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Su primera caja de Ûleos se la regalÛ una puta polaca. En los 60 le dio la espalda al Di Tella. GanÛ los premios Municipal y Nacional, entre muchos otros, y una beca Guggenheim. Aunque la crÌtica lo haya convertido en el arquetipo del pintor polÌtico argentino, reniega de esa etiqueta tanto como del „pietismo¾ y no cree que la pintura sirva para cambiar el mundo. Mientras se prepara para una temporada movida (expondr· en Arte BA en abril, en Montreal en octubre y en el Museo Schirn Kunsthalle de Frankfurt en el 99), Carlos Gorriarena dialoga con Radar en su taller de San Telmo.
