En la última jornada del juicio que se le sigue en Río Grande, Tierra del Fuego, al sacerdote Cristian Vázquez, acusado de abuso sexual (en tres ocasiones) de una adolescente de 13 años en el 2012, se destacó el anacrónico discurso de su defensor. Recién en 2016 la chica pudo contarle a su mamá lo ocurrido y la mujer hizo la denuncia penal.

El abogado de Vázquez, Javier Da Fonseca, prestó ayer el último de los alegatos del proceso y solicitó la absolución de su defendido por “falta de pruebas”, en un alegato que fue lo más sobresaliente de la jornada judicial. Da Fonseca no sólo planteó la “insuficiencia” de evidencias para condenar al sacerdote, sino que sostuvo que “la nueva corriente feminista genera distorsiones en el paradigma judicial”, y afirmó que con eso, “ante la ley, los hombres están en desigualdad frente a las mujeres”. El letrado, al plantear su estrategia defensiva, arremetió una vez más contra el colectivo feminista, argumentando: “Por culpa de las feministas radicalizadas, que tanto mal le han hecho al Derecho en los últimos cien años”, fue que su defendido llegó al proceso. Después insistió en que deben desestimarse las acusaciones ya que no hay testigos que avalen los dichos de la nena, por lo cual, a su entender, la causa sólo se sostiene en las declaraciones de la víctima, sin tener en cuenta que los abusadores suelen actuar sin testigos y que las víctimas de abuso son sometidas a peritajes para sustentar las denuncias. Esta adolescente fue evaluada en varias oportunidades por peritos psicólogos y declaró dos veces (en el momento de presentar la denuncia y más tarde, en la instrucción de la causa) en cámara Gesell.

Por su parte la fiscal Laura Urquiza consideró que Vázquez es culpable de los abusos cometidos contra la adolescente que ahora tiene 18 años, y solicitó una condena de 11 años de prisión.

Según la titular del Ministerio Público, el sacerdote “tocó a la menor en sus partes íntimas, aprovechándose de la inmadurez sexual de la víctima y sin su consentimiento”, en dos ocasiones, mientras que en una oportunidad “concretó el abuso con acceso carnal” haciendo uso de “amenazas y violencia física”.

La fiscal estimó que el cura debe responder por los delitos de “abuso sexual simple” (dos hechos) y “abuso sexual con acceso carnal” (un hecho) en todos los casos “agravado” por su condición de religioso.

En tanto el abogado Francisco Ibarra, que representa a la víctima, requirió en su alegato una condena de 16 años de cárcel, y afirmó que las pruebas contra el acusado “son muy sólidas” y les otorgan “gran verosimilitud y credibilidad al propio testimonio de la víctima”.

El cura de 39 años trabajaba en la parroquia Virgen del Carmen, en Río Grande, cuando se produjeron los episodios que fueron denunciados por la madre de la adolescente. El sacerdote se encuentra en libertad, pero fue separado de la iglesia luego de un proceso de la justicia canónica.

El Tribunal Oral en lo Criminal de la ciudad de Río Grande fijó para el próximo martes 25 de junio la fecha del veredicto en el que se considera el primer juicio de Tierra del Fuego a un cura por este tipo de delito. Los jueces Ernesto Borrone, Juan José Varela y Eduardo López resolvieron también que en esa jornada se escucharán las últimas palabras ante el tribunal por parte del religioso, quien ya se proclamó inocente y negó los tres hechos que le atribuyen haber cometido en 2013.