A las 15.30 se conocerá el veredicto del juicio a Cristian Aldana, ex integrante de El otro yo, acusado de de abuso sexual agravado --cometido por los menos en tres oportunidades y reiterado en perjuicio de seis víctimas-- y corrupción de menores. En la audiencia, que se inició al mediodía en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 25, el músico dijo sus últimas palabras y, como hizo anteriormente, argumentó que no tuvo una legítima defensa. “Sin defensa no hay juicio”, se defendió Aldana, quien podría ser condenado a 35 años de cárcel.

El excantante, que está con prisión preventiva desde 2016, habló durante casi media hora y afirmó que estaba “convencido de que desde antes que arrancara el juicio” que iba a ser condenado. Aldana acusó, además, al fiscal de la causa, Guillermo Pérez de la Fuente, de estar asesorado por la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM). La institución, según el ex El otro yo, buscaría “usarme como trofeo” porque persigue a “músicos independientes”.

“Yo no soy culpable de lo que me acusan porque no soy violador, ni abusador, ni un violento”, sostuvo Aldana y aseguró que pidió careos con las jóvenes que lo acusan, pero que no se los concedieron porque “no podrían sostener la mirada porque es mentira”.

El juicio empezó en mayo del año pasado y declararon cerca de cien testigos, entre las que estuvieron las querellantes. Las siete querellantes contaron las situaciones de abuso, sucedidas entre 1999 y 2010, que sufrieron por parte de Aldana cuando ellas eran adolescentes. Las querellas, lideradas por Gabriela Conder --en representación de Ariell Carolina Luján-- y Sebastián Da Vita --en representación de otras tres denunciantes-- solicitaron 20 y 40 años de cárcel respectivamente.

Aldana finalizó sus últimas palabras leyendo un pasaje de la Biblia. “En los tribunales Reina la maldad y la injusticia”, citó y solicitó no estar presente cuando se lea la sentencia. “Me voy a ir a dormir en paz porque estoy defendiendo mi verdad. Que Dios los bendiga a todos”, finalizó.