PANORAMA POLITICO
Por Pablo Feldman
Los primeros perjuicios considerables de estas inundaciones en Santa Fe datan de mediados del mes de febrero. Los departamentos del norte provincial, padecen la falta de obras de infraestructura cada vez que el promedio de lluvias se rompe por algún temporal. Es cierto que lo que ha llovido esta vez no registra antecedentes ponderables; regiones en las que el total anual de lluvia caída era de 1100 milímetros, llevan 2500 en seis meses. Con estas proporciones no hay manera de evitar la catástrofe, pero tan cierto como eso es que de haberse realizado el plan de obras previsto para la provincia, el impacto de las inundaciones hubiera sido menor, la recuperacion una vez que bajen las aguas más rápida, y sobre todo el estado de ánimo de gobernantes y gobernados sería diferente.
En esta edición, Rosario/12 publica documentos que acreditan sin lugar a dudas que las obras previstas y presupuestadas para mitigar las inundaciones, no fueron realizadas por una decisión política del Gobernador Jorge Obeid. En una reunión que se remonta a los días en que Obeid era Gobernador electo y Carlos Reuteman se aprestaba a dejarle el sillón del Brigadier, el actual Ministro de Obras Públicas, Juan José Morín, desplegó un mapa de la provincia y emepezó a describir las obras que debían hacerse en sintonía con las que había realizado Reutemann y que él había supervisado como Secretario de Obras Públicas. Allí, luego de intercambiar opiniones, Obeid decidió tachar algunas de las obras señaladas y destinar los montos más de 100 millones de dólares a otro tipo de emprendimientos. "Ya gastamos mucho en los inundados..." fue la frase con la que aquella discusión se transformó en decisión en los primeros días de marzo de 1996. A menos de dos años, la arrasadora presencia de las aguas demuestra dramáticamente que pudo haber sido mucho lo "gastado" en los inundados, pero no fue lo suficiente.
Febrero fue el mes del inicio de la crisis, sin embargo para los funionarios menemistas y la televisión Argentina hasta, hasta que no asumió Ramón Bautista Ortega como Secretario de Acción Social, nada había pasado. La asunción del cantautor tucumano obró como la exclusa de un dique: desde hoy hay inundación y por ende hay inundados. Esa fue la consigna. No demoró ni siquiera el tiempo que le hubiera demandado ir a su casa a buscar ropa para la ocasión. Palito viajó con su impecable traje oscuro y en el avión que lo trasladaba al litoral alguien le dijo que sería mejor que lo vieran en campera, vaquero y botas de lluvia. Y así apareció diez minutos en Vera, menos en los municipios radicales del Chaco, y mucho en los canales de televisión y en los diarios de Capital Federal.
Mientras tanto, seguía lloviendo y la situación se tornó más grave. El conflcito en el paralelo 28, que meses atrás enfrentó a escopetazos a chacareros chaqueños y santafesinos fue neutralizado por el Ministerio del Interior después de que se derribara parte del terraplén que contenía las aguas en territorio chaqueño. Pero no fue esta situación la que más tensionó a los funcionarios santafesinos, sino las noticias que se difundían en Buenos Aires acerca de lo que pasaba en la ciudad de Santa Fe. "El agua a pocas cuadras de Casa de Gobierno", "El agua aflora por las alcantarillas", "el agua llegó a las grandes ciudades", eran algunos de los títulos que paralizaron a los funionarios de Obeid y también del Intendente Horacio Rosatti, que ni siquiera podía quejarse por el estado en que recibió la ciudad, ya que su predecesor no es otro que el ingeniero Obeid.
"Apenas asumí como Gobernador me tocó una inundación en la que en Santa Fe el agua llegó a 7,43 metros, y le puedo asegurar que la gente puteaba pero quería vernos ahí, junto a ellos", relató a Rosario/12 Carlos Reutemann, a quien se lo veía por aquellos días en una moto "enduro" recorriendo los barrios inundados. "Yo no critiqué a Obeid, y creo que no es momento para hacerlo, la gente está muy mal y no quiero circo", dijo el senador que evitó profundizar acerca de la reunión de diciembre de 1995 en la que su delfín decidió desactivar el plan hídrico que el mismo había iniciado.
