Incluso en los ágoras más conservadores se habla sobre la mala puntería del FMI en sus predicciones económicas. Tanto es así que un estudio de la Oficina General de Contabilidad de los Estados Unidos (GAO en inglés, Government Accountability Office) señala que el FMI sólo fue capaz de anticipar el 11 por ciento de las crisis económicas ocurridas a nivel mundial en el período 1991-2001. En base a esos datos, para el caso de América latina, no acertó ninguna. Por ejemplo el FMI había pronosticado que Argentina iba a crecer 3,7 por ciento en 2001, cuando finalmente la contracción fue de 4,4. Más recientemente, el FMI a mediados de 2007, meses antes de que se viniera la gran crisis financiera global, había afirmando que no “había razones para preocuparse por la economía mundial".

Con esos antecedentes es preciso revisar lo que el FMI y el propio gobierno de Macri han venido estimando para la economía argentina en estos últimos años. Como en cualquier profesión, la credibilidad se gana en base a aciertos. Es muy difícil tener confianza en quién no atina nunca. Si se repasan los datos, tanto el FMI como la administración macrista no han acertado ni una de las predicciones de las principales variables económicas . Aquí se puede observar sus desviaciones en dos temas clave: el crecimiento del Producto Interno Bruto y la evolución de la inflación.

1. En relación al PIB, el primer gran error en el primer año de gestión de Macri, en 2016. En rueda de prensa, el que fuera ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, a inicios de ese año estimaba un crecimiento del PIB entre 0,5 y 1,0 por ciento; por su parte, el FMI creía que el PIB decrecería 0,7 por ciento. Finalmente, el valor real fue de una caída de 2,1 por ciento. En 2017, el FMI estimó bien pero no el Gobierno, aunque se acercó al valor real (2,7 por ciento). En 2018, nuevamente hubo errores y muy grandes: el Gobierno estimó 3,5 por ciento de crecimiento y el FMI, 2,5. El valor real fue de un retroceso de 3,5 por ciento. O sea, en estos 3 años, el FMI se equivocó como promedio anual en 2,1 puntos, y el Gobierno en 3,5 puntos.

2. En relación a la inflación, no se han utilizado las previsiones de inicio de 2016 para los años siguientes porque el ridículo hubiera sido mayor. Aclarado esto, pasemos a los datos. Cada año existe desviación importante, pero el más significativo fue en 2018: el valor real de alza de los precios triplicó la estimación del Gobierno y FMI (47,6 por ciento frente a 15,7 y 16,7 por ciento). Y puede que, en 2019, tal como viene el dato real, es probable que el FMI repita su fallido.

Así se podría seguir demostrando con datos y hechos que el FMI y el Gobierno tienen una pésima proyección para el devenir de la economía argentina. La evidencia es demasiado elocuente como para fiarse de ellos en la conducción del futuro. Nadie quisiera estar en las manos de un médico que se equivoca tanto. No hubo estabilidad de tipo de cambio, ni lluvia de inversiones, ni pobreza cero. Más bien, lo opuesto: desequilibrio macroeconómico con malestar microeconómico; un modelo injusto al mismo tiempo que ineficiente.

* Director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).

** Invgestigadora del CELAG.