GALTIERI OTRA VEZ ANTE LA JUSTICIA FEDERAL

Todo el derecho a la verdad

La familia de Osvaldo Seggiaron quiere saber el destino final del joven secuestrado por un grupo de tareas el 19 de enero de 1977.

Por Juan Carlos Tizziani

Desde Santa Fe

El ex jefe del II Cuerpo de Ejército, Leopoldo Fortunato Galtieri, deberá comparecer ante la Justicia Federal en otra causa que se abrió el viernes último para investigar el destino de Osvaldo Seggiaro, un ingeniero civil rosarino de 31 años que desapareció en Santa Fe el 19 de enero de 1977. Seggiaro fue secuestrado por un grupo de tareas a plena luz del día, frente a varios testigos en Entre Ríos al 3000, no muy lejos de una obra en construcción en la que trabajaba. Veintidos años después su familia apeló a la única vía que tiene abierta: el "derecho humanitario a la verdad", para "conocer cuál ha sido su destino final, identificar sus restos y darle sepultura". Si bien el juicio recién comienza, más temprano que tarde obligará a sentar nuevamente en un banquillo a Galtieri y al ex jefe del Area 212, coronel Juan Orlando Rolón, entre otros. El caso fue presentado por la abogada Matilde Bruera ante la fiscal Griselda Tessio.

Seggiaro hacía dos meses que estaba en Santa Fe cuando lo secuestró una patota de la dictadura. Venía de Salta. Junto a su esposa, María Angélica Martín, se alojó en una pensión y trabajaba en tres obras para la empresa Cornero Hermanos que por entonces tenía su oficina en calle Sargento Cabral 2034 del barrio Candioti. "Normalmente salía a las 6 y regresaba a las 13 para almorzar", relata el escrito que presentó su padre, don Angel Seggiaro, con el patrocinio de la doctora Bruera.

El 19 de enero de 1977 no llegó a la hora del almuerzo. Su esposa esperó porque ese día tenía que firmar el contrato de la casa que habían alquilado. "Recién a las 14.30, ya preocupada, comenzó a comunicarse con hospitales y comisarías por si había sufrido un accidente y posteriormente se dirigió a la empresa Cornero", donde el día anterior habían secuestrado a otra empleada, Cristina Castelví, que fue liberada horas después. "Cuando los demás trabajadores se enteraron de lo ocurrido comenzaron a culparlo a Cornero", señala el testimonio.

El dueño de la empresa "le dijo a mi nuera que si mi hijo no tenía ninguna actividad política aparecería al día siguiente. Le preguntó si tenía algún pariente militar. Mi nuera le dijo que no, pero respondió que su tío Miguel Martín era capellán del Ejército en Salta. Cornero le ofreció entonces pagarle el pasaje para que le pidiera ayuda", contó don Angel. "A la esposa de mi hijo le resultó raro el ofrecimiento, porque Osvaldo había desaparecido en Santa Fe".

Sin respuestas del empresario, la mujer se dirigió a la obra en construcción. Habló con los obreros y luego fue a la Jefatura de Policía. Al otro día golpeó las puertas del entonces arzobispo de Santa Fe, monseñor Vicente Zazpe, pero tampoco encontró eco, "sólo promesas de búsqueda". La esposa de Seggiaro "hizo la denuncia en la comisaría 3ª y presentó un hábeas corpus ante el juez federal Fernando Mántaras. Según relató mi nuera, el propio juez le dijo que la situación era peligrosa y que tratara de irse de la ciudad", explicó don Angel. "A partir de ese momento, se instaló en Rosario, en nuestra casa y comenzamos un infructuosa búsqueda que aún no ha terminado".

Unos días después se publicó en un pedido de paradero de Seggiaro. Su padre recibió una llamada. "Una persona se comunicó con nosotros y nos dijo que en calle Entre Ríos al 3000 todo el vecindario presenció el secuestro de mi hijo. Cuando lo llevaron, él gritaba: `avisen a la empresa Cornero'. Concurrimos al domicilio indicado con una foto de Osvaldo y todo el vecindario corroboró que el secuestrado era mi hijo", agregó.

Don Angel Seggiaro relató después su odisea en la búsqueda. Fue -con su esposa- a la obra en contrucción, pero los obreros y empleados tenían miedo de hablar. Estuvo en la Jefatura, "donde no obtuvimos ninguna respuesta. Hablamos con Cristina Castelví, la chica que había sido secuestrada el día anterior; nos contó que la interrogaron pero que en ningún momento le preguntaron por Osvaldo". "Tratamos de hablar con (el ex jefe del Area 212, coronel) Rolón, pero nunca nos recibió".

"Nos dirigimos a la Guardia de Infantería Reforzada, cuyo jefe era un tal Quaglia y a quien el abogado de la empresa Cornero, el doctor Retamar conocía por razones profesionales. Fuimos atendidos por una persona que no sabemos su nombre, pero que nos dijo que en el libro de guardia, se había registrado el ingreso de mi hijo, el día de su desaparición, a las 11 de la mañana. El jefe, Quaglia, nos recomendó entonces que recurramos al Ejército, porque debía estar en alguna de 'las casas' o 'seguramente lo han fondeado' (sic)", agregó Seggiaro.

"También nos enteramos que los secuestradores de mi hijo eran los mismos que detuvieron a Cristina Castelví. El tío de mi nuera, que era capellán militar en Salta, Miguel Martín -ya fallecido- nos informó que Osvaldo estuvo a disposición del Segundo Cuerpo de Ejército. El 8 de marzo de 1977, nos llamó una persona que dijo ser de nuestra amistad para contarnos que nuestro hijo estaba vivo en Santa Fe, que era lo único que podía decir. Cortó. Pero luego volvió a llamar para saber si habíamos entendido el mensaje".

Los Seggiaro se entrevistaron dos veces con Galtieri. En una de ellas le contaron que habían recibido ese llamado anónimo. "¿Qué diría usted, general, si lo llaman por teléfono para decirle que su hijo está vivo y se encuentra detenido en Santa Fe?", fue la pregunta que planteó don Angel. "Galtieri se irritó muchísimo y me dijo que me habían mentido. Y agregó: 'yo que los protejo como gallina a los pollitos, igualmente los mato'.

A partir de ese momento, nunca más supimos nada".