El 8 de julio de 2014 pasó a los anales de la historia del fútbol por el Mineirazo, la mayor goleada sufrida nunca por Brasil en un Mundial (en semifinales, 7-1 contra Alemania), en el Estadio Mineirao de Belo Horizonte, donde este martes el seleccionado anfitrión volverá a jugar semifinales, esta vez de Copa América y contra Argentina.

Brasil soñaba con un sexto título mundial y además en casa para espantar definitivamente el fantasma del Maracanazo en 1950 y se encontró con un equipo germano que lo arrolló hasta endosarle la derrota más humillante de su historia, ante más de 58.000 espectadores atónitos que vieron cómo los alemanes amasaron la goleada con cuatro goles en seis minutos antes de cumplirse la primera media hora de juego.

En una primera parte extraordinaria de los europeos, Thomas Müller abrió el marcador a los 11 minutos y el rodillo germano continuó con los tantos de Miroslav Klose (23m), Toni Kroos (24m y 26m) y Sami Khedira (29m) antes del intervalo. En la segunda mitad, completó la goleada André Schürrle con un doblete (69m y 79m) y Oscar hizo el tanto del honor local en el minuto 90. Unos días más tarde, Alemania conquistaría el cuarto título de su historia ante la Argentina de Lionel Messi en el Maracaná, con un gol de Mario Götze en la prórroga.

Aún quedan en la memoria las imágenes de hinchas brasileños llorando en las gradas del estadio incluso antes del descanso, incrédulos ante el espectáculo que estaban presenciando. Otros muchos, derramaron sus lágrimas ante el televisor.

Júlio César y Dante, incrédulos.


Júlio César, el arquero que sufrió los siete goles, trató de ofrecer respuestas a lo ocurrido aquella noche, pero acabó admitiendo que "explicar lo inexplicable es muy complicado". El entonces seleccionador Luiz Felipe Scolari reconoció que era "el peor día" de su larga carrera deportiva y pidió "disculpas al pueblo brasileño" por lo que consideró una derrota "catastrófica".

Palabras como "masacre", "vejación", "humillación histórica" o "vergüenza" fueron las más utilizadas por los medios para calificar la mayor derrota de Brasil en un Mundial, ya que nunca antes el seleccionado brasileño había perdido por más de tres goles de diferencia.

Aunque no jugó aquel partido por acumulación de tarjetas amarillas, el defensor Thiago Silva, uno de los sobrevivientes del equipo (junto a Fernandinho, Willian y Dani Alves), se ha referido a aquella derrota antes de enfrentarse a Argentina. "Nadie aquí tiene amnesia ni va a olvidar lo que ocurrió, pero la vida es así, no podemos quedarnos pensando en las cosas malas que pasamos. Tenemos que pensar en las cosas buenas", dijo el jugador de PSG.

Una de las coincidencias entre los dos partidos es que no podrá jugar Neymar, la gran estrella brasileña. En el Mundial resultó lesionado en la espalda en la ronda anterior ante Colombia. Esta Copa América ni siquiera la pudo comenzar, debido a una rotura de ligamentos de su tobillo derecho en el penúltimo encuentro de preparación, frente a Qatar.

No será la primera vez que Brasil vuelva a jugar en el Mineirao. En noviembre de 2016, recibió precisamente a la Argentina de Messi y la derrotó por 3-0 en las eliminatorias sudamericanas para Rusia 2018. Pero sí será la primera vez que ese estadio vuelva a ser escenario de una semifinal de un gran torneo.