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El Matador

Por Federico Chaine*

Don Mario, como apoderado legal de su hijo, puso en conocimiento de los dirigentes centralistas el interés del club español por el pase del goleador. La oferta hecha por los hispanos era increíble para esos tiempos en Argentina: 450.000 dólares. Pero mas increíble aún fue la respuesta de la gente de Central: no.

Argumentaban que Mario valía más que esa cifra y si no mejoraban la oferta no había pase. Ante esta negativa el jugador amenazó con dejar de jugar al fútbol hasta obtener la libertad del pase que pertenecía a Central en su totalidad.

Ese domingo se jugaba el clásico rosarino y Mario dijo que ese partido sería el último con la camiseta azul y oro. El 1§ de agosto de 1976 se jugó el partido en Arroyito y fue un empate a cero. El ®Matador¯ no pudo convertir pero estrelló un remate en el travesaño y casi convierte de ®taquito¯ en una jugada genial.

Los hinchas despidieron a Mario con la esperanza de que revocara su decisión y siguiera en el club. El tema de su pase era comentario obligado en Rosario y había alcanzado dimensión nacional. Al término del partido intercambio la camiseta con su amigo Américo Gallego y se sacó una foto luciendo los colores de Newell's. Esto originó críticas del periodismo que le preguntó si no le daba vergüenza esa actitud. Mario respondió: ®El Tolo es mi amigo y el recuerdo de su camiseta es algo invalorable para mí. No me importan los colores que tenga. Sólo lo hago por la amistad¯.

El clima en Rosario estaba enrarecido y pronto comenzaron los cruces de palabras con el presidente del club, Víctor Vesco. ®Siempre estuve a gusto en Central y me trataron muy bien. Pero también declaré que cuando se presentara la posibilidad de un pase al exterior no tendría problemas en dejar la institución. El Valencia ofrece 450.000 dólares ¿Le parece poca plata?¯.

Vesco respondió: ®Kempes tiene contrato hasta el 31 de diciembre de 1978. Si no juega se hará pasible de una sanción¯.

Finalmente la sangre no llegó al río y los españoles aumentaron su oferta a 600.000 dólares. Para no darle más vueltas al asunto los dirigentes convocaron a un plebiscito en el que los socios decidirían la venta del goleador del equipo. En los días previos a la votación el clima se normalizó y era casi un hecho su traspaso a Europa. La noticia fue tapa de todos los diarios. Cada hincha centralista intercambiaba opiniones en todos los rincones de Rosario. En los cafés el tema obligado era la venta de Mario. ¿Sí o no? No era la primera vez que los simpatizantes ®canallas¯ decidían una transferencia. Esta modalidad nació en el año 1936 cuando el ®Chueco¯ García fue vendido a Racing. Lo mismo ocurrió con los pases de Benjamín Santos al Torino en 1949 y de Oscar Masse al Milan en el año 1955.

En la sede de Mitre al 800 se decidió el futuro de Mario. l. 199 socios se presentaron a votar de los cuales 967 dieron el ®sí¯ y 228 se negaron a la transfe- rencia. Hubo 2 votos en blanco y 2 anulados. De esta manera se iniciaba el camino hacia Europa para codearse con los grandes del fútbol mundial y llenar de gloria a la entidad valenciana.

Marcaba, una vez más, un nuevo récord en las transferencias. Fue el ugador argentino más caro vendido al exterior. Antes lo había sido en el mercado interno.

Los 600.000 dólares de su pase se ven irrisorios comparados con el pase más caro de la historia del fútbol argentino realizado 20 años más tarde, cuando Ariel Ortega, de River Plate, pasó al Valencia de España en 12.000.000 dólares.

Sus goles iban a ser extrañados por los aficionados argentinos. La ausencia de su estampa y la zurda prodigiosa se haría sentir en el equipo ®canalla¯ que se despedía del mejor jugador que había pisado el club en su larga historia. La Selección Argentina veía, una vez más, cómo emigraba uno de sus valores más importantes y promisorios.

En ese Metropolitano de 1976 en el que Mario dijo adiós, Boca se consagraba campeón. Era el decimotercer título en la historia profesional para la escuadra de la Ribera.

El ®Matador¯ jugó en Rosario Central desde febrero de 1974 hasta agosto de 1976. En total convirtió 97 goles oficiales: 89 en los torneos de la AFA y 8 por Copa Libertadores. Convirtió 4 goles en un mismo partido en cinco oportunidades. Es un récord que todavía se mantiene en el fútbol argentino. Fue el máximo goleador en el Campeonato Nacional 1974 con 25 goles en 25 partidos y el Campeonato Metropolitano 1976 con 21 goles en 21 partidos. Los equipos que recibieron mayor cantidad de goles suyos fueron Newell's Old Boys, 9; Estudiantes y Ferro, 8; Banfield, 7 goles; Independiente y All Boys, 6; Boca Juniors, Puerto Comercial y Temperley, 5.

*Capítulo del libro "El matador", que se presenta hoy a las 19.30 en la sala E del C.C. Bernardino Rivadavia, con la presencia e Mario Kempes y comentarios a cargo de Angel Zof, Jorge Brisaboa y Aldo Pedro Poy.