La hija menor es el cuarto libro de Maria Laura Decésare; aparecido en la colección Pez Náufrago de Ediciones del Dock. Si bien apenas abierto el libro aparece un epígrafe de Idea Vilariño diciendo "hoy que olvidé  aquellos días/ no sé por qué me despierto", el primer poema de María Laura Decésare empieza con una inquisición más proustiana: "Qué perdura de la infancia", pregunta el primer verso del primer poema, fechado en Matheu 1131. Este poema inaugura un periplo que se irá desarrollando por un continuo espacio temporal, -viejos domicilios, ciudades, épocas del año, fechas-, como si no se supiera que otros, antes, entonces, podían, mojar la galletita y despertar al recuerdo. Así es como, sin embargo, Decesare explica que una cáscara de naranja que cae al suelo ("como un remolino que gira en su intento/de ser más grata a la vista y lo consigue") puede hacernos verla girando en una  nochebuena ya pasada mientras otro hermano -que sabemos mayor- apaga una luz. Pero no es sólo esto, desfilan veranos en Junín, primavera, Tres Bocas, la siesta, Caseros, la iglesia San Francisco Solano, La Nocturna, y en este desfile, sucesos y lugares van configurando este universo poético hecho de retazos de tiempo y espacio, y aún más, se explica, "ha pasado tanto/ sobre nuestras cabezas /que el claro de esos ojos nos toca/y es mejor /estarse quieta por un rato".

El tono furibundamente intimista que preside todo el libro, asentado en el tono, el ritmo, en la sencilla elegancia para decir cosas próximas, la delicadeza compositiva y la armónica aparición y desaparición de cada tema, no deja extremo sin tocar. Incluso hay en este unverso hasta un comienzo para el amor: "Al amor/lo encontré en mis padres/en cada gato que acaricio/y en los ojos de un hombre también. /El amor más amigable/me roza y me toca en la poesía..."

Ángeles y demonios advierten siempre sobre lo riesgoso de tentar a los sentimientos transgrediendo la regla que nos hace viajar perpetuamente hacia el futuro. Ignorar esta regla, según Decésare, no sería punible: "Volver es una forma" -explica el último poema del libro- "de alcanzar lo que creímos/ perdido: una mirada, un libro, el nombre de lo amado/ una voz insiste/ no cruces esa puerta/ Pero ya es tarde/ desobedezco, salto y canto/ como un grillo".

Y finalmente, volver de la mano de Decésare, en ese delicado mundo de recuerdos moldeados a medida, es -lo garantizo- una fuente de placer y de alegría. El libro, de 57 páginas, se puede comprar por $290.