Nueve docentes fueron obligadas a desnudarse frente los policías

"Nunca sufrimos una humillación semejante", dijo una de las maestras que fue requisada, tras una denuncia por drogas en una escuela.

Por Juan Carlos Tizziani

El juez federal Víctor Brusa autorizó el allanamiento de una escuela primaria que funciona en la cárcel de Las Flores, donde efectivos de la Brigada de Drogas Peligrosas obligaron a nueve docentes del establecimiento -entre ellas dos mujeres embarazadas y otra que ya ronda los 60 años- a sufrir una requisa individual al estilo del siglo pasado frente a policías y testigos. "Nos obligaron a bajarnos hasta la ropa interior, nos trataron como si fuéramos delincuentes. Nunca sufrimos una humillación semejante", dijo ayer a Rosario/12 una de las maestras que pidió reserva de identidad para evitar represalias, mientras intentaba superar su malestar y la crisis de llanto. El hecho ocurrió el martes a la mañana, la escuela es la especial N§ 2104 de irregulares sociales, y la requisa fue padecida por la directora, la sicopedagoga, cinco maestras y los profesores de educación física y actividades prácticas. Ayer, la fiscal federal Griselda Tessio había pedido el comparendo del director de la cárcel de Las Flores, Luis Mécoli y el subalcaide y jefe del pabellón juvenil, Julio Romano, a quien pedirá explicaciones por el tenor de una denuncia que fundaron sólo en sospechas y en "fuentes reservadas". El caso ya estaba en manos de la supervisora de la escuela, Graciela Pacot, y de la directora provincial de Educación Media, Mercedes Venencia, por lo que la ministra María Rosa Stanoevich será informada hoy sobre un espisodio que no tiene antecedentes en la provincia.

Fuentes responsables informaron que el juez Brusa firmó la orden de requisa de la escuela y de los docentes, por pedido de Drogas Peligrosas y de los funcionarios que están al frente de la cárcel de Las Flores, Mécoli y Romano, quienes incluso habrían entregado a la policía una lista de los nueve docentes del establecimiento: siete mujeres y dos hombres.

Al parecer el hecho se encadena con una iniciativa de la terapista ocupacional de la cárcel, quien impulsó la organización de un campeonato de fútbol que se realizaría durante cinco miércoles consecutivos en una canchita que está justo en frente de la escuela, y en la que participarían los internos del pabellón juvenil y chicos de otras escuelas. Sin embargo, la escuela carcelaria no participó como institución de la propuesta, aunque si lo hicieron sus alumnos-internos.

El miércoles de la semana pasada, la escuela permaneció cerrada para evitar todo contacto, aunque las maestras observaron que algunos de los internos estaban drogados.

"Este martes tuvimos una reunión plenaria. Esto significó reunir a los docentes de los dos turnos, los de la mañana y los de la tarde", contó la maestra. "Pero cuando ibamos llegando nos esperaba gente del Servicio Penitenciario, pensábamos que había problemas con los internos, porque es algo común. Nos dicen entonces que eran una requisa individual a los docentes y luego al edificio. Y nos muestran una orden firmada por el juez Brusa".

"Empezaron con las mujeres, había dos mujeres policías y dos testigos, una de ellas en crisis porque había salido a caminar y la interceptaron en la calle, le gritaron y la obligaron a ir hasta la cárcel para presenciara todo", explicó. "Nos hicieron pasar una por una, así que en ningún momento pudimos tener contacto entre nosotras. Nos trataron como si fuéramos delincuentes. Controlaron absolutamente todo lo que teníamos en los bolsos y tuvimos que sacarnos la ropa. Incluso hasta bajarnos la ropa interior... Fue muy humillante, nos hacían sacar la ropa y ellas (las mujeres policía) se fijaban si teníamos algo", explicó. "Las embarazadas no se dejaron hacer tacto, pero no sabemos que pasó con las demás o con la señora 60 años que aún hoy (por ayer) sufre una crisis de llanto. Esa maestra trabaja desde hace 12 años en escuelas carcelarias y nunca sufrió una cosa igual, las otras docentes tienen entre siete o ocho años de experiencia y tampoco sufrieron una vejación semejante".

--¿Qué ocurrió después?

--Teníamos que dejar nuestros datos. Después, dos policías varones y dos testigos hicieron la requisa a los dos maestros. Más tarde nos hicieron firmar un acta, y luego el director de la cárcel, Mécoli y el jefe del pabellón juvenil, Romano, llamaron a dos guardias para hacer la requisa en toda la escuela. Nosotras estábamos atrás de ellos porque teníamos miedo que planten algo. En la orden del juez Brusa decía que el 1§ de diciembre ibamos a entregar estupefacientes a los menores, pero como dio resultado negativo, volvieron a hacer una segunda pasada por la escuela. Estában sorprendidos, revisaron todo, centímetro por centímetro, no se salvó ni la guitarra... -respondió la maestra.

Cuando los efectivos de Drogas Peligrosas se habían ido, una de las embarazadas comenzó a sufrir contracciones producto de la tensión y el malestar, mientras otras maestras tienen ahora problemas de presión y crisis de llanto.

A la escuela carcelaria depende del Ministerio de Educación pero allí concurren internos de 13 a 20 años --acusados por graves delitos-- para que finalicen el ciclo primario. En los últimos meses, el pabellón juvenil fue escenario de tres motines.