En la solapa de Mi Vida, figura el logo que Valor diseñó en la cárcel para su propia marca: dos revólveres enfrentados sobre lingotes de oro, y dos municiones de Fusil Automático Liviano (FAL), el arma que aprendió a usar durante su paso por la guerrilla. Esa imagen es la que llevarán los proyectos que tiene en mente desde que salió de la cárcel. “Estoy tratando de armar un salón de eventos y quizás un restaurante. Yo salí en muchos lados. Tuve mucha publicidad, me nombran los famosos, los artistas. Ese es un capital”, dice. “Va a ser una fuente de ingresos hasta que se arregle la situación económica en el país. Si viene mucha gente, empiezo a vender llaveros. A lo sumo termino arriesgando una imagen pública, en vez de la vida.”
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