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REMEDIO PARA DISTRAIDOS

Por Mirta Guelman de Javkin

Gracias a la investigación realizada por un periodista del The Washington Post, se denunció hace unos años la "experiencia" en Omaha (EE.UU.) con miles de alumnos de escuelas primarias a los que se suministró Ritalina para disminuir la "perturbación" que ocasionaban. En la Administración de Alimentos y Drogas (EE.UU) figuraba como droga "no recomendable" para el uso de menores de 12 años.

En un diario argentino recientemente se publicó un artículo dando cuenta de cómo la difusión de temas como este puede tener efectos "iatrogénicos" o inductores de patologías. Directamente "aconseja" como "mejor tratamiento" el uso de la droga Ritalina, ilustrando el peligro de no transdiciplinarse en un tema tan complejo. El artículo asevera que existe una causa genética y hereditaria, con alteraciones orgánicas en la zona frontal del cerebro. Hoy en día si bien se reconoce una causa constitucional, se da más importancia a la delicada interrelación niño-medio, y la mala información prescribe y altera el vínculo.

Los datos estadísticos que se publican son distintos debidos a las diferencias en el reconocimiento de los síntomas para el diagnóstico y sobre todo la tolerancia de quienes lo determinan.

Si pretendiéramos que los alumnos de un curso crecieran con el cuerpo a la misma velocidad, diríamos que es absurdo. Sin embargo exigimos que todos aprendan al mismo tiempo iguales contenidos, además de premiar o castigar con notas que sirven para discriminar, no alentar a estudiar.

El diario La Opinión de Los Angeles del 6 de octubre del corriente año publicó la protesta frente al hotel Benaventure de una Comisión de Derechos Humanos (CCHR) acompañados por pediatras y artistas para que la Convención Nacional de Psiquiatras reunidos en ese lugar decidan abandonar la costumbre "de drogar a los niños".

Los manifestantes protestaron contra los millones de niños medicados con psicotrópicos como la Ritalina utilizada para el denominado "trastorno de hiperactividad y déficit de atención".

Los campos divididos entre los que medican o no a estos niños "dis-traídos" están relacionados con el compromiso del tiempo invertido para atraerlos y afiliarlos a los sistemas educativos (familiares y escolares). La utilización de premios y castigos a través de notas y otras competencias extras, ha desvirtuado el sentido educativo. Un ejemplo de esto es lo ocurrido en el Colegio de Olivos en el que los directivos de un secundario (privado) repartieron "machetes" para "ganar" prestigio.

Cuando Jean Francois Maury, educador francés visitó este país, le llamó la atención que nuestros niños no sepan escribir y sobre todo que un maestro eduque a tantos niños al mismo tiempo (en Francia utilizan talleres con cinco alumnos); además los contenidos de ese país se adaptan al niño y no lo contrario.

Acá los educamos están hacinados y los maestros intentan alfabetizarlos, pero también cumplen roles para proveer alimentos efectivos, normativos y proteicos.

Es contradictorio poner mala nota al niño problema, además de mezclarlas. Por ejemplo, el mal comportamiento "baja" promedios de otras materias. Esto es además de injusto, absurdo.

Estamos en una época en que la neurología ayuda a entender la definición del hombre que tenía Aristóteles, conjugando el cuerpo (materia) y el alma (forma no corpórea) para explicar las distintas formas de actuar y "re- accionar".

Cuanto más sabemos, más debiéramos comprender que el ser vivo tiene sus tiempos y maneras de aprender, heterogéneas, imposibles de igualar. Al dar "fármacos" se debe recordar la clasificación de moléculas introducidas en el cerebro y evitar actuar como "antagonistas" o boicoteadores del complejo proceso que desarrolla el cerebro.

El niño "hiperkinético" generalmente es un hiper-perceptivo, o sea percibe los acontecimientos del medio o "estímulos" más que el resto. Por eso debe encontrarse la medida justa para no hiperestimular, ni abandonar o deprivar. Es fundamental mantener el equilibrio y la armonía del medio en que desarrolla todas las aptitudes humanas. La inmunidad celular también depende de la autoestima que adquiere y de poder expresar, con gestos y palabras lo que padece.

La distracción, la impulsividad y exceso de actividad tiene diversas y múltiples causas más ligadas al contexto en el que crece, generalmente ineficiente en su capacidad de contener y "atender".

El diagnóstico es difícil y debiera realizarlo un equipo inter o transdisciplinario que contemple el aspecto orgánico, psicológico y socioeconómico ( incluidas las frustraciones y expectativas paternas).

Las causas de distracción e hiperactividad (generalmente contenida por la limitación de espacio físico y lúdico) llenarían un libro.

Debe limitarse la utilización de bebidas cola con alto contenido en cafeína que libera en cerebro los mismos neurotransmisores que el stress produce: irritabilidad, inquietud, hipermotilidad, alteración de la concentración, trastornos de sueño, cólicos y diarrea, etc. Los medicamentos "descongestivos", también comparten algunos de estos efectos.

El medio ambiente familiar y escolar participa intensamente en la génesis de la conducta infantil, por eso el tratamiento debe incluirlos para respetar y tolerar los tiempos de desarrollo y adaptación y sobre todo no rotular como patológico lo que generalmente es transitorio.

El argumento utilizado por los promotores de tratamientos farmacológicos suele basarse en experiencias realizadas en EE. UU. país donde el consumo de drogas es el mayor del planeta y las adicciones reinan. Los diarios de estos días publican el estudio del Instituto Nacional de Salud Mental que "pro-mueve" el consumo sistemático de Ritalina, para mejorar las notas y no una escuela que mejore para educar.

El Metilfenidato o Ritalina, ciertamente es mágico según los padres ya que el niño mejora sus notas rápidamente y esto mismo confirma el artificio de utilizar una droga para aumentar el "éxito" y no un tratamiento que estimule el desarrollo completo.

La Ritalina es un psicoestimulante (estimula el sistema nervioso central) sintético que por compartir las mismas propiedades farmacológicas como la anfetamina, aumenta el "rendimiento" pero también altera las fases de sueño, por lo que se tomó como causa de alteración en la secreción de hormona de crecimiento (somatotrofina) parte de los argumentos que llevó a prohibirla en nuestro país en la década del 70.

Las concentraciones en cerebro son mayores que las alcanzadas en sangre una a tres horas después de absorberse por vía oral. Es importante recalcar: si un niño presenta tics, tartamudeo, cefalea y trastornos de sueño, debe ser suspendida inmediatamente.

En cuestiones tan complejas como el diagnóstico de un trastorno de comportamiento es necesario preguntarse si los "síntomas" no son adaptativos o señala un medio deprivante e intolerante, que intenta homogeneizar crecimientos para evitar esfuerzos.

Las distintas realidades que transitan los niños y las diferencias de oportunidades requiere una postura ideológica donde el interés esté puesto en ellos y el derecho a ser tolerados. No todos los niños responden a programas curriculares y extracurriculares que reproducen modelos "extranjeros" a sus contextos, tal vez por eso se distraen.

Así como se realizan curvas de crecimiento pondoestaturales, la monitorización de los niveles cognoscitivos y comportamientos deben dibujarse como evoluciones propias de cada niño y su contexto para no caer en errores diagnósticos y menos en terapéuticos.

* Subcomisión de Educación para la Salud de la Sociedad de Pediatría de Rosario.