El Ministerio de Gobierno profundizará los exámenes psicológicos a los nuevos cadetes para aproximarse a las causas y revertir una situación desconocida en la policía hasta hace cinco años: el suicidio de jóvenes uniformados.
Por Pablo Feldman
La Policía de Santa Fe ostenta el triste récord de tener el mayor índice de suicidios de hombres y mujeres enrolados en sus filas. En los últimos dos años, once agentes de distinta gradación, muy jóvenes en su gran mayoría, decidieron quitarse la vida de idéntica manera: descerrajándose un balazo en la sien con el arma reglamentaria. A ese número de víctimas hay que sumar otros cinco casos en los que los policías desenfundaron sus armas pero no murieron como consecuencia del disparo. La estadística que muestra que en los primeros años de esta década no se registraron casos, señala que hubo dos a partir de 1996, seis en 1997 y cinco en 1998. Las razones que llevan a los uniformados a quitarse la vida son una incógnita y una preocupación para el Ministerio de Gobierno que encabeza Roberto Rosúa y para la Jefa de Asuntos Internos, la doctora Leila Perazzo que se ha propuesto "profundizar el seguimiento de los agentes y en especial de los cadetes recién egresados, para tratar de acercarnos a algunas de la razones que pueden llevarlos a esa trágica decisión" declaró la funcionaria.
VOCACION DE SERVICIO (SUBTITULO)
Los jefes policiales prefieren no hablar del tema. Del mismo modo se resisten a reconocer que los controles psicofísicos son insuficientes, y que las condiciones de trabajo deplorables. Sin embargo en algunos casos la muerte de un compañero o un subalterno �más aún si es por mano propia� llega a conmoverlos más que la un familiar cercano; "yo me quedé paralizado cuando en los últimos meses del año pasado me enteré que se había suicidado una chica que fue alumna mía, que tenía excelente calificaciones, provenía de una familia de clase media y no había ningún indicio de que podía llegar a eso" dijo a Rosario/12 un comisario que pidió reserva de su identidad. Luego de relatar el caso, ensayó una explicación que dijo "está basada en los 30 años que pasé en la benemérita institución más que en otra cosa". Según este oficial, desde hace algunos años (podría decirse desde los 90) la policía dejó de nutrir sus filas de "hombres con vocación de servicio", al menos no todos los ingresantes a la Escuela de Cadetes lo hacía convencido, y en muchos caso se transformó en una salida laboral. "Eso lleva a situaciones difíciles, hay pibes que tienen 21 años y que se pasan un fin de semana levantado muertos en las calles y metiéndose en las villas sin saber si salen" dijo el comisario que agregó que "el policía no es un tipo que tiene una visión optimista de la vida, ve lo malo, lo jodido antes que todo, está metido en la mierda permanentemente" declara compungido, "y esa presión a veces no se aguanta" termina.
ASUNTOS INTERNOS (Subtítulo)
Leila Perazzo es abogada y comisario. Estuvo a punto de ser la primera jefa de Policía de Rosario �tema del que no quiere hablar� y es actualmente la jefa de Asuntos Internos de la Policía de Santa Fe.
"En estos casos los "asuntos" son más "internos" que nunca" dice la funcionaria reconociendo de antemano lo difícil que resulta explicarse las muertes de sus camaradas. Tiene sobre su escritorio documentación y bibliografía de la oficina de reclutamiento del FBI y datos de otras policías entono al tema de esta nota. "Que yo sepa no hay proporcionalmente tantos casos en otras policías como en la de Santa Fe" declara al comienzo del dialogo. "Yo llevo 35 años en la policía y esto que pasa ahora no tiene antecedentes" se lamenta mientras revisa los datos que le exhibe el cronista.
"Si hay algo en lo que se pone énfasis en el ingreso a la Escuela de Cadetes es en el test psicofísico, porque si le vamos a dar un arma a un individuo tenemos que estar seguros de se trata de una persona equilibrada", dice Perazzo antes de entrar de lleno al tema de los suicidios.
"Revisamos todos los casos que se dieron entre el 97 y 98 y no encontramos ningún elemento en común fuera del modo y lugar del suicidio. En casi todos los casos es con un tiro en la cabeza y en sus casas o camino a ellas", relata la funcionaria. "Salvo el caso de un chico que mató a la novia y luego se disparó él, no hay otro que pudiera rotularse como un "drama pasional" dice Perazzo que agrega "le digo chico porque tenía 21 años". Se trataba de un agente que recién había cumplido la mayoría de edad y no había completado un año de servicio.
De los 11 caso del último bienio, 2 son mujeres, jóvenes y de buenos antecedentes en el servicio. "En ningún manual dice que puede llevar a un policía a suicidarse o a corromperse, ni en que punto se produce esa situación" declara la funcionaria que está estudiando antecedentes internacionales relacionados con la problemática. Además, a partir de este año, se le solicitó al Ministerio de Gobierno la posibilidad de entrevistar personalmente a cada uno de los aspirantes a policía que en mayo iniciarán el curso. "Es un trabajo de locos pero no podemos quedarnos sin hacer nada, además vamos a hacer un seguimiento durante toda su carrera, con mayor empeño en los primero años para tratar de dilucidar cual es momento del quiebre, porque si bien hay caso de chicos de 21 y 22 años, hay también de sargentos y hasta un comisario que no llegaron a cumplir los 40 años", dice Perazzo.
