Mónica Domínguez es la mamá de Francisco Bertotti, uno de los cinco jóvenes que murieron en la tragedia de Time Warp ocurrida el 16 de abril de 2016. "Ese 24 marzo, poco antes de la fiesta, Fran cumplió 21 años. Estaba en la cresta de la ola de su vida. Estaba en la facultad, contento con su carrera y acaba de conseguir un trabajo en el que tenía que empezar la semana siguiente. Y esa entrada para a la fiesta se la regalamos nosotros por su cumpleaños. La fui a sacar yo personalmente, obviamente pensando que mi hijo iba a ir a un lugar donde iba a estar cuidado. Una nunca piensa que puede pasar algo así", recuerda emocionada.

"Él no solía ir a ese tipo de fiestas. No le gustaban y no se sentía parte, pero como a esta fiesta iban a ir su ex novia y sus amigos, y estaban todos tan entusiasmados, él fue. Nosotros sabemos que Fran le mandó un mensaje a su ex novia diciéndole que se sentía mal y estaba perdido alrededor de las cuatro y media de la mañana. Nunca pudo salir de ahí. Estuvo tirado en un pasillo más de una hora hasta que alguien lo asistió pero cuando llegó a la carpa de emergencia no tuvo una buena atención médica: le dieron oxígeno y le inyectaron un antipsicótico. Y lo matan", dijo desde Córdoba, donde se refugió junto a su marido luego de muerte de su hijo menor.

Al igual que otros familiares, Mónica desconfía de las pericias toxicológicas que aseguraron que los chicos murieron por "policonsumo" y sostiene que hay muchas dudas y contradicciones en las pruebas realizadas por la Morgue Judicial.

"Al momento de morir, Fran tenía un nivel de toxicidad muy bajo. Nadie se muere por una toxicidad así, salvo que todo el contexto colabore para eso. Por eso yo digo que a Francisco lo mataron", denunció.

"La hipótesis del policonsumo es una vergüenza. Las pericias estuvieron mal hechas. No había elementos para hablar de policonsumo. Fran solo consumió una pastilla de éxtasis y nadie muere por eso si está en un lugar que no conspira para que eso ocurra: si no hubiera habido tanta gente, si no hubieran cortado el agua de los baños, si las botellitas de agua no se hubieran vendido a precios altísimos, si hubieran hecho todos los controles en la fiesta, si lo hubieran atendido bien y a tiempo, hoy Francisco estaba acá conmigo", aseguró.

La responsabilidad de los organizadores

Mónica recordó que los testigos de la fiesta dijeron que para poder salir se tardaba más de dos horas porque la cantidad de gente hacía imposible moverse. "¿Cómo mi hijo sintiéndose mal iba a poder salir de ahí? Era imposible", dijo y puso especial énfasis en la deshidratación que sufrieron los chicos aquella trágica noche y la responsabilidad de los organizadores.

"El grado de deshidratación con el que llega mi hijo a la emergencia era tremendo. Hacía mucho calor y no había agua. Y en una fiesta electrónica -donde se sabe que se consume éxtasis y que el éxtasis produce deshidratación- si vos pones el agua a un precio tan alto y cortas el agua en los baños, queda en evidencia que a ellos lo único que les importaba era ganar más plata aún a costa de la vida de la gente", manifestó.

"Lamentablemente, para gran parte de la sociedad el hecho de que los chicos hayan consumido ya los condena. Pero a esa edad uno experimenta cosas y nunca pensás que te va a pasar algo así. El problema no es ese, el problema es: ¿por qué no se los hidrató? ¿Por qué no fueron asistidos rápidamente? ¿Por qué no había gente dentro de la fiesta para controlar si alguien se descomponía? ¿Qué fue lo que falló?", sostuvo.

A los 55 años, Mónica se apoya en su marido, sus hijas y sus nietos para seguir adelante y asegura que "lo que le pasó a su hijo aquella noche tiene que ver con un propósito más grande y global". "Francisco vino a mostrarnos todo eso que está fallando en nuestra sociedad: la falta de solidaridad y de cuidado hacia el otro, el poco valor que se le da a la vida, un Estado que nos debería proteger y no lo hace", expresó al tiempo que señaló sus temores respecto a las nuevas pericias y la posibilidad de que las pruebas no se hayan conservado correctamente.

"Si (Víctor) Stinfale lo amenazó a Delgado y finalmente 'se lo llevó puesto' y los sacaron de la causa a él y a Casanello. De ahí para abajo, ¿qué podemos esperar?", denunció.

En ese mismo sentido, contó que recién hace un mes le entregaron el teléfono celular de su hijo y que, antes, les entregaron un teléfono que sería un prefecto. "Nos dimos cuenta porque cuando fuimos a ver que había en el teléfono, tenía fotos de un prefecto. Un desastre ¿Que pasó todo ese tiempo con el teléfono de mi hijo? ¿Cómo puedo estar tranquila y confiar? Lamentablemente, este caso está muy sucio ", dijo.

"Es como ir contra los molinos de viento, pero como mamá me siento muy responsable de no permitirme caer: tengo que estar entera porque tengo la responsabilidad de seguir adelante, de lograr que se sepa lo que pasó y que es algo que le puede pasar a cualquiera. Ojalá la verdad salga a la luz", concluyó Mónica.