“No aguantamos más. Levamos anclas y nos vamos. Antes presos que cómplices”. El que escribió esto en su cuenta de Twitter fue Oscar Camps, rescatista y fundador de Open Arms, una ONG que rescata migrantes de las aguas del Mediterráneo. Lo hizo conmocionado por la foto que muestra los cuerpos tendidos de un hombre con su pequeña hija a la orilla de un río mexicano, ahogados al intentar cruzar la frontera de México hacia Estados Unidos. La ONG de Camps enfrenta un bloqueo desde hace seis meses, cuando en Italia decretaron una política de “puertos cerrados” que criminaliza a los rescatistas, como ocurrió con la bióloga y capitana alemana Pia Klemp.

Camps anunció así que el barco de la ONG retoma hoy sus tareas de rescate de refugiados en el mar Mediterráneo. "Levamos anclas. Seis meses después, ponemos rumbo a la frontera más mortífera del planeta", afirmaron desde Open Arms, desafiando la prohibición impuesta por los gobiernos de Italia y de España.

“Esta foto me ha dolido más que la de Aylan”, sostuvo Camps en su cuenta al compartir la dramática imagen de los migrantes ahogados en el río Bravo, en México. La foto que en los últimos días dio vuelta al mundo recordó a la de Aylan Kurdi, el niño migrante sirio de tres años que apareció ahogado boca abajo en una playa de Turquía.

La imagen del niño fue el disparador que, en septiembre de 2015, impulsó a Camps junto a un amigo guardavidas a lanzarse al mar Egeo, a la isla griega de Lesbos, con una precaria lancha para rescatar a los refugiados, en su mayoría sirios, que habían huido de la guerra y trataban de llegar a Europa desde de Turquía.

Según las últimas cifras disponibles, más de 9500 personas murieron ahogadas al intentar cruzar el Mediterráneo hacia Europa en barcos precarios desde 2014, en el marco de una crisis de migrantes sin precedentes. La respuesta de muchos países europeos fue cerrar sus puertos y sus fronteras. Desde entonces, la ONG rescató cerca de 60.000 personas del mar.

El barco de Open Arms estuvo cien días bloqueado en el puerto de Barcelona con excusas administrativas, hasta que las autoridades permitieron que zarpara con la misión de llevar ayuda humanitaria a las costas de Egeo. Sin embargo, desde aquel entonces les habían prohibido participar en los rescates en el Mediterráneo Central, frente a las costas de Libia.

"Está ocurriendo un holocausto, hay miles de muertos en el Mediterráneo que no se cuentan y nadie habla de ellos, y yo entiendo que para salvar vidas no necesitás ningún permiso, ninguna autorización, más que la predisposición de querer salvarlas", aseguró Camps antes de abandonar el puerto de Barcelona.

El titular de la ONG es consciente de los riesgos que enfrenta el Open Arms con su regreso a las misiones de rescate, pero aun así se muestra determinado a seguir: "Nos han disparado, amenazado, secuestrado el barco, judicializado en Italia, pero sabemos que estamos haciendo lo correcto".

La justicia italiana mantiene abierta una investigación contra dos miembros del Open Arms a los que acusa de favorecer la inmigración ilegal por los rescates efectuados en las costas de Libia. En mayo, un juez italiano archivó la causa que tenía abierta contra el barco por supuesta asociación criminal para favorecer la inmigración ilegal.

Mientras tanto, el ministro del Interior italiano mantiene la orden de puertos cerrados para los barcos que salvan vidas en el mar, una decisión que conlleva multas a quien la viole.

Ayer, la ONG alemana Sea Watch entró sin permiso a aguas italianas en las costas de la isla de Lampedusa con 42 migrantes a bordo y fue interceptada por las autoridades italianas. Una de las capitanas del barco, Pia Klemp, enfrenta un pedido de hasta 20 años de prisión, también acusada de favorecer la inmigración ilegal.