BERECIARTUA CONFIRMO ADELANTO DE ROSARIO/12
El general no va al museo
El edil radical admitió que el jefe del II Cuerpo de Ejército le expresó su oposición a que se levante el Museo de la Memoria en el lugar donde funcionó la sede militar durante la última dictadura. Bereciartúa adelantó que desde el Concejo "no vamos a retroceder" con la iniciativa.
Por Leo Ricciardino
Después de que Rosario/12 revelara en su edición del domingo el disgusto de las Fuerzas Armadas con asiento en la ciudad, sobre el proyecto de instalación del Museo de la Memoria en el edificio que fuera sede del II Cuerpo de Ejército durante la última dictadura militar, ayer comenzaron las repercusiones políticas sobre el conflicto. El autor del proyecto de creación del museo que reunirá elementos relacionados con la represión en Rosario y zona, Roberto Bereciartúa (UCR), aseguró a este diario que "hablé con el titular del II Cuerpo, el general Eduardo Rodolfo Cabanillas y me confirmó que había conversado con funcionarios del Ejecutivo para manifestarle su posición contraria al proyecto. Yo le recordé que la posición del Concejo de instalar el museo en el edificio de Córdoba y Moreno había sido unánime". Bereciartúa afirmó que "ahora que el tema ha tomado estado público, le digo lo mismo que les dije a varios concejales de mi bloque durante una reunión: si acá hay que librar una batalla, vamos a librarla. Pero no vamos a ceder a las presiones por nada". El general Cabanillas le dijo al concejal que "si van a hacer un museo de ese tipo, hay que hacerlo para la derecha y para la izquierda".
Roberto Bereciartúa dijo que "evidentemente, el comentario existió porque yo hablé esta mañana (por ayer) con el general de División Cabanillas, quien le habría manifestado al intendente su preocupación por el Museo de la Memoria y sobre todo por el espacio físico, que es el proyecto complementario que fue aprobado por unanimidad. O sea que el Concejo Municipal aprobó la creación del Museo y su emplazamiento por amplio consenso".
Según el relato del edil radical, el general de División Cabanillas "me dijo aparentemente lo mismo que le dijo al intendente: que si se hacía un museo de este tipo, éste tenía que ser para los dos, para la izquierda y para la derecha, y que el lugar no era el más apropiado".
�¿El Ejecutivo se había comunicado con ustedes para imponerlos de cuál era la situación que se había generado con las Fuerzas Armadas?� preguntó Rosario/12.
�Fue simplemente un comentario relacionado con la curiosidad que causó en el Ejecutivo la llamada de Cabanillas. Casualmente, acabamos de cumplir un nuevo aniversario del golpe de Estado, cuando hay cada vez más claridad sobre lo que pasó. Entonces, cuál es el poder civil y cómo es la relación de las Fuerzas Armadas sujeta al poder del Estado como lo manda la Constitución. Por estos motivos, para mí no hay ninguna llamada, ningún comentario que pueda hacer torcer la voluntad del Concejo Municipal de Rosario. Respecto del Ejecutivo, lo que tiene que hacer es cumplir con las ordenanzas.
El edil agregó que "ahora que ha tomado estado público esta situación, vuelvo a repetir lo que le había dicho al resto de los concejales apenas surgió el tema: acá si hay que librar una batalla vamos a librarla, vamos a convocar a todas las entidades de Rosario ligadas directa o indirectamente a la defensa de los derechos humanos, para ratificar la voluntad del Concejo, y vamos a ratificar el lugar de emplazamiento del Museo de la Memoria porque creemos que simbólicamente es el más propicio". �¿Qué le dijo usted al general Cabanillas?
�Le manifesté con firmeza cuál es la intención y la voluntad del Concejo. Entonces, él me dijo que evidentemente había comentado que ellos tenían muchas cosas guardadas de la subversión de izquierda. Yo le recordé que ellos durante la dictadura tuvieron en Campo de Mayo un museo de la subversión y él me ratificó que también lo tienen en otras instituciones. Bueno, si quieren hacer allí sus museos que lo hagan, es una cuestión del Ministerio de Defensa. Yo le expliqué que este museo que nosotros proyectamos es para otra cosa. Después de discrepar le dije que si quería que nos sentemos a tomar un café no tenía ningún problema, porque yo ya no tengo miedo, ni acepto presiones, ni nada. Porque yo tampoco presiono, ni genero miedo, ni genero odios, pero me puedo sentar diciéndole que no vamos a retroceder en la voluntad unánime que hemos logrado. Así que los militares no deberían gastarse en llamadas, ni presiones, si quieren sentarse a conversar no hay ningún problema porque ellos representan a una institución más.