LA NUEVA DISTRIBUCION DEL PODER INTERNO EN EL PJ

El teorema de Vernet

Después de dos años en los que se dedicó más tiempo a la interna que al gobierno, Obeid deberá replantear la segunda mitad de su mandato a partir de un evidente recorte de poder y un mayor protagonismo de Reutemann.

Por Pablo Feldman

"Es tan boludo el que está en contra del gobernador los primeros dos años como el que está con él los dos últimos". La frase le pertenece al primer gobernador peronista desde la recuperación de la democracia, y la acuñó —según cuenta— por haberla padecido. Quince años después el teorema de José María Vernet vuelve a comprobarse: los diputados que hace dos años votaron a Rubén Mehauod —candidato de Jorge Obeid, y el año pasado a Daniel Castro —también a pedido de Obeid—, el jueves pasado eligieron Presidente de la Cámara baja a Jorge Giorgetti, el más duro e impiadoso crítico del gobierno provincial dentro de la interna peronista.

La llegada del diputado rafaelino a la presidencia de la Cámara no es el final de la disputa interna sino el reconocimiento del poder real dentro del Partido Justicialista. Sin estridencias, ni actitudes conspirativas, Carlos Reutemann recupera la hegemonía que supo tener en los años en que gobernó la provincia y que había perdido en el mismo instante en que abandonó la Casa Gris. La elección de Giorgetti es mucho más que la llegada de un "reutemista" a la presidencia de la Cámara de Diputados. Si fuera sólo eso hubiera sido Mario Esquivel el elegido. Políticamente se puede decir que es un escarmiento, y que por la manera en que se presentan las cosas en la provincia no será el único ni el último.

Anteayer, Obeid hizo su discurso de apertura de sesiones ordinarias frente a la Asamblea Legislativa. No se lo veía muy cómodo flanqueado por Gualberto Venesia y Jorge Giorgetti. La enemistad con el flamante Presidente de la Cámara baja no es nueva, sin embargo en Santa Fe todos los justicialistas confían en que esta "nueva etapa" sea mejor que los años anteriores. El optimismo está fundado sobre todo en lo poco que haría falta para que eso sucediera, sobre todo en el plano legislativo, donde se han batido todos los récords de improductividad.

En cuanto a Venesia, se puede decir que el dirigente rosarino sigue siendo el más leal de los "vices" que ha participado del gobierno en esta provincia. Eso no quiere decir que no empezará a tener juego en la interna, sobre todo después de la movida que se produjo en la Cámara Baja. Basta repasar el comportamiento de los diputados más estrechamente ligados al vicegobernador para imaginar qué va a pasar de aquí en adelante.

Después de dos años en los que se dedicó más tiempo a la interna que al gobierno, Obeid deberá replantear la segunda mitad de su mandato a partir de un evidente recorte de poder. Tal vez sin proponérselo, cada una de las acciones de gobierno, designaciones o cambios de funcionarios estuvieron marcadas por la sorda disputa con Carlos Reutemann. Enfrentamiento que primero se negó, luego se trató de disimular y finalmente se hizo público. A tal punto que dejaron de hablarse, evitaron encontrarse en los actos públicos, se escapaban de los fotógrafos y otro tipo de actitudes más propias de la serie adolescente "Verano del 98" que de dos dirigentes de primera línea.

El jueves pasado Rosario/12 tituló "Ganó Reutemann". En esas dos palabras quedó expresado el resultado de la interna de estos dos años que han pasado. La pregunta que cabe hacerse es ¿quién perdió? Una respuesta inmediata y simplista diría que perdió Obeid. Eso es cierto, pero incompleto: perdió también el peronismo que siguió debilitándose frente a la opinión pública, y sobre todo perdieron los santafesinos que fueron víctimas de la paralización de la provincia.

Frente a esta nueva situación, a Obeid no le quedan demasiados caminos, podría decirse que solo uno es diferente al recorrido seguido hasta el momento con poca fortuna.

El desastre de las inundaciones, que desnudó la falta de obras de infraestructura en la provincia, que indudablemente hubieran atemperado el impacto del fenómeno meteorológico, colocó al gobierno en el momento de mayor debilidad desde su asunción en 1995.

