El concejal Rubén Bermúdez (PJ) había denunciado irregularidades en la licitación municipal para la compra de bancos de plaza. El Tribunal Municipal de Cuentas le dio la razón y detectó que los bancos eran entre 3 y 9 centímentros más cortos. Además tenían una tablilla menos de lo que indicaba el pliego. La Municipalidad obligó entonces a la empresa contratista a que le entregara las tablas faltantes y las acopió en el corralón para reposición por roturas. Cuando el tema parecía terminado, Bermúdez volvió a la carga: ahora detectó que los mismos bancos tienen en realidad dos bulones menos por tabla que el modelo por el que se había pagado, lo cual significó al contratista una ganancia extra de 3500 pesos. También dice que en realidad las patas de hierro fundido pesan 10 kilos menos de lo indicado, con lo cual el ahorro de la empresa sumaría otros 10 mil pesos.