“¡Feliz cumple, Emi!”, le espetaron algunas chicas del público al cantante y guitarrista de No Te Va Gustar, ni bien apareció por el escenario. Pero lo que recién se iba a empezar a celebrar en el Teatro Gran Rex, en la noche del martes más frío del año, no era el natalicio del músico vicentelopense, pues aún faltan algunos meses para ello, sino de la banda que lidera. Al igual que su más reciente disco, lanzado el 12 de abril, Otras canciones se llama la gira con la que la agrupación uruguaya celebra su primer cuarto de siglo. Aunque quizá el nombre de esta serie de presentaciones hubiera sido MTV Unplugged, si la señal televisiva no hubiese echado para atrás su propuesta de inmortalizar en el histórico formato, de la misma manera que sucedió con Nirvana, Eric Clapton o Soda Stereo, a uno de los artistas que no para de sonar en el iPhone del delantero Luis Suárez. Sin embargo, y a pesar de que Brancciari llegó a ilustrar su enojo con la imagen de “Nos dejaron en el medio del río”, los montevideanos, titanes en materia de adversidad, no se quedaron naufragando en el Río de la Plata.

La banda remó como pudo hasta Montevideo para sacarse las ganas de revisitar su repertorio en clave semi acústica, lo que hizo a través de un show en la sala Hugo Balzo, en diciembre último, y ahora cruzó en Buquebus hasta esta orilla para convertir su proeza en el símbolo del festejo de sus 25 años de trayectoria. Si bien esta vez Julieta Venegas, Jorge Drexler, Hugo Fattoruso, Draco Rosa y Flor de Toloache no fueron de la partida, No Te Va Gustar compensó esas ausencias con la invitación a sendos artistas representativos de la escena musical local de las últimas dos décadas y media. Primero apareció Juan Subirá, fundador y tecladista de la Bersuit, y más tarde Zoe Gotusso, voz de Salvapantallas, el grupo cordobés de indie pop que explotó en las redes y conquistó a los centennials. Aunque hubo que esperar un rato para que eso sucediera, porque, así como pasó en sus shows de 2018 en Obras, donde el soporte fue Buenos Modales (artista revelación del Uruguay), la banda invitó para la primera de sus 10 funciones en calle Corrientes a Franny Glass, heredero 3.0 del legado de Eduardo Mateo.

Antes de pecar de obvio, porque no deja de ser la presentación de un disco en vivo en el que clásicos, rarezas y lados B se funden en una misma intención, No Te Va Gustar levantó el telón del recital con un tema que no está en el álbum, “Solo”, al que le secundó el que devela el repertorio de Otras canciones: “Comodín”. Después de hacer la reversión de “Quería ser como él”, otro de los “inéditos” del décimo trabajo discográfico de la agrupación, Emiliano Brancciari saludó a una sala henchida y eufórica: “Estamos felices de comenzar estos shows en una ciudad que nos quiere tanto”. Eso dio pie a uno de los mayores hits de la banda, “Al vacío”, en el que ya pedía cancha Mint Parker, alter ego de la cantante y multiinstrumentista uruguaya (establecida en México) Laura Romero García, quien fue la protagonista inesperada de las poco más de dos horas de recital. Y vaya que, en ese sentido, puso en aprietos al frontman, quien se hizo de una estética que evoca a la de Elvis Costello en plena madurez.

 

Que el músico de origen argentino aluda al comandante de The Imposters no es una decisión del todo fortuita. Y es que No Te Va Gustar, muy quirúrgicamente, se ha ido despegando del menjunje rioplatense de sus inicios para acercarse a la universalidad de la música: este material era la excusa perfecta para establecer el punto de inflexión de su obra. De eso pueden dar fe la flamante encarnación country de “Verte reír”, el flirteo beatlesco de “Mi demente”, la impronta pop de “Te quedás” y la ranchera del autor mexicano Juan Záizar: “Cruz de olvido”. Aunque el recital sirvió asimismo para tirarle palitos a la prensa local por etiquetarlos de “candomberos”, cuando en realidad eran murgueros, y para bajar línea sobre la importancia del aborto legal (“Ilegal”) y la crisis social que se vive en la Argentina (“Ojalá”). Tras repasar 23 canciones en dos partes, el grupo uruguayo despidió el show con “Cielo de un solo color” y “No era cierto”. Antes recordaron que hace 25 años en esa misma sala, durante un espectáculo de Les Luthiers al que fueron como público, se animaron por primera vez a soñar con la gloria. Que ahora vayan por siete de sus diez funciones agotadas le pone el moño a ese sueño.