El viernes por LT8, el vicegobernador trató de alivianar la responsabilidad del gobierno por la no realización de las etapas 3 y 4 de los bajos submeridionales. Dijo que "en el presupuesto figuraba imputado el monto de las obras pero con una nomenclatura diferente, es decir la plata estaba pero no se entendía que era para los bajos submeridionales", dijo Venesia que atribuyó la interrupción de las obras iniciadas por Reutemann al "error de un burócrata". La explicación de Venesia es casi tan lamentable como el episodio en sí. Según dice el vicegobernador la plata estaba disponible y nadie se dio cuenta de que en el presupuesto estaba mal el nombre de la obra a la que estaban imputados varios millones de dólares. Nadie, absolutamente nadie del gobierno provincial, ninguno de los diputados ni los senadores nacionales parece haberse dado cuenta o haber leído el presupuesto que incluía los fondos para las obras. La defensa ensayada por Gualberto Venesia es sin dudas bien intencionada, pero parece peor el remedio que la enfermedad.

Además, la decisión de Obeid de frenar el plan de obras hídricas existió y la triste frase "ya gastamos mucho en los inundados" retumba en la conciencia del jefe de estado. Tal vez esta situación haya sido la que provocó el cambio de actitud de los legisladores oficialistas muchos de los cuales ya están pensando en su futuro más que en el gobierno. "Obeid siempre se cortó solo y se manejó con su grupito", dijo a Rosario/12 uno de esos diputados que ahora se realineó con Reutemann. La proximidad de las elecciones y la proyección del senador nacional —como mínimo candidato a gobernador en el '99— puede adelantar la estampida de algunos hombres del gobierno. No hay que confundir esa situación con el nuevo esquema de poder que se verá en los próximos meses. En ese sentido nadie se va a extrañar si se producen algunos cambios en el gabinete. Sobre todo si se trata de áreas en las que hay razones objetivas para introducir cambios como pueden ser Salud, Obras Públicas o Gobierno.

Está claro que el gobernador no puede entregar su gabinete ni achicarse él mismo el margen de acción. Es también lógico que se aferre a los hombres más cuestionados como una muestra de fuerza que tal vez no pueda sostener hasta el final, pero es cierto que el equilibrio interno y la reaparición de Reutemann en la provincia lo van a colocar en situaciones difíciles. Hasta ahora, se pudieron evitar los enfrentamientos públicos, pero a medida que se vaya acercando el tiempo electoral las necesidades del candidato pueden colocar al gobernador en una posición complicada. Reutemann ha dicho en privado que "va a ser tan difícil la elección del '99 como fue la del '91". A simple vista parece una apreciación ligera sobre el comicio, pero si se profundiza se trata de una dura crítica al actual gobierno ya que lo compara —elípticamente— con el de Víctor Félix Reviglio. Ni Reutemann ni la opinión pública ponen en duda la honorabilidad de Jorge Obeid y su colaboradores, sin embargo ese capital es insuficiente y en términos políticos la cuesta a repechar será tan empinada como la que le tocó al comienzo de la década.

Obeid va a hacer algunos cambios, no los hará inmediatamente pero los va a hacer. La nueva relación de fuerzas, o en todo caso el blanqueo de esa relación de fuerzas, lo obligará a abrir el juego. El gobernador ya ha declarado que "fue un error" enfrentarse con Reutemann. Desde las huestes el ex piloto de Fórmula Uno ya han salido mensajes parecidos. Para sorpresa de los que esperan más descalificaciones o ironías, Jorge Giorgetti va a presidir la Cámara Baja en "armonía" con el Poder Ejecutivo. No por ahora, pero si más adelante, se lo verá nuevamente a Reutemann en actos oficiales y distintos lugares de la provincia —que nunca dejó de recorrer— en compañía de Obeid u otros hombres del gobierno.

Más por una necesidad que por convicción, Obeid parece dispuesto a dar un golpe de timón. La resistencia de su grupo político ha sido doblegada, el conocido precepto "si no puedes vencerlos únete a ellos" encaja perfectamente. Es solo cuestión de tiempo, y en esta historia de reyertas palaciegas se reconoce fácilmente a quien sabe esperar.