LA JUSTICIA DESALOJO A LOS CHICOS DE LOS GALPONES
Con un gran despliegue policial, la jueza Aramberri encabezó el desalojo. Los Okupas se limitaron a responder con gestos de "fuck you".
Los Okupa que desde hace casi dos años vivían en los galpones de España y Wheelwright fueron desalojados ayer a pedido del ENABIEF (ente residual de Ferrocarriles Argentinos) tal como se había anunciado la jueza federal N§ 1 Silvia Aramberri. El dispositivo incluyó móviles de seguridad de la Policía Federal Argentina, bastante más de un uniformado —armados como para una guerra nuclear y con los rostros cubiertos— por cada integrante del grupo. Dos ambulancias del SIES y un operativo de tránsito que comprendió el corte del acceso vehicular por la avenida Arturo Illia, entre Presidente Roca y Dorrego, completaron la inusitada escena. Los Okupa cumplieron con la "resistencia pacífica" que habían prometido, traducida en algunas expresiones irónicas que alteraban los nervios policiales, reivindicaron los galpones como espacio de alternativa `kultural' y luego se instalaron del otro lado de la vereda, mientras su ex morada quedó fuertemente custodiado por la Gendarmería Nacional. Las críticas más fuertes fueron para el `poder' y para la Municipalidad "que no se hace cargo de las conversaciones y tratativas que mantuvimos", dijeron los Okupa.
Desde las 7 todo estaba listo para el desalojo: los funcionarios judiciales, la Policía Federal con autos, camiones y un despliegue de uniformados poco visto. Cuando se dio el aviso de que restaban solo minutos para desalojar los galpones, un "fuck you" ensayado desde una ventana fue la respuesta. Más de seis de la Federal vestidos a la moda swat y con los rostros cubiertos, rompieron las débiles trabas puestas en uno de los portones de ingreso. De allí la policía avanzó hasta casi acorralar a los Okupa en uno de los espacios de la construcción. Fueron saliendo y la policía colocó su cinta identificatoria alrededor de la vieja construcción. Después de un rato, una de las chicas se acercó y preguntó si podía retirar alguna de sus pertenencias. Dejaron que lo hiciera con custodia policial personal y luego vino la autorización para que todos retiraran lo que allí tenían. De a poco sacaron todo, llevándolo hacia la vereda y el espacio que está frente a los galpones. La bronca, la mirada recelosa y encendida estaba instalada a cada paso, hacia la policía y de la policía hacia los Okupa, mientras la invocación al fascismo fue casi permanente.
La titular del juzgado Federal N§ 1, Silvia Aramberri, presente durante el desalojo de los galpones, dijo que la desocupación debía concretarse porque la orden que ella ejecutó y que salió a partir del pedido del ENABIEF (ente residual de Ferrocarriles Argentinos) fue la de desocupar tanto a quien años atrás había firmado un contrato de concesión, Lorena Abukaquis —que no fue ubicada— o a quien estuviese en el lugar, en este caso los Okupa. Para Aramberri el operativo "fue un éxito porque no hubo que lamentar ningún incidente o algún lastimado, lo que era de esperar", dijo.
Sin embargo el grupo hizo lo que había anunciado. Resistir pacíficamente mientras acusaban de violentos a los policías y a su intervención. Hubo declaraciones, algunos gritos, la irreverencia que ponía nervioso a más de un policía ubicado tras la cinta—valla con las iniciales de la PFA y luego la ubicación frente al galpón donde también quedaron sus pertenencias.
En la avenida Arturo Illia, entre 15 o 20 de los integrantes del galpón reclamaban por "la pérdida del espacio cultural que generamos, un lugar para muchos que no tienen donde expresarse". La crítica más fuerte apuntó a la Municipalidad. Además de que la Dirección de Control Urbano no dio respuestas, un año y medio atrás iniciaron gestiones "ridículas" con funcionarios de las distintas áreas "que ofrecieron distintas cosas, algo de dinero, un lugar, para ver cómo nos íbamos". Un comunicado del Centro Kultural Independiente precisó que esas tramitaciones se hacían con "la institución que decía tener a su cargo el lugar y que ahora se lava las manos enviándonos la justicia Federal para efectivizar el desalojo".
El despliegue policial no disminuyó después del desalojo y ni tampoco lo hizo la hostilidad con los integrantes del grupo, aún cuando alguno de los Okupa pidió permiso para ir al baño y el secretario del juzgado consentía. Las dos ambulancias del SIES estacionadas desde temprano en la avenida Arturo Illia formaron parte de la estructura armada tan ampulosamente para el desalojo. El tránsito fue cortado desde Presidente Roca a Italia. Cuando el grupo de 15 jóvenes terminaron de sacar sus cosas, se cumplió la orden del Juzgado de "inventariar" sus cosas.