te metas” con gran poder de veto en Perú, en nuestro país tuvo distintas acciones que describen sus posturas, no siempre tan explícitas. Este verano asistimos a los obstáculos para la aplicación del protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) a casos terribles de violaciones a niñas que habían quedado embarazadas producto de un abuso. Estas situaciones causaron repudio en la opinión pública pero que esos sectores reivindicaban, incluso llegando a idolatrar la maternidad de las niñas víctimas de abuso en una editorial sin firma del diario “La Nación”. Luego, en el ámbito parlamentario existieron nuevos intentos de frenar la provisión de misoprostol, en la provincia de Misiones como de discutir los proyectos de adopción de niños por nacer en el Senado de la Nación. También hubo episodios de amenazas a los médicos y médicas que garantizan derechos y a las postulantes al cargo de Defensor de Niños, Niñas y Adolescentes. El dinamismo de la disputa por el sentido común se agudiza a partir de la agenda feminista y sus detractores, que traen mucho más que la oposición a nuestra agenda ya que son los representantes de una renovación de la antigua derecha conservadora. Hoy más que nunca, las feministas aceleramos un proceso de cambio social. Sin embargo, persiste una disputa sobre el sentido común. La imposibilidad de tratamiento parlamentario de los proyectos antiderechos junto con la movilización social alcanzada nos muestran que hay una sociedad que se expresó masivamente a favor de la ampliación de derechos, sin embargo, no podemos abandonar el camino de fortalecer nuestro movimiento en todas sus expresiones, seguir disputando lugares de poder y decisión como construir políticas de Estado para asentar la idea de que, el futuro, es feminista.

Victoria Tesoriero: Socióloga, co fundadora del Proyecto Generar (Centro de Estudios y Usina para el desarrollo con igualdad) e integrante de Católicas por el Derecho a Decidir y la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.