Si bien en la ciudad de Buenos Aires el eclipse no pudo disfrutarse a full, el Planetario Galileo Galilei no se mantuvo al margen del más importante fenómeno celeste. Por eso, aunque destacaron que desde allí no podría observarse, participaron del entusiasmo que despertó en la gran mayoría de la población repartiendo anteojos especialmente aptos para no sufrir lesiones visuales si se miraba al sol durante el eclipse, desde alguna azotea lo suficientemente alta y con amplia perspectiva. La arboleda que rodea al planetario, ubicado en el Parque Tres de Febrero, impidió la observación, ya que en el momento de ser ocultado por la Luna el Sol estaba muy bajo en el horizonte. El planetario también distribuyó un informe en el que se describen algunos fenómenos provocados por el eclipse: "La temperatura puede bajar hasta 10 grados y el viento comienza de pronto. El show se completa con el pasaje de la sombra de la Luna, que es justamente lo que oscurece el cielo y el paisaje, por encima del observador. Todo en cuestión de pocos minutos".

El eclipse "está generando mucha expectativa y es importante poder verlo, pero sin poner en riesgo los ojos. Sólo en el momento de la totalidad es inofensivo, pero en la fase previa y en la posterior hay que protegerse de los daños que puede causar", explicó Mariano Ribas, coordinador del Area de Divulgación Científica del Galileo Galilei.