* Juan Di Natale: Me sorprendió mucho la noticia. Sabía que estaba con serios problemas de salud desde el accidente de tránsito que tuvo (en 2012). Lo operaron mal y nunca pudo recuperarse bien. Estoy muy triste, lo recuerdo con mucho cariño. Era por supuesto un personaje singular, representante de una especie de bohemia marginal que ya no existe más. Y al mismo tiempo era dueño de una erudición muy particular y muy gracioso. Trabajar unos años con él fue un aprendizaje abrupto, porque yo era muy joven, venía de otro palo y nunca había conocido a nadie como Tuqui. Fueron los años en los que conocí a los grandes personajes de Rock & Pop; pero Tuqui, que no tenía el estrellato de muchos otros, era distinto a todos, muy singular. Era la experiencia más extrema de todas trabajar con él. Y cerramos un ciclo radial de cinco años llamado Se nos viene la noche queriéndonos mucho y nos quedó a ambos un lindo recuerdo de aquellos años. ¡Era un récord trabajar cinco años con Tuqui!
* Eduardo de la Puente: Fuimos enormes amigos con el Tucán. Siempre me pareció uno de los tipos más talentosos que conocí en la vida y con un bagaje cultural que muy pocos tienen. Tenía un costado jodido, pero eso hacía su humor más ácido. Era un tipo muy frontal. Conocí su problema bien de cerca en los últimos años, pero no tuve la posibilidad de apoyarlo laboralmente. Se había recluido mucho. Al Tucán le debo de los mejores y peores momentos de la vida. Y me parece una gran injusticia cómo lo ha tratado la vida. Era una persona admirable. Arrancamos escribiendo una novela juntos, que la terminó él. Era complicado seguirle el tren en un montón de cuestiones creativas. Y creo que fue una de las personas con las que más me reí, lejos. De hecho, a fines de los ochenta, habíamos formado una banda, Éramos Tan Pobres, y en los primeros shows Tuqui hacía un monólogo fantástico. Nos entregaba al público ya sedado, con ganas de escuchar. Tengo más recuerdos extralaborales que laborales: en su casa, yirando por ahí... el costado sórdido y divertido de la vida que no sabía que existían. Hicimos un programa juntos en Radio Municipal, un programa diario, que era un delirio absoluto. Llorábamos de la risa.
* María Julia Oliván (periodista y editora de Border Periodismo): Tuqui trabajó en los últimos cuatro años con nosotros en Borde. Siempre hablábamos por whatsapp, pero después del ACV que le agarró ya se cayó mucho. Hace un mes y antes de viajar, lo estaba llamando pero se internó en Mercedes y no se llevó el celular el guacho; porque ya estaba cansado de vivir. Me vine re preocupada, hablamos con un amigo de él y quedamos que a la vuelta de mis vacaciones íbamos a hacer algo para llegar a Mercedes. Siempre seguí su trabajo, pero lo contraté porque me parecía un sol de persona y necesitaba una mano. Y al final sus columnas en Border eran un éxito porque él era brillante. Era valioso en sí mismo. Pero todos los caretas del medio no lo ayudaron porque estaba muy deteriorado, pero era un caballero y excelente articulista. Era un sol, colaboraba en todo siempre pensando que no quería ser un problema y era todo lo contrario. Tuqui fue una persona maravillosamente buena, estudió abogacía, era tremendamente culto y tenía un desenfado extremo contra dios y una devoción religiosa por el humor.
* Clemente Cancela: Lo conocí en Cuatro Cabezas, me parecía un capo. Tuqui era un tipo que me divertía mucho cuando lo escuchaba por radio; en esos años en los que aparece el amor por la radio. Un tipo brillante y sumamente inteligente; un humor atractivo, corrosivo, políticamente incorrecto y siempre al límite; pero todo sostenido con su inteligencia. Lo conocí personalmente cuando trabajaba en CQC y él escribía guiones. Siempre le pedía que me contara chistes, porque eran buenísimo, y él lo hacía generosamente.


