Imágenes de Imagine. En 1971, poco antes de emprender la grabación del que resultaría su disco más popular, John Lennon y Yoko encargaron la grabación de las sesiones en video  (primeros berridos de ese formato), con la intención de dar al metraje algún uso que aún no estaba claro. Al año siguiente ambos decidieron lanzar un largometraje para televisión llamado igual que el disco, básicamente un recorrido a través de cada tema, con una serie de gags previsiblemente dadaístas entre uno y otro. Fue demasiado para la tele. Tuvo una premiere y eso fue todo. A mediados de los 80 Imagine (la película) se conoció en VHS con 15 minutos menos, y en septiembre del año pasado tuvo un tardío lanzamiento en salas de cine de Estados Unidos, en syncro con la apabullante cajota de seis discos llamada Imagine-The Ultimate Collection, que incluye 140 tomas distintas de los temas del disco. Fragmentos de la Imagine de John & Yoko fueron a parar a un documental llamado Gimme Some Truth: The Making of John Lennon’s Imagine, que la televisión puso al aire en 2002. Para complicar más las cuestiones de nombres y títulos, ese documental lo filmó Andrew Solt, realizador de la película de 1988 que aquí se conoció como Imagine, y cuyo título original es Imagine: John Lennon. Y finalmente está John y Yoko: Above Us Only Sky.

Dirigido por el documentalista Michael Epstein, Above Us…, que Netflix estrenó recientemente, echa mano de las mismas fuentes que los anteriores (debe sumarse Film, film experimental que Yoko Ono presentó en 1971). Por lo cual si de a ratos uno siente como un déjà-vu, no es un déjà-vu, sino un auténtico “esto ya lo vi”. La diferencia está en las imágenes de más o de menos, su ordenamiento y los distintos efectos de sentido que esos “más” y “menos” produce. En relación con la Imagine conocida en Argentina, John y Yoko se atiene más a la cronología, más al hecho en sí (la grabación del disco) y desarrolla más cada escena. Además de incluir declaraciones a cámara, cosa que allí prácticamente no sucedía. Entre los talking heads figuran el bajista Klaus Voorman, los bateristas Alan White y Jim Keltner y Yoko y Julian Lennon. Pero además varios periodistas, fotógrafos y técnicos, todos ellos presentes durante las sesiones.

Las jornadas en los estudios de Tittenhurst Park (la gigantesca propiedad de 40 hectáreas que Lennon había adquirido recientemente en las afueras de Londres) comenzaban en la cocina, donde músicos, sonidistas y asistentes mojaban el pan en el huevo, antes de ingresar al estudio, que estaba al lado. Según cuenta un testigo, un día que se colgaron con la charla de sobremesa, Phil Spector (productor del disco, tal como había sido del primero de la Plastic Ono Band) se acercó a preguntarle a Lennon cuándo iban a empezar a grabar. Como si lo hubiera despertado, el autor de “Jealous Guy” salió disparado y todos detrás de él. Durante un ensayo de “Imagine” (el tema), se ve a Lennon al piano y a Yoko tirada en el piso, cosiendo. Tratándose de Yoko, es posible que lo de la costura fuera alguna clase de acting pop, hecho especialmente para la cámara. A propósito: filman varias cámaras. En algún momento, alguna otra entra en cuadro, filmando desde otro ángulo.

“En un primer momento me sorprendió lo callada que era”, dice de Yoko el fotógrafo Kieron “Spuds” Murphy, un tipo asombrosamente parecido al Gru de la saga Mi villano favorito, a quien en su juventud las patillas XL daban, de acuerdo a lo que puede verse, el aspecto de un Joe Cocker inflado. “Pero un día la vi sentada en el piso, escribiendo la letra de una canción mientras John tocaba ‘Imagine’, y me di cuenta de que tenía mucho más peso creativo que el que parecía”. Vaya si lo tenía. Lennon afirma, durante una entrevista, que se arrepiente de no haberla incluido en los créditos de “Imagine” (el tema) como coautora. Hay quienes afirman, en otro segmento del documental, que “‘Imagine’ es Yoko, la letra es toda de ella”. Más aún, algunos aseguran que “el lenguaje que usó Lennon, desde el momento en que la conoció hasta su muerte, era de ella”. En una entrevista concedida unos años atrás, después de despejar toda duda en el sentido de que los Beatles “no se separaron por su culpa”, McCartney asegura que conocer a Yoko, proveniente del mundo del arte de vanguardia y con una consciencia sobre la contemporaneidad que los Beatles no tenían, produjo en Lennon “una conmoción” que sería definitiva.

En las grabaciones Lennon le da bandera verde para opinar, y es de imaginar lo que esa falta de límites habrá causado en el seno de los Beatles, durante las tomas de Abbey Road o Let it Be. Sobre todo para McCartney, que era “el otro” de Lennon. Y ahora aparecía “la otra”. En John y Yoko se la oye mucho desde fuera de campo, interviniendo incluso cuando otros lo están haciendo. Esto sucede por ejemplo durante las primeras tomas del tema “Imagine”, cuando prueban con qué piano tocar (Lennon tenía dos en la casa) y es finalmente Yoko la que convence a John de cambiar de piano, por la reverberancia del cuarto. Primero John la manda a la pecera, no se sabe si como quien manda a la patrona a lavar los platos o para que ella, en su rol de coproductora del disco, pueda escuchar desde la central sonora. Primero parecería más lo primero, porque se lo ve algo molesto a Lennon. Cuando ella opina desde allí queda claro para qué era. Igual no le hace ninguna gracia a Lennon que le digan que esa sala tiene un sonido pésimo con una hora de atraso, y “Beatle John” manifiesta su enojo, de modo típico, con un comentario que está entre el humor y la furia.

Junto a “Beatle John” aparece, en algunos temas, “Beatle George”, que en la mesa le comenta que vio a Paul. A Lennon no le hace mucha gracia. Es, como se sabe, el período más álgido de la pelea con su ex socio creativo, después de que en “Too Many People”, de RAM, éste lanzara indirectas sobre el carácter de “predicador” que había asumido Lennon, y sobre el modo en que había “dividido” a los Beatles. En Imagine, Lennon contraataca. La letra de “How Do You Sleep” echa en cara que “lo único que hiciste fue ‘Yesterday’”, entre otras alusiones muy poco indirectas. Impresiona un poco ver a Harrison tocando su guitarrita lo más tranquilo mientras John canta ese verso con una semisonrisa envenenada: a diferencia de su actual contratista, él no había roto lanzas con el autor de “Eleanor Rigby”. En una entrevista televisiva de la que se incluye un fragmento, John dice que en esa canción no hablaba de McCartney sino “de él mismo”. Más que a verdad suena a sanata.

Así como invitó a George y a Voorman, que era amigo de éste y fue el bajista en todos los temas, por lo visto Lennon quería que también estuviera Clapton en el disco. La referencia aparece de manera oblicua en una declaración de Jim Keltner, legendario baterista de sesión que en California “tocó con todos” y que dice no haber podido transmitir el mensaje “a Eric” (en cuya casa se alojaba), “porque él duerme hasta tarde”. Por lo visto en esa época no sólo no había celular: tampoco había papel y lápiz para dejar mensajes. El militante pacifista Tariq Ali deja testimonio, por su parte, de que tanto John como Yoko estaban bien al tanto de lo que sucedía en el mundo, desde Vietnam a Birmania, pasando por la guerrilla japonesa. Una escena en la que se ve a ambos leyendo los diarios en la cama puede servir para corroborar el testimonio.