El Presidente Carlos Menem, que si no mandó a pegarlos al menos no evitó que sus amigos empapelaran Buenos Aires con un afiche que dice: "¿Sino es Menem, quién?", se encargó de avisarle a los gobernadores y habitantes de la zonas afectadas que "la situación va a empeorar". Hizo una descripción del descenso de las aguas desde el Brasil y pronosticó peores monentos, cosa difícil de imaginar para aquellos que perdieron todo. "Nadie debe intentar sacar réditos políticos de éstas situaciones", sentenció Menem. Un día antes Palito había confesado que "ellos también sacan rédito" cuando le pregutaron acerca de su enfrentamiento con los intendentes radicales del Chaco. En ese sentido, los dirigentes santafesinos han sido muy prudentes, sobre todo si se tiene en cuenta que a la provincia de Santa Fe la gobierna el peronismo desde la recuperación de la democracia en 1983. A lo largo de 15 años, cuatro gobernadores llegaron a la Casa Gris y dijeron ser continuadores de la obras de su antecesor. Ni siquiera Reutemann que aterrizó en la pista del PJ unos meses antes del comicio, se despegó lo suficiente de Víctor Reviglio que le traspasó la banda, en todo el sentido de la palabra. Los "bajos submeridionales" que fueron aprobados en el gobierno de Carlos Sylvestre Begnis aliado del peronismo en el 73 los "consorcios camineros", "los acueductos regionales", "los teléfonos de Santa Fe", y otras promesas de campañas se remontan a distintas épocas electorales de las que salieron victoriosos José María Vernet, Víctor Reviglio y, recientemente, Reutemann y Obeid.
Rosario/12 publicó la semana pasada y nadie desmintió, que en el departamento Vera, el más extenso de la provincia, hay solo 17 kilómetros de caminos pavimentados. Fuera de la ruta 11, lo demás era tierra, ahora agua. Hace un par de meses, en oportunidad del anuncio de Obeid de la reconstrucción del Puente Colgante, también se publicó que con ese dinero se podían hacer por ejemplo los 800 kilómetos de ruta necesarios para sacar la producción de la cuenca lechera del departamento Castellanos, que se pudre cuando llueve sin parar. También que se podría hacer el acueducto que permitiría eliminar los niveles contaminantes de arsénico en el departamento General López, que tiene el triste privilegio de encabezar el ranking de patologías cancerígenas. Y a esas obras se puede agregar tarde los bajos 3 y 4, ya que los 1 y 2 fueron construidos por Reutemann, lo mismo que el anillo de contención en Los Amores, que evitó que fuera arrasado todo el pueblo sitiado por una masa de agua de 50 kilómetros y de dos metros de profundidad. Está claro que el tardío anuncio del Presidente Menem del llamado a licitación para los bajos submeridionales 3 y 4, intenta ser una respuesta a la debacle que vive el litoral. Es tarde para los miles de inundados que deberán empezar de nuevo, pero no para los años por venir, sobre todo si como dicen los expertos lo primero que hay que modificar son los parámetros con los que se miden las inundaciones.
El 26 de agosto pasado, el Ministro Morín declaró "el gobierno no prevé una crecida extraordinaria". Se refería a la ciudad de Santa Fe, y el agua ya le mojaba la suela de sus zapatos. Científicos, meteorólogos, geólogos, grupos ecologistas y distintas organizaciones preocupadas por el medio ambiente, habían advertido la primavera pasada sobre los estragos que podía causar El Niño. Por lo visto, para muchos funcionarios no solo santafesinos el fenómeno meteorológico no pasaba de la lluvia que estropeaba el veraneo en la costa o pudría el agua de las piscinas.
Una vez más, la lección ha sido carísima y con un agravante: la pagarán miles de comprovincianos, que no son precisamente los de mayores recursos. Y algo más: no hay ninguna garantía de que los gobernantes la hayan aprendido.