ÑULS Y CENTRAL EN UN PARTIDO QUE TUVO MAS MOVIDAS DE AJEDREZ QUE FUTBOLISTICAS

Esa clásica costumbre de empatar

La realidad no pudo equiparar las expectativas que había generado el partido más esperado por la ciudad futbolera. Central tuvo más ocasiones pero no se animó a adelantar sus líneas para definirlo. ñuls fue un cúmulo de voluntades que pocas veces inquietó a Sessa. Nacho González se transformó en la figura de la cancha, porque con tres intervenciones claves evitó que los canallas cortaran la racha de 18 años sin ganar en el Parque.

0 ñuls González (7); Acevedo (4), Quiroga (5), Crosa (6), Fagiani (6); Saldaña (5), Liendo (5), Franco (5), Duscher (5); Quintana (6) y Pavlovich (3). DT: Mirko Jozic.

0 Central Sessa (6); Ordoñez (5), Carbonari (6), Gerbaudo (6), Cuberas (6); Coudet (5), Daniele (5), Rivarola (4), Carracedo (6); Flores Coronel (4) y Bustos Montoya (5). DT: Miguel Russo.

Cancha: Newell's

Arbitro: Francisco Lamolina (bien)

Cambios: primer tiempo: 33m Guiñazú (3) por Saldaña (N); segundo tiempo: 22m. Zamora por Pavlovich (N), 32m Lujambio por Liendo (N) y 37m. Falero por Flores Coronel (C). Amonestados: Ordóñez y Coudet (RC); Franco y Liendo (N).

Recaudación: $ 251.140.

Por Gabriel Pennise

Gastaron más en mantener el cero, que en ganar el partido. Utilizaron caja chica, sin ambiciones concretas. En este marco, fue Central el que estuvo más cerca. Pero, quedó la sensación de que le faltó coraje. Contó con las mejores posibilidades, chocó en tres oportunidades con Nacho González, pero no provocó. Se quedó tanteando el panorama, siempre desde la posición de contragolpeador. ñuls, por su parte, trató de ganar. Mostró interés por el triunfo, pero careció de ideas. No tuvo conductor y manejó la pelota a lo ancho de la cancha. La diferencia entre los equipos se dio porque en Central, la pelota fue patrimonio de Carracedo y su habilidad desequilibró a una defensa que no le encontró la vuelta. En ñuls, la tuvo Franco y fue criterioso para cuidarla pero tibio a la hora de atacar. Pintaba para Central, se quedó en cero por Nacho y porque la visita ahorró unos pesitos para llegar a fin de mes.

El arranque del partido puede ubicarse dentro de lo previsible, miedo por los dos lados. Claro que en ese contexto, ñuls se animó a meterse en campo de Central. Nada más que eso, una descolorida aventura en territorio enemigo. Se prestaron la pelota durante los primeros veinte minutos. Nada por aquí, nada por allá. Apenas dos tiros libres frontales, que terminaron en despejes defensivos. Y una buena jugada individual de Bustos Montoya, quien arrastró con gran determinación las marcas de Acevedo y Quiroga, pero la terminó de zurda a cualquier parte. Fue la única vez que el delantero canalla le ganó a un correcto Diego Crosa.

Lo más importante de la etapa empezó a gestarse con Marcelo Carracedo. Tirado a la posición de enganche por izquierda aprovechó la salida por lesión de Saldaña, y detrás de Liendo le ganó el lugar. Con la pelota lo encaró a Acevedo y fue profundo. Sobre el minuto 34, apiló a sus marcadores y le pegó fuerte al primer palo, causando la primera respuesta de Nacho González. Cuatro minutos después, lo que indicó el mejor momento de Central, un centro suyo no terminó en gol porque la pelota cruzó toda el área y pasó entre varios jugadores.

En la hipotética balanza de los merecimientos, ese arrebato final de Central los acercó al triunfo. Quedó para el comentario del entretiempo la idea de un Central con más fútbol, a partir del accionar de Carracedo. Contrastando con un inofensivo ñuls. También flotó una imagen conservadora de la visita, respondió de contra pero no insistió en atacar.

El segundo tiempo no varió del primero. Celosos a la hora de marcar, los dos se dedicaron a cerrar espacios. Sin embargo, ñuls fue por lo que quería. Pero, para querer algo tan importante como es ganar un clásico se necesitan argumentos: Y no los tuvo. Contó con la única presencia de Quintana, pero mal asistido fue obligado a chocar. Y en el choque ganó, siempre, Carbonari. La presencia de Petaco fue insalvable para los pobres delanteros rojinegros. Pavlovich quedó en la nada y Quintana optó por desbordar, sin buscar la diagonal. Para colmo Guiñazú entró en lugar en Saldaña y no se sabe de que jugó. Peleado con la pelota, murió en la más absoluta intranscendencia.

Central tardó en reaccionar. Se lo veía cómodo en medio de la ineptitud de ñuls, sin embargo al despertar lo tuvo para ganar. Primero fue Cuberas, quien cabeceó ante un millón de dormidos defensores. Fue a la salida de un corner y no terminó en gol porque Fagiani siguió abrazado al primer palo y la pelota le pegó en la rodilla. Después, González leyó un pase profundo a Flores Coronel y salió del área anticipándose al delantero. Y para completar su faena se quedó con una mano a mano ante Coudet, tras una notable asistencia de Carracedo. Tres situaciones claras para justificar el triunfo que no llegó.

El festejo final de los leprosos, mostró la angustia con que vivieron el partido. Apostaron unos boletitos con el ingreso del histórico Zamora, quien limitó su trabajo a tirar centros. Ellos comprendieron que ante la imposibilidad de llevar adelante un deseo, entiéndase victoria, valía la pena mantener la paternidad en el Coloso.

En cambio, los canallas se fueron en silencio. Con la plena seguridad de que su equipo fue más. En sus jugadores descansaron las jugadas más emocionantes de la tarde. Carbonari y Carracedo fueron los mejores jugadores del clásico, pero se quedaron con muy poco. Apenas, con no perder. A eso, le agregaron la incertidumbre de saber que hubiera pasado si Central mantenía continuidad en ataque.

No cabe duda alguna que el partido se mantuvo vivo por el fervor de la gente. Los miedos por perder superaron cualquier intención de triunfo. Como partido de fútbol, le sobraron veinte minutos. Como sucede en el barrio, cuando la tarde se hace noche, "el que hace el gol, gana". Y esa sentencia popular estaba limitada a una desgracia defensiva. Porque los dos terminaron cuidando, sin arriesgar. Atendiendo a un presente compartido de mitad de tabla.