CENTRAL VENCIO A RACING POR 2 A 1, FUNDAMENTALMENTE POR LO HECHO EN EL PRIMER TIEMPO

El canalla cantó victoria y la casa está en orden

Con una defensa correcta, un Ezequiel González inspirado, sobre todo en los primeros cuarenta y cinco minutos, y un Scotto que jugó apelando a la inteligencia, Central se quedó con la victoria, que sobre el final del partido se le terminó complicando. El resultado es significativo, teniendo en cuenta que venía de perder por goleada con ñuls, una semana atrás.

2 CENTRAL: Buljubasich (6); Marra (6), Gerbaudo (6), Cuberas (7), Rivarola (5); Cappelletti (5), Daniele (6), Quiroga (4); Ezequiel González (8) y Moreno y Fabianesi (6); Scotto (6). DT: Edgardo Bauza.

1 RACING: Sessa (5); Reinoso (4), Diego Capria (5), Ubeda (4) y Zanetti (5); Michelini (6), Ruben Capria (6), Morales (7), Bezombe (5); Delgado (4) y Latorre (5). DT: Costas, Maschio, Zapata.

Goles: PT: 11m Ezequiel González (C) y 42m Scotto (C). ST: 25m Rubén Capria (R).

Cambios: ST:17m Estévez por Reinoso (R), 19m Arias por Scotto (C), 26m Erroz por Ezequiel González (C), 30m García por Morales (R) y 30m Pierucci por Cappelletti (C).

Cancha: Gigante de Arroyito.

Arbitro: Oscar Sequeira (5).

Por Alejo Diz

El desahogo explotó en un solo grito entre los hinchas. En Edgardo Bauza se copió sólo con una exhalación de aire en donde reencontró su fe. Con estas exteriorizaciones se fue Central de la cancha. Porque después de siete días de calvario, en donde el honor pareció marchitarse por aquellos cuatro goles sufridos en el clásico, el Central de Edgardo Bauza volvió a ser un equipo en paz. En el séptimo día, el canalla hinchó su pecho, le bajó el martillo al sentimiento racingista que venía en acto de presencia, y dejó el infierno que significó perder un clásico, para dormir ahora hasta la próxima fecha, más cerca de los celestes de cielo. Central venció a Racing por 2 a 1 gracias un primer tiempo de gran solvencia: buen juego, dos goles, una defensa correcta y un Ezequiel González con carácter de hombre y desfachatez de irresponsable. Así se impuso ante un Racing que perdió en la cancha, pero que su verdadero duelo se disputa en los Tribunales de La Plata, ahí en donde no hay lugar para el error, si quiere seguir pateando pelotas.

Autoridad canalla. En siete días, Central tuvo que digerir el más insulso de sabores: perder el clásico. Dolió, pero se superó. Porque todos hablaban de la resurrección de Racing en el Gigante, y nadie contó con el canalla postergue los disgustos de la quebrada Academia.

Bauza planeó superpoblar el medio e impedir el juego veloz de la visita. Salió perfecto. Asoció en la creación a Ezequiel González y Moreno y Fabianesi, y se ejecutó sin fisuras. Ese fue lo que hizo Central: le quitó la pelota a Racing, lo alejó de su campo, y por consiguiente le tuvo prohibido jugar en terreno auriazul.

A los cinco minutos de iniciado el partido Scotto se perdió solo ante Sessa la primera que tuvo. Junto a los acordes de Ezequiel González, Central ejecutó su obra táctica, esa que preparó en siete días. Sólo, y ante la desconfianza de su gente. De los pies del "Equis", despegó el gol. Ezequiel González recibió de Quiroga por la derecha y sacó un elegante disparo con comba abierta al segundo palo de Sessa. Y el Gigante descargó en un solo grito de gol, aquello que una semana atrás debieron padecer.

Con un Central jugando bajo las órdenes de Ezequiel González y su coequiper de ofensiva, Moreno y Fabianesi, y un Racing que nunca dejará de jugar a los toques y por abajo, el espectáculo valió su precio. De este modo las emociones se sucedieron. Scotto exigió a Sessa con disparo de larga distancia, el mismo nueve de Central desperdició increíblemente un centro bajo que apenas si logró peinar para que la figura de la redonda finalmente se diluya por el fondo.

El aluvión de Racing. Llegó de la mano de su practicidad para tocar de primera entre las incontables piernas hábiles de su medio campo. Latorre hizo la diagonal y su disparo se perdió por el primer palo, Morales probó, y se quedó sin fuerza. Racing rotaba, agilizaba el traslado del balón, pero nunca logró doblegar la defensa canalla. Delgado tampoco pudo hacer pesar su velocidad, y todo lo que se construía caía en las redes de contención de los canallas.

Hasta que Scotto se escapó del libreto y jugó como un diez. Se amacó —sin mucha velocidad— una y otra vez y dejó desairados a tres defensores para filtrarse por el área y ser derribado por Sessa antes de convertir. De penal, Scotto definió como sabe: fuerte y al medio.

El mejor ataque es la defensa. De este modo lo entendió todo Central, que con dos goles arriba no podía dejar pasar el encuentro con la victoria. Sus inseguridades lo llevaron a replegarse, ceder la iniciativa y dejar de lado lo que se practicó en la semana. Conclusión, Racing se erigió en la usina de fútbol ofensivo. Y ya Ezequiel González no estaba en la cancha.

Pero el fondo auriazul nunca se quitó el overol, aunque la visita se transformó en el protagonista de la cancha. Y ver a Racing jugar, siempre será un placer. Como Estévez, que ingresó e inyectó a su equipo de vértigo, y ayudó a que llegue el descuento: Rubén Capria ejecutó un tiro libre que se desvió en alguna cabeza, para tomar elevación e ingresar por el ángulo de la barrera, como para que esta vez Buljubasich tenga excusas.

Como vive Racing en sus último 30 años, lo hizo Central en los tramos finales del partido: al ritmo de la angustia, y en donde los de Avellaneda estuvieron a un soplo de la igualdad. Latorre consiguió el empate en tiempo de descuento, pero el árbitro pitó fuera de juego. Central debió pagar con sufrimiento una victoria que —seguramente— fue la más importante para el técnico. El fútbol pasa de la gloria al infierno en un santiamén porque así lo viven las pasiones de sus hinchas. Racing perdió un partido aunque su verdadero compromiso pasa hoy por hoy por los estrados judiciales, y Central pudo dejar el infierno en que se encontraba para hacerse un lugar en la paz celeste de los triunfos. Todo en siete días.