NO SOMOS NADA (SUBTITULO)
"¿Sabés lo que es un tipo que pasó 25 años desarmando explosivos?", retoma el viejo oficial retirado su relato de los padeceres policiales.
"Un cana que pasó 30 años en la fuerza y que tuvo que ir al frente, que sacó el arma y tiró, que vio caer compañeros, que lo apretaron los jefes, que cada vez se le pedía más, que no dormía para hacer un mango con los adicionales, y no se cuantas cosas más; cuando cumple 50 años parece de 80, no sirve para nada, tiene enfermedades cardiovasculares precoces, ataques de presión, accidentes cerebrovasculares, y otras cosas que son producto de presión constante." se lamenta el comisario que no evidencia síntomas visibles. "Eso es lo peor de todo, que hasta que no explota nadie se da cuenta, porque el policía no se permite estar enfermo porque los otros le dicen que es un cagón, o los más ignorantes no piden carpeta médica porque tienen miedo de quedarse sin el laburo. Y en el caso de los pibes que tienen problemas psicológicos es mas jodido todavía porque imaginate vos a quien se le ocurre pedir ayuda psiquiátrica si lo primero que le dicen es que está loco y lo sacan del puesto", remata.
SIN RAZONES (SUBTITULO)
La doctora Perazzo no luce uniforme, en su despacho rosarino de calle Catamarca no hay "azules" tampoco guardia en la calle. No hay fotos sobre su escritorio, apenas algunos cuadritos sobre las paredes del costado, un teléfono, y una pila de carpetas que no abre pero que seguramente contiene antecedentes del tema.
"Yo estoy trabajando en esto porque me resisto a creer que no se pueda hacer nada. No puedo darle una razón de los suicidios, hemos hablado con psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales, y cada uno aporta elementos que nos pueden acercar a las causas pero no hay una razón definitiva" dice la funcionaria. "Puede ser la presión constante del trabajo de policía, otros dicen que la extracción social, también el componente laboral porque es cierto que ahora hay chicos que entran en la policía porque no tienen otro trabajo, pero nada de eso debería justificar que se peguen un tiro" se lamenta la jefa de Asuntos Internos. "La mayoría de estos chicos salieron de servicio normalmente, firmaron el libro de guardia, llegaron a su casa, se encerraron en una pieza y se pegaron un tiro" dice Perazzo que confiesa "me siento en parte responsable, y me pregunto en donde fallamos, como no me di cuenta de que esto podía pasar".
EL TIRO DEL FINAL (SUBITULO)
En 1997 se quitaron la vida un subayudante 22 años y con tres de antigüedad. Dos sargentos de 35 y 38 años cada uno con 15 y 18 años de servicio. Un cabo primero con los mismos años en la fuerza y dos cabos treintañeros. En 1998 una suboficial ayudante menor de 25 y con tres años de servicio, dos agentes recién incorporados de 21 y 22 años respectivamente, un comisario que no había cumplido los 40, y otra mujer de 23 años, decidieron suicidarse.
Once en dos años. Un promedio de uno cada dos meses. Según las fuentes consultadas "no había cuestiones pasionales, deudas, trafico de drogas, delincuencia organizada ni nada que explicará esa situación extrema" dicen los policías.
Aceptar que "nada explica los suicidios" equivale a bajar los brazos y por lo tanto a resignarse a esperar que llegue el primero del 99.
Para que un policía se mate no hace falta que sea un torturador; a ninguno de ellos la conciencia los llevó a esa situación.
Tampoco que sea un corrupto; por lo general ascienden más rápido.
Ni siquiera que haya gatillado fácilmente; la corporación tratará de apañarlo.
"Sobre las razones que llevan al suicidio, que es una de las formas del final de la vida, hay tantas dudas como acerca de los orígenes de la misma" dijo a Rosario/12 un médico psiquiatra.
No se trataba de una respuesta evasiva, sino de encuadrar el tema más cerca de las preguntas que de las respuestas. El profesional se resistía con la información suministrada a buscar una razón que explicara los suicidios de los policías. "Yo diría que hay que buscar en el mismo lugar que si se tratara de changarines, maestros o de cualquier laburante. Desde ya que aquí se agregan otros elemento,s pero en el fondo las cuestiones existenciales son las mismas", se despidió.
Desocupación, desigualdad, injusticia, falta de perspectivas, soledad, miseria. En fin; todo lo que está a la vista. En los últimos dos años, casi una docena de jóvenes uniformados se pegaron un tiro. Podría decirse, entonces, que para que un policía se mate, ni siquiera hace falta que sea